Fue una experiencia muy profunda y bonita que tuve el placer de vivir con mi amigo Diego.
Aunque llevo ya, mucho tiempo trabajando con él, esta ha sido la instalación más larga y con más modelos que he vivido hasta ahora. Fue muy interesante ver como trabajaba, tanto él, como su equipo con tanta gente y lo hace todo tan relajado, con tan buen trato, educación y delicadeza, tomo nota.
Siempre antes de un estreno o una representación, hay nervios, estrés, prisas, pero ellos para nada, lo hacen todo siempre como una fiesta, sonrisas y tranquilidad, me gusta como trabajáis.
El previo a la instalación fue rápido y sencillo, me encontré con Diego en el Muelle 1, fui con él a una heladería y luego para el museo.
Al llegar fuimos recibido por Marc y tras un fuerte control de seguridad, con una chica poco agradable, entramos al auditorio del museo, durante todo el trayecto fuimos escoltado por personal del mismo.
Una vez en el auditorio, Marc, nos llevó a las salas para enseñarnos donde íbamos a estar.
No soy muy amigo de los museos de arte moderno, pero aquel me impresionó y mucho, eran obras modernas pero que se entendía a la perfección.
Está montado de forma que crea un ambiente perfecto para observar las piezas. Todo a media luz, una temperatura muy agradable, un personal de sala que te acompaña y no están como guardianes, tal cual ocurre en otros museos. Estaba supe relajado allí dentro, de hecho estuve un rato paseando y observando todo a mí alrededor, como un niño chico en un parque de atracciones.
Había unas figuras de papel de aluminio, que eran unos monjes rezando pero luego carecían de rostro, o una maquina antigua, basada en la de la Edad Media que movía un impresionante buitre humano, cuadros de Frida Karlo, Picasso, pajaritos disecados vestidos de bebe…. repito, impresionante.
Volví muy relajado de la pequeña visita, y tras eso, nos preparamos y comenzar la instalación.