sábado, 4 de septiembre de 2021

ESTRENO DE "MALA RACHA" EN CAMPILLOS.


Al final todo salió a pedir de boca.

Los cambios de vestuario se realizaron sin ninguna prisa. Es más, las posibles sustituciones de algunas prendas y algunos planes B que tenía con los compis para que alargaran el principio de ciertas escenas, no se usaron. Incluso me cambié tranquilo y contento, pues todo iba ok. 


Eso sí, por ejemplo en el primer monólogo del hippie manifestante, llevaba 3 capas de ropas de 3 personajes distintos y en otro que salía en bata y zapatillas, debajo de esta, llevaba la ropa de la escena siguiente, pero eso sí con el pantalón remangado. Gracias a Dios que no se bajó y se vio el truco. 

Y los personajes también estuvieron, todos, unos con sus más otros con sus menos pero aparecieron todos. 

Recuerdo ahora mismo por ejemplo mi primera aparición, donde tuve que cambiar la voz del personaje tímido y empollón porque fue abrir la boca y el micro no se oía, así que sacrifiqué la esencia del personaje por el entendimiento del público.

Mi compañera Marisol que estaba como público, al acabar la función hizo notar el fallo del micro, pero me felicitó con un: “Pero no hubo ningún problema porque sacaste el vozarrón que tienes y todo se oyó perfecto".


El que más disfruté fue el sketch del Ahorro energético. Me dejé llevar, no lo tenía previsto, pero me salió el marido calzonazos que tanto gusta y que manejo tan bien. Esta no era la opción del director, pero es que me salió. Estaba en bata, tan bien, deseando hacer que el público se divirtiera, que fue oír el tono de mi compi María y salirme eso.

A última hora se decidieron ciertos movimientos, que se perfilaron ya en escena, mi compi se sabía el texto en esencia, pero no literal, así que me dejé ir y las risas del público no paraban de oírse. Es más noté a ese personaje vivo de verdad. Creo que el único.


Si seguí las indicaciones de Antonio en el segundo monólogo del hippie. Me pidió que lo hiciera menos bien, es decir más cómico, (leer entrada anterior). Lo empecé como un hippie malaguita guay y lo acabé casi en un clown lloroso.  Si lo conseguí o no, no lo sé, pero también lo pase bomba. Tenía todo el escenario para mí, veía al público, controlaba la noche, los tiempos y el cambio del personaje. 

Recuerdo dándolo todo, como personaje borde, desde mi mesa de despacho en Los tipos de despidos, pero realmente me sentía muy encorsetado. Primero porque el traje me estaba muy justo, temía que saltara el botón del pantalón, y la petaca del micro andaba suelta en el interior del mismo y podía romperse. Y segundo porque era un texto muy similar y si no lo hacía bien, podía confundir a Juan y dejarlo vendido, así que iba cuadrado. 


Mi sorpresa fue cuando en un momento de la escena que Juan estaba arrodillado y me acerco a él, se puso a improvisar. Me quedé un poco pillado, respondí pero encaucé rápidamente.

Trasladé al Pantalone de la Commedia dell`arte al inmobiliario usurero de Se queda sin su casa


Como era un personaje estático y estirado, le pedí a Antonio, cambiarlo por el personaje del viejo tacaño del teatro italiano y aceptó. No sé si pegaba o no, pero yo lo disfruté como un niño chico, recuperando a este personaje después de años y haciendo lo que quería. Di hasta saltitos.

Luego venían mis figuraciones, una recogiendo cosas del suelo, nada que destacar, otra donde tenía el reto de decir "recalifique" fue todo un éxito porque no me trabé, como siempre, y en el de La hipoteca que hacía de aval. Un personaje estático, casi estatua que debía provocar risa.


Casi no lo había ensayado, pero hasta ese lo disfruté, pues me puse a hacer mucha gestualidad exagerada y notaba a la gente reaccionar según mis gestos. No me ponía nervioso estar de estatua porque entraba y salía con mucha frecuencia.

Y el último se llamaba El concurso, pero bien podría ser el del buen rollo. Era un sketch coral donde estábamos todos y lo pasamos genial. Antonio nos pidió pasarlo bien, dejarnos llevar y divertir al público. Y eso hicimos. En este sí que me dejé llevar, ¿Quizá me pude pasar de gestos, reacciones o energía? Lo mismo sí, casi seguro que sí, pero lo estaba pasando en grande y poniendo el colofón de oro a una tarde dura y una noche brillante. 


Cuando tras la función Antonio, subió al trasero de la escenografía donde estábamos, si no llega a ser por las normas Covid, creo que nos hubiera comido a besos a todos. Venía eufórico, lleno de buen rollo y muy buena energía, que era lo que por lo visto, habíamos desprendido todos desde el escenario, o sea, se había cumplido el objetivo. No paraba de darnos las gracias

Yo os voy a confesar la verdad, estaba muy feliz y muy orgulloso por mi trabajo y por el cambio en cada uno de mis personajes. Es verdad que hubo cero retroalimentación por parte de todos, nadie me hizo ver que lo había notado, ni que me felicitaron por ello, ni todo lo contrario. Con lo cual, ¿o no se notó o no gustó?, pero ya digo no sé cuál sería la respuesta, pero a mí me encantaron y lo pasé genial. Suena muy egocéntrica esta reflexión, pero es real, me sentía satisfecho de mi trabajo.



Estreno de Mala Racha, miércoles 14 de julio del 2021. Campillos (Málaga).


  




1 comentario:

  1. Me encantado la foto que sales con los brazos abiertos en el escenario

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