En menos de un segundo, el domingo 18 de mayo de 2014, en calle Gaona, con todos mis compañeros de El auto de la fe, allí, hablando entre ellos y cargando con el vestuario, vi pasar en mi cabeza, la película de Fernando Fernan Gomez, El viaje a ninguna parte.

Pues así, me sentí ese domingo, como un cómico que los señoritos usan para divertirse y no pagarle porque su trabajo no merece la pena.
Después de estar hasta las dos de la madrugada, haciendo una representacion, para cierta organización, que no quiero nombrar, y ofrecernos una condiciones de trabajo, nos informa ese día, de que no piensan pagarnos, porque lo recaudado se va a usar para otro fin, por tanto, como nuestro trabajo no tiene valor, con una cena y una carta de agradecimiento, todo arreglado.
Creo que todos los lectores pueden saber que es lo que pienso y siento de ese comportamiento, pero no pienso decirlo, para no crear polémica, solo decir que el viernes 23 de mayo de 2014, nuestro director, que si cumple su palabra, cumplió las condiciones planeadas que no cumplió dicha organización.
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