No, no se me ha olvidado que mañana tendrá lugar el
"preestreno amistoso" de El olvido que seremos y tampoco se me ha
olvidado que el pasado viernes, 12 de enero del 2018, fuimos a Churriana a
hacer una especie de pase técnico in situ.
Pero antes de meterme en harina y contaros esa jornada voy a
haceros una introducción, que creo que es necesaria para entender todo esto mejor.
Como sabéis El olvido que seremos es nuestra versión libre
de la pieza Cicatrices de la memoria.



Será una especie de prueba de fuego, con ella nos jugamos, que si sale bien, nos animemos para
empezar a moverla y hacer un estreno oficial o que si sale mal la guardemos en el cajón del olvido. Je, je,
je.

Y ahora si os cuento como fue todo.


La sala me encantó, inmensa y preciosa, pero cuando Salva
nos dijo donde actuaríamos para aprovechar una puerta y poder irnos a
cambiarnos de ropa me resultó un poco incómodo todo.

Lo primero que hicimos fue ubicarnos, buscar paneles para
crear el espacio, preparar las sillas, pensar donde y como poner el atrezo,
organizar las entradas y salidas. Tras todo eso, hicimos un pase completo de la
pieza. Salva iba parando para ir organizando el vestuario y apuntando en su
libreta.
En un momento de la misma nos paró y nos dijo: "
¿Estáis haciendo un pase completo o un pase técnico? Porque si es un pase
normal, estáis fatal" y era cierto, totalmente cierto.
Paramos y volvimos a empezar. A Anai le dijo que estaba
seria y desganada y que yo en la segunda escena estaba fatal, sobreactuado,
falso y olvidando mucho de lo aprendido.
A medida que iba pasando la mañana íbamos calentando y
entrando mucho más, pero no quedamos muy bien y creo que Salva no estaba nada
contento con lo que hicimos. Además antes de irnos hubo algunos problemas con
la organización del evento.
Yo tenía muchas cosas en la cabeza como para concentrarme,
esa misma mañana se estrenaba La Peste, estaba con el bajón post-Navidad, la noche antes apenas
había dormido debido a un atracón que acabó con un dolor de estomago que me tuvo todo el tiempo preocupado y si a todo eso le sumamos que el sitio no ayudaba pues estuve para matarme.
Anai, puso como excusa, que era cierta, que hacíamos
mil años que no repasábamos el texto, que no teníamos nada de atrezo y que los
movimientos eran nuevos.
Ahora mismo, 18 horas antes de la actuación, no estoy nada
nervioso porque sé que con el vestuario, el atrezo, el decorado y el público,
me subiré y lo disfrutaré, pero la
verdad que el pasado viernes aquello fue un truño.
Pero como siempre, el tiempo pasó volando. Yo deseaba
hacer otro pase pero cuando miramos la hora ya era el momento de irse, porque
eran casi las dos de la tarde. Habíamos pasado allí dos horas y ni cuenta.
Mañana os lo contaré todo lo prometo.
Este blog te esta haciendo un buen redactor, cada vez escribes mejor y gusta mas leerte.
ResponderEliminarEnhorabuena.