Hoy, sábado 1 de abril del 2017, ha habido como en los
toros: "diversidad de opiniones". Tres personas nos veníamos en el
coche procedentes de Granada: Nora, Steven y yo y cada uno llevábamos una opinión.

Oye y la he con-
vencido.
La verdad que se han juntado muchas cositas pequeñas.
Primera el público, quizá no era el más propicio para nuestra obra. Esta obra
es interactiva cien por cien, puesto que el público es necesario y forma parte
de ella, pero quizá el público de hoy era un público más mayor, más experto en
teatro, que está más acostumbrado a sentarse y que se lo den todo.
Además vuelvo a decir no nos conocían de nada y teníamos que
levantar sus risas y llevarlos a nuestro terreno y creo que lo hemos
conseguido.

Para nosotros la opinión de Nora es la esencial. Porque es la autora, la directora y la que más le duele que llegue su mensaje y
por supuesto porque es la más objetiva, sus ojos son nuestros ojos.

Al saludar yo he oído bravos.

Estoy contento, pero no eufórico, porque he notado que no he
estado metido al cien por cien, esta vez no ha habido una montaña rusa de
sentimientos, ha sido todo, en cierto punto, llevado.
Por ejemplo, no tenía un contacto tan directo con el
público, pero esto no ha quitado que haya momentos en los que he guardado silencio, para disfrutar más mi gestualidad y ver como el público respondía y
lo agradecía.
Pero mientras el viernes pasado mi personaje se apoderó de mí
y me llevó, hoy, yo actor, controlaba un poco al personaje para satisfacer más
al público.
Aunque la verdad es que ha venido mi amigo David a vernos y
para mí ha sido todo un honor. Él suele ver teatro y yo lo he oído de reír
varias veces, cuando él no suele reír mucho.
Además un amigo que iba con él me
ha destacado: la energía que desprendemos, como vamos haciendo picos altos y
bajos pero siempre al cien por cien, que no dejamos al público descansar, que
no hay ni un momento de aburrimiento o de mirar el reloj y eso al fin y al cabo,
fueron los mismos piropos que nos dieron el
viernes pasado en Málaga.

Nunca dudé que Steven lo fuera, pero hoy me lo ha
demostrado, él no es un actor, él no trabaja como actor, sino que es un tío
que ama el teatro y de esos hay muy pocos. Los cuenta con los dedos de la mano
y te sobran tres. Y yo afortunado de jugar en esa liga.
Hoy he visto que Steven también es humano, pero como somos
un equipo perfecto, pues en escena nos hemos compenetrado al cien por cien y
nos hemos dado cada uno lo que necesitamos y listo. Campeón que pedazo de abrazo me ha dado tras la función.
Acabo ya, diciendo solamente que he acabado la función con el dedo gordo de la mano derecha morado y que mi amigo David me ha dicho
que, hace poco fue a ver a Antonia San Juan, de la cual es fan y que no sabe que
pieza le ha gustado más ella o nosotros porque hemos estado a su nivel.
Por cierto, que teníamos vendidas muy pocas entradas y hemos
acabado con la mitad del aforo completo. ¡Ole En Blanco Teatro!. Del cual ya
formó parte,
aunque sea un saquito, digo un poquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario