Como tras la suspensión de Luces y sombras se programó rápidamente una nueva fecha de actuación y todo fue sorpresa, ninguno estábamos preparados y no teníamos las agendas muy libres para ocupar las nuevas citas de ensayos que la pieza nos exigía.
Supuestamente, el 29 de febrero ya estábamos libre de este proyecto, pero no fue así y la función se pasó al domingo 15 de marzo del 2020, ese día lo tenía libre, por tanto para hacer la función no tenía problema, pero para el tema de los ensayos lo tenía más complicado.
Se habían puesto dos ensayos. Uno el domingo 23 de febrero al que ya asistí, en Nueva Málaga, o sea en el local de ensayo y otro el domingo 1 de marzo del 2020 por la mañana. Este sería el último y el único que se haría en el lugar de actuación, pero yo tenía una cita cofrade a las 12:00. Esa fecha la tenía reservada desde hacía mucho y deseaba con todas mis ganas ir, así que avisé que no podía asistir al ensayo y Edu lo entendió, pues el ensayo coincidía en hora con mi culto cofrade.
Días antes del mismo, nos citaron para las 11:00 de la mañana, mi culto cofrade empezaba a las 12:00 y la distancia entre el ensayo y mi cita, la podía recorrer en 10 minutos. Me parecía poco responsable no ir, sobre todo porque era el último ensayo, además mi presencia podría dar seguridad a mis compis, pues todo era nuevo y así nos quedaría a todos, todo mucho más claro, entonces le propuse a Edu que llegaría puntual, pero a las 11:40 me tendría que marchar, así que le pedí que se ensayara mi parte lo primero y así podría marcharme con las cosas claras y casi dos pases realizados, este aceptó.
Y así la mañana del domingo 1 de marzo del 2020, madrugué, desayuné y emprendí mi camino al oratorio de la Cofradía de las Penas de Málaga, lugar de nuestra actuación y último ensayo.
Entré por la plaza de la Virgen de las Penas, pensando en que me tenía que ir a mi cita cofrade. Yo como dice mi amigo José cuando llega Cuaresma me pongo en el modo capillita y no conozco a nadie y si encima se trabaja para Eventos con Historia, que casi siempre está relacionado con cofradías y en su equipo la mayoría son más capillita que yo, pues todo esto no me ayuda mucho a desconectar del tema y yo encantado y para que veáis que no miento os dejo como muestra un botón, bueno tres:
Al primero que me encontré nada más llegar, aún en la calle, fue a Riki, el cari de Caro, que me estuvo hablando del Viacrucis oficial de la Agrupación de Cofradías, luego entré y una Caro super ilusionada me hizo revivir como realiza cada Jueves Santo, la colocación de sus nazarenos de la Cofradía de la Cena en el patio del patronato de Turismo, me encantó como lo vivía, lo hacía con tanta intensidad y realismo que yo estaba viendo de verdad, aquella plaza, ese pasillo y ese patio lleno de nazarenos tanto rojos como azules, ordenándose, arreglándose el cíngulo y con el nervio y la ilusión previa a una salida procesional, fue un momento emocionante pero también muy surrealista pues un señor que desconocíamos totalmente, se metió en la conversación y se dedicó a desmentir a Caro en todo momento y yo no paraba de reír al ver la cara de esta.
Nos dijeron de entrar al oratorio de la Cofradía para saludar a los compis y empezar el ensayo, la primera que me saludó fue Ana Luz, me senté con ella y de nuevo enganché con otra conversación cofrade, esta vez sobre la venta de unas sillas y sobre las hebillas de los zapatos de los nazarenos.
Nos dijeron de entrar al oratorio de la Cofradía para saludar a los compis y empezar el ensayo, la primera que me saludó fue Ana Luz, me senté con ella y de nuevo enganché con otra conversación cofrade, esta vez sobre la venta de unas sillas y sobre las hebillas de los zapatos de los nazarenos.
Como dije antes, llegué muy puntual al ensayo, pero no conté con que la puntualidad no es el protagonista de dichos ensayos, por tanto, mi excesiva puntualidad no iba servir para mucho si los demás llegaban tarde… De hecho estábamos todos sentados en los bancos, para empezar pero no lo hacíamos pues faltaba gente.
Poco a poco fueron llegando los compis y nos fuimos saludando, Ana con su excesivo cariño, mi Luisa con sus cosas, ellas que hablan poco y a mí que no me gusta hablar... Vamos que nos unimos el hambre con las ganas de comer y estuvimos dándole a la hebra, pero en ese momento fui consciente de que el tiempo iba pasando y si yo no metía prisa mi plan no iba a salir muy bien. Así que corté las conversaciones y fui en busca de Edu para decirle que si no empezábamos ya el ensayo, no me iba a dar tiempo a ensayar.
Así que dejé mi momento favorito de socializar y “cofradializar” y le metí un poco de presión a Edu para empezar y así lo hicimos.
Pero empezamos y este comenzó a explicar las características de la localización, las entradas salidas de los actores y actrices, los lugares de espera, etc. y yo que veía que el tiempo iba pasando y por tanto, volví a meter presión a Edu y este decidió empezar el ensayo.
Hicimos un solo pase, donde nos paramos mil y una vez y casi todas las paradas fueron debidas a la localización y colocación de los compañeros, especialmente, yo y mis compañeras que no atinábamos en colocarnos, o nos íbamos muy adelante, o muy atrás, o nos tapábamos, o tapábamos al público, la verdad que no estaba yo muy acertado y como yo suelo ser el que controlo, aquello fue un poco caos y creo que se debió especialmente a mí. De hecho, hubo momentos donde me tocaba hablar y yo andaba con la colocación de las compis. A la pobre Caro la teníamos loca, pues cada vez la escondíamos más.
El tiempo seguía pasando y debía irme. Yo predije un ensayo rápido y fácil donde lo tendría todo controlado, pero no fue así, yo me descoloqué un montón. Me quedó claro lo qué había que hacer y cómo, no preocupaba que el estreno fuera mal, pero es verdad que ese ensayo no lo aproveché mucho.
En cuanto se acabó el pase, dejé a los compis trabajando y casi sin despedirme me fui. Es más, debía salir de escena corriendo y aproveché mi salida para corriendo tirar de mi chaqueta que estaba apoyada en un banco y marcharme. En la plaza de fuera estaba mi gran amigo Javi Zumaquero y no solo no lo saludé como merece, sino que le hablaba mientras me iba marchando.
Acabé del ensayo más tarde de lo previsto inicialmente, pero llegué a tiempo más que suficiente para mi cita cofrade y pude disfrutar de ella, pero eso sí, de pie, pues ya no quedaba asientos libres.