sábado, 29 de abril de 2017

" LA HISTORIA JAMAS CONTADA" VA TOMANDO FORMA.


Ayer, viernes 21 de abril del 2017, después de los sobresaltos y los mareos del Viaje con el Quijote, después de reponer energías, almorzando y con una siesta de una hora, después de un pedazo de ensayo con José y Fabiola, que tras  un mes sin vernos no dejaron sorprendido, muy gratamente, me fui, corriendo, tras dicho ensayo a la Alameda Principal, donde pillé el bus, por los pelos y llegué puntualísimo al Botánico.
 
Entrar en el Botánico sin el estrés de querer irme a ver tronos, sin los previos de Semana Santa y pensando: "voy a pasarlo bien y echar las horas que hagan falta", hizo que el jardín volviera a recuperar, de un golpe, toda su magia. Es más, hasta Rebeca me echó en cara, mientras yo fotografiaba a una rana que miraba una fuente,  que al final con su influencia acabaría gustándome el campo.

Yo iba cargado de ropa, para hacer un ensayo con vestuario, pero fue llegar y me dijeron que era sin vestuario, pero bueno, como tenía el espíritu "power flower" me dio igual.  Eso sí  el abrigo del sr. Loring, lo usé para el ensayo y para protegerme de las bajas temperaturas que a ciertas horas hace en la Finca.

El tiempo no parecía que estuviera muy de acuerdo con el ensayo, porque el cielo estaba rojo e incluso habían caído algunas gotillas mientras venía de camino, pero al final no llegó la sangre al rio, porque hicimos el ensayo completo. No llovió y yo, pese a que iba abrigado como un esquimal, porque empezaba a sentir síntomas de resfriarme... no pasé  a penas frio.

Bueno pues nada, echamos un ratito en el jardín y nos vinimos para casa.

Miento no fue un ratito, ni mucho menos, fueron casi cuatro horas, pero el tiempo se nos pasó a todos volado. Eso quiere decir que estábamos a gustito, como Ortega Cano.

Es más, yo en la última parte del viaje, feliz porque era muy temprano y podía llegar a casa y cenar un pedazo de plato de pollo al ajillo, que había cocinado mi mamá, miré el reloj y eran las 23:40 y pensé. “¿Cómo ha pasado tanto tiempo, sin darme cuenta?" pero cuando los demás compañeros fueron viendo la hora que era pensaban lo mismo que yo.

La crónica del día es fácil, llegué, nada más llegar, Soraya me dijo que estaba muy morenito y muy guapo. Empecé muy bien, luego Úrsula estaba terminando de hacer una prueba de maquillaje a Dani y tras hacérsela y limpiarse, charlamos, muy poco e hicimos un recorrido completo de la visita. Íbamos, juntos,  todos los compañeros,  veíamos las escenas y monólogos completos y dábamos nuestra opinión. Yo hablé poco. No me mola mucho juzgar el trabajo de otros.

Fue así de simple, pero para ello tardamos tres horas y mucho, pero nos reímos tanto que yo lo pasé genial,

Recuerdo, el placer que es ver a Juampe actuar. Mi gran Anai me dijo, tras trabajar con él, que era un monstruo y que sabía lo que hacía. Yo hoy lo confirmo,  es un animal de escena y verlo dar indicaciones, actuar, ayudar y organizar es un lujo. Yo estaba callado, con los brazos cruzados y los ojos como platos viéndolo, porque eso es para disfrutarlo.

Luego estaba el otro grande, Dani, que dudaba si hacer su papel o no y a mí me pareció una dulzura, qué bien lo hace, cómo se deja llevar, qué arte natural tiene y qué creativo es.

También vimos a David, que lo bordó, a Rebeca, pero hizo un pase más a la italiana y no lo pude disfrutar mucho y Úrsula que apenas actuó, solo organizó su recorrido.

Yo soy el penúltimo y tenía miedo a aburrir a mis compañeros. Soy quizá el personaje menos  fantasioso, más serio del show y tengo miedo a aburrir, pero creo que no, que gustó y mis compañeros se reían.

Es verdad, que el monologo lo tenía muy bien planteado, pero las escenas con mis compis no  y quedaron más feíllas.

Pero me pasó algo extraño,  una parte del texto la improvisé y la otra que estaba escrita, casi también, pero me sentí muy bien, era como que el personaje hablaba por mi boca y usaba mi cuerpo para expresarse.

Vi por primera vez, eso que nos enseñaban en segundo de " el cuerpo imaginario", esto es, si tú ves como es el cuerpo de tu personaje, aunque no tenga nada que ver con el tuyo, y tú te lo crees la gente te ve con otra impronta y te reconocen, tu cuerpo, distinto y más similar al personaje.

Yo iba andando por las salas de la casa y me  sentía más alto, más gallardo, más elegante.

Debo decir que a mis compañeros gustó el personaje, pero yo me sentí muy a gusto, porque deje fluir y fui creando y desarrollando de la nada, dejé al personaje expresarse solo.


Ya digo salí muy contento, por el sitio, por mi trabajo,  por mis compañeros y sobre todo porque me iba a comer mi pollo al ajillo.



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