
Con ese estado de animo y desconcentración, llegué a casa de Anai, el martes 27 de mayo de 2014, para retomar Cicatrices en la memoria.
Otra de las cosas que me invadía, esa mañana, era la vergüenza, no me atrevía ponerme delante de Salva, después de haber trabajado tan poco el personaje y la obra.
Pero tras desayunar, entramos en la sala de ensayo, el pequeño bungalow
de Anai y aquello fue como siempre coser y cantar.

Después montamos escenas nuevas. Volvíamos a jugar con nuestros personajes, volvimos a crear.
Es un maestro este hombre,se puede hablar de tu a tu, es un director que confía en ti, te da libertad, con el que trabajas mano a mano y siempre con buenas palabras, UN PLACER, una ves más salí de esa casa, lleno de ganas, ilusiones y amor a esta profesión.
Bueno en un rato Anai y yo hemos quedado para un nuevo ensayo.
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