Mi Luisa me venía diciendo desde hacía mucho tiempo que Javi Domínguez era muy buena persona. Pude comprobarlo cuando lo conocí en el cementerio de San Miguel durante un ensayo y luego confirmarlo, y con creces, gracias a los encuentros que hemos tenido en el interior de nuestro Laberinto. Él es lo que se llama un buen tío, una personal legal de las que no abundan, y yo, aunque suene mal que lo diga, tampoco soy muy malo del todo y ¿Qué ocurre cuando dos personas que son buenas hacen algo mal y asumen que los van a pillar? Pues que no saben disimular, que se asustan y se encojen esperando la merecida regañina.
Pues dicho esto, tanto Javi como yo llegamos a Torremolinos
para el ensayo de Laberinto, el sábado 29 de febrero del 2020, con esa cara de
felicidad sobreactuada que intentaba reflejar un “aquí no pasa nada”, o sea,
esa expresión que todos hemos puesto alguna vez delante de nuestras madres
cuando hacíamos algo mal. Queríamos disimularlo, pero era entrar, vernos nuestras
madres y preguntarnos:” ¿Qué has hecho ya?”
y nosotros agachábamos la cabeza y nos decíamos : “Vamos a aguantar el
chaparrón”, pues así llegamos Javi y un servidor esa mañana soleada, sonrientes, saludando a todo el mundo, oyendo el recibimiento de Paco, todo muy
normal, por fuera claro, pues para todos
era un ensayo más, pero por dentro ambos sabíamos que iba a ser el ensayo
definitivo y eso nos provocaba ilusión, debido al gran cambio que íbamos a
proponer, pero también nervios por si no era aceptado y un poco de miedo por si
nos caía la regañina esperada.
Y ahora hablando más en serio y desde un punto más profesional, el último ensayo de Laberinto fue para los dos como ponernos frente a un espejo y ver la realidad.
Si sois seguidores del blog sabréis que vino a vernos
alguien ajeno a la pieza y nos dio su parecer, que, por cierto, era muy similar
a lo que yo solía pensar y reflejar en este blog, o sea, eso de que el arranque
de la pieza me resultaba frío o lo que es lo mismo, que me costaba enganchar
con el personaje, con la situación, con mi compañero etc. Esa era mi sensación,
la cual habéis leído aquí como mil veces, pero el hecho de que esto fuera
confirmado por alguien externo, fue un pequeño “palo” y no podíamos lamentarnos
había que hacer algo.
Y lo hicimos, porque sin informar al director, el miércoles
26 de febrero del 2020, Javi y yo nos reunimos en Café con Libros para afianzar
el texto y hacer varios pases del mismo, pero también yo, autor de esta cita o
reunión, quería hablar de la pieza, conocer la opinión de Javi sobre esa visión
externa y sobre todo quería ahondar más en nuestros personajes, en la obra, en
nuestra interrelación y sobre todo en el punto de partida de la misma.
Ambos llegamos a la misma conclusión, al inicio de la pieza
debíamos cambiar nuestras actitudes, así nuestro comportamiento variaría, lo
malo era que nos haría adquirir un punto de partida que estaba muy distantes
del que se estaba trabajando semanalmente, pero era el que nos gustaba, nos
ilusionaba y nos hacía empezar cómodos.
Aunque no venga a cuento quiero detener este relato para
decir una cosa, el repaso de texto en el salón del fondo de la tetería fue
maravilloso. Siempre he pensado que Laberinto es una pieza muy intimista y en
la intimidad de ese lugar, ambos tan cerca y mirándonos a los ojos, la pieza
cogió intensiones, matices y una intensidad hasta ahora inédita.
Y ahora viene la maldad, para mostrar ese cambio de
actitudes, decidimos por nuestra cuenta y riesgo modificar al principio nuestro
comportamiento, nuestros movimientos y nuestra relación, para ello, tras la
merienda, nos fuimos al Pasaje de Campos y allí, en ese callejón estrecho y
solitario, repetimos varias veces el inicio de la pieza, pero no como lo hacíamos
en los ensayos, sino dejándonos llevar por nuestras nuevas actitudes. Salieron
cosas chulísimas y entonaciones naturales que luego no me han vuelto a salir.
Pese a ser de día, a que de vez en cuando pasaba gente y a
que no estábamos dándolo todo, el resultado fue genial. No fuimos tan malos
destrozando todo lo montado por Paco, sino que sobre lo suyo modificamos y lo
hicimos dejando su base de movimientos, pero cambiando cosas, según nos lo
pedían los personajes y los antecedentes de la escena, esto nos hizo llenar
todo de vida, pero también hizo que la primera imagen que el público se iba a
llevar de la pieza cambiara radicalmente con respecto a lo marcado por Paco.
Y ahora volvemos al sábado 29 de febrero del 2020. Laberinto
es una idea de él, guionizada por él, montada por él y dirigida por él, por
tanto, lo tiene todo muy claro y por eso tanto Javi como yo pensábamos que nos
habíamos metido en su terreno, eso no le iba a gustar y mucho menos nuestra
variación, pero había que mostrarla.
Cuando estábamos en el escenario a punto de empezar, con el
mobiliario colocado, el utillaje en su sitio, vestidos con las prendas de
ensayar, Paco en el patio de butacas con el libreto en la mano y Javi y yo
listos para empezar, tras haber realizado el calentamiento, Javi me miró con
cara de "Vamos ahora es el momento, hagámoslo." Y yo sin pensarlo dos
veces me lancé, abrí la boca y dejé fluir mi argumento. Le dije que habíamos
cambiado un poco el inicio para sentirnos más cómodos y como resultado
obtuvimos un inicio más vivo.
Paco es un hombre alto, fuerte, grande, con una voz grave, sabe lo que quiere y como, así que impone y por ello, respiré hondo esperando su respuesta, pero esta fue, decirnos que no quería explicaciones que quería verlo, que se lo mostráramos y eso hicimos.
Al terminar de nuevo volví a retener la respiración.
"¿Qué pasará?", pensé. Pues nos dijo que le había encantado, que a
veces ha trabajado con actores que se dejaban hacer, que no buscaban, que no
pensaban en los personajes, ensayos donde no había debates pues todo lo que él
decía se aceptaba sin más, así que el hecho de que nosotros hubiésemos ido más
allá, hubiésemos oído a nuestros personajes, hubiésemos ahondando en ellos, hubiésemos
buscado lo qué y cómo sentían, le parecía estupendo. Le gustaba el cambio, le
gustaba lo que hacíamos y concluyó diciéndonos que no podía decir nada más, que
estaba muy contento de nuestro trabajo y desvelo por la pieza. Resumió diciendo
que había un aspecto que quería mostrar más tarde y nosotros lo habíamos hecho
antes pero que le parecía perfecto. A continuación, nos pidió que lo hiciéramos
otra vez y ya engancháramos con el resto de la pieza.
No sabéis con qué ilusión volvimos Javi y yo a bambalinas
para volver a empezar, porque ahora haríamos lo nuevo mucho más contentos y más
tranquilos. Trabajar con un director así es un placer y un honor, son pocos los
directores que aprueban un cambio así. Que tienen las cosas clarísimas en su
cabeza, pero aceptan, escuchan y tienen en cuenta la opinión de los actores.
Ese día me sentí orgulloso una vez más por trabajar con un director así.
Y ya el resto de la jornada transcurrió con normalidad, buen
no con tanta normalidad, pues el nuevo punto de partida, nos hizo empezar con
un nivel de energía que se notó a lo largo de toda la representación, pues Paco
siempre nos decía que la primera parte de la pieza estaba llena de buen rollo y
jocosidad y en ese ensayo fue donde por primera vez, fui consciente de que se
llegó a dicho nivel, esa parte pasó de
forma rápida, divertida, fluida y me lo pasé bomba y luego se pudo comprobar el cambio de la
pieza y se reflejó claramente el arco de emoción de ambos
personajes y su forma de ser.
Ese inicio llenó a Javi de una energía y una personalidad
arrolladora, era todo vitalidad, ganas, ilusión, es verdad que habló
demasiado rápido y a veces no se le entendía bien, pero esa velocidad me
encantó. Creó un personaje muy atractivo.
Llegamos a muchas emociones nuevas y llegué al clímax de la pieza sin esfuerzo solo dejándome llevar por la situación. De hecho, salieron
muchos movimientos nuevos, no planteados, que de nuevo llenaron la pieza de
vida.
Debido a la cercanía del estreno, Paco nos propuso que los
ensayos se hicieran desde ahora de 10:00 a 14:00 y así se hacían dos pases
completos de la pieza, ese día fue la primera vez que hicimos dos, pero teníamos
tantas ganas y estábamos tan contentos por las novedades que para nada nos
costó hacer los dos pases y los dos se hicieron con el mismo nivel de energía,
con los mismos cambios de los personajes y la misma emoción.
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