El día que habíamos
reservado para el anís, los dulces y la entrega del amigo invisible. En una
palabra, pasar dos horas de fiesta
pre-navidad en los sótanos de Microteatro. Hubo público.
Sé que esta entrada, está escrita un poco tarde, pero no
quería pasar la ocasión de contar esa pre noche buena entre, amigos, colegas,
compañeros y… no sé que más poner.
El miércoles 23 de diciembre de 2015, fue el último día de Negocios sucios,
debido a la experiencia de semanas anteriores, todos estábamos super tranquilos.
Al llegar del trabajo, recogí a Alba en el centro,
tranquilamente, paseando y sin ninguna responsabilidad, llegamos a Micro. Estábamos
solos y nos pusimos a montar, maquillarnos, vestirnos y mientras , como siempre,
nos fuimos contando nuestras cosillas.
Memorable fue el momento en el que Lorena y yo repasábamos
el texto, por hacerlo, por si acaso, como cada miércoles y de pronto entró
Carlos al “camerino” y nos dijo que teníamos pase, el nivel de adrenalina de
Lorena pasó de cero a mil en una milésima de segundo, se puso a mil por hora,
su personaje la poseyó, repasamos el texto con gritos, risas, cambios, ya os
digo una histeria personalizada, que divertida es esta mujer.
Al final, de los
cuatro pases hicimos tres, dos con poco público y otro abarrotado, por cierto
que publico más agradecido, que bien lo pasaron con nosotros, nosotros con
ellos y yo con Lorena.
Que lastima que la pieza se haya hecho tan pocas veces,
porque solo con los tres pases en ese
día fuimos puliendo muchas cosas, sacando cosas e incluso improvisando. Había un momento donde
ella me quitaba un cuchillo de la mano, que nos salía totalmente natural y otro donde
improvisamos algo y ella me respondió y tuve que ponerme las manos en la cara y
bajarla porque me meaba.
Es un honor trabajar con ella, que natural es, desprende arte
por los cuatro costados, yo lo he pasado muy bien con ella entre bastidores, pero el pasado miércoles, que por
fin puede actuar con ella de forma continuada, lo disfruté un montón. Una lástima que fueran tan pocos. Espero
repetir, muchas más veces.
Bueno no solo a nosotros nos fue bien esa noche, fue un éxito
para todos, solo suspendimos una cada
uno.
El buen rollo y la risa reinó entre una sala y otra, nos íbamos
pasando de una a otra, yendo de visita, entrando en los pases o al final cuando
solo quedaba Alba por acabar, empezamos a decirle cosas desde fuera, Lorena
estuvo gritándole desde fuera, cosas de vecindona y Alba grande como siempre le respondió y el público
no paraba de reír.
También me gustó el momento en la calle, Lorena y yo
repasando el texto y Alba y Carlos escribiendo un villancico para la pieza de
ella.
Al final aunque a contrarreloj hicimos nuestra mini fiesta
navideña, nos dimos los regalos del amigo invisible y compartimos una tarta de Lacasitos.
Por cierto, Lorena me regaló una taza, una hucha y una
braga, quizá no entendáis por qué, pero cuando veáis la pieza lo entenderéis perfectamente
bien, que genio es por favor.
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