jueves, 11 de mayo de 2017

LA " LLUVIA" REPARADORA DE GRANADA.



Como siempre digo... hay que escribir las entradas justo después de acabar, porque con el paso del tiempo todo se ve distinto.

Voy al colegio, para dar mis clases, acabo de ser despertado de una fantástica siesta, está nublado y voy sin ganas pero... esto no es importante, quiero recordar la sensación con la que, ayer martes 9 de mayo del 2017 volvía a casa, eran las 21 de la noche, pero era de día y la primavera lo llenaba todo.

Venía andando, cansado, claro está, pero era un cansancio físico porque psicológicamente iba pleno y lleno. Hacía muchos días, por el resfriado y la hipocondría, que no me sentía así, que no estaba tan sereno y satisfecho. En Sevilla la lluvia es una maravilla pero en Granada la Lluvia Fina es reparadora.

Me parecía muy curioso, llamadme cateto, porque sé que hay coches y carreteras, pero en pocas horas había estado en Granada, había actuado, tapeado, vuelto a Málaga, había dado clases a mis adultos y había salido todo tan bien y sin organizarlo... ¡Dejándome llevar.!

Además tenía  la sensación de que venía de trabajar .De hacer dos trabajos y en ambos había dado lo mejor de mí y aunque tanto en uno como en otro, me lo había pasado muy bien. No estaba jugando, sino haciendo un trabajo serio. Supe conectar con los chavales de Granada, poniendo la nota de buen rollo a la pieza y ese es el fin de mi personaje y pude conseguir divertir a mis alumnos, que ayer eran solo tres y aprovechamos la hora al máximo. Rieron como niños. Y ese era mi fin como profe, por tanto, volvía victorioso como un guerrero tras una batalla.


Pero bueno esta entrada era para hablar de la Lluvia de ayer en Granada. Del momento en que empezó a llover.

Mientras estaba escondido en el baño de las chicas, esperando que entrara el público , que se sentara y así poder salir a actuar, me sentía realmente nervioso, mucho. Ya sabéis que hay escenarios donde me siento más seguro y otros menos y el de ayer  no había tenido tiempo de probarlo. No sabía que iba a pasar y eso me ponía más nervioso aun.


Pero de pronto se apagaron las luces de esa inmensa sala. Una especie de nave industrial repleta de sillas, unas 200, todas llenas y al final el escenario. De pronto al apagarse las luces, la nave empezó a tronar con los aplausos y vítores de los presentes. En ese justo momento abrí la puerta del baño y entré en la sala vestido de Simón.

Parecía el concierto de una gran estrella musical, pero esta vez la estrella era yo. Yo era el que tras el publico aguardaba para salir y darlo todo.

Esos aplausos me invadieron, me hicieron sentirme estrella y subir como un cosquilleo de pies a cabeza. Me llenaron de seguridad, de fuerza, de ganas de salir y de conquistar Granada.

Esos adolescentes no aplaudían a ninguno de nosotros en concreto. Pero si demostraban sus ganas de ver algo y ahora era yo el que debía de mantenerlos ahí, seguir manteniendo su interés.

Me costó entrar, porque no oía mi señal de entrada, tardé un pelín pero entré, sorprendí y al segundo tenía a esas 200 personas, cantando la canción con la que yo entro y les animo a cantar. Cantaron unido a palmas y aplausos, etc. Vamos que Simón entró y conquistó.

Mi primera intervención estuvo cargada de guiños al público. Subí al escenario jugando con ellos. Los mandé a callar con un " shuuu" y ellos empezaron a bromear con eso y yo les seguí el juego y de nuevo me los metí en el  bolsillo. Todo ese trozo estuvo cargado de guiños a ellos, todas las respuestas de Adriana las relacionaba con ellos.

Como digo subí bromeando y no fui consciente de que había subido al escenario, cuando reaccioné me di cuenta de que este, era mi casa, mi amigo y mi apoyo.

Hubo fallos físicos, puesto que una de las cariocas cayó fuera del escenario y en mi segunda intervención se la pedí, por señas, al niño que la cogió y después de mucho insistir me la devolvió o cuando lancé el cubo a Adri lo hice tan emocionado que no pudo agarrarlo, pero como era el dueño del escenario no me afectó.

Ya digo, conseguí despertar las risas y la colaboración del publico, pero quizá no hubo esa identificación con el personaje, que hay en otras representaciones, donde Simón despierta comentarios de apoyo.

La primera espera entre intervención e intervención, que siempre se me hace eterna se me hizo muy corta, estaba excesivamente tranquilo y controlando todo.

La segunda intervención, es la más larga, en ella debe haber muy buen rollo y conexión con Adri y eso hubo, pero esta vez noté que la miraba menos a los ojos que otras veces. Improvisé movimientos y frases dotando con ello a Simón de vida.

Las acrobacias salieron perfectas y eso que ni calenté. Al hacerlas oí un " ohhh" de sorpresa.

Lo pasé muy bien en escena, quizá me excedí un poco y me lucí, pero estaba tan tranquilo y lo tenía tan pillado, que disfruté.

Del resto de la jornada, destacar:  El momento mágico de ver a Fernando Jiménez actuar de espalda o en tres cuarto a mí, no verlo claro, solo su silueta, la silla a su lado, el borde, floreado, del escenario, las luces blancas bordeando su silueta y la inmensidad oscura del público.

Ver  a un compañero actuar desde el propio escenario, él actúa y tú eres un mero observador. Ves como todo es mentira, pero como él lo está dándolo todo y actúa ofreciendo su verdad y obviando al público. Fue teatro desde dentro. Un privilegio ver eso.

Luego las confidencias entre Adri y yo. Cuando iba acabando la pieza pusimos cara de pena porque había pasado muy rápido.

El monologo de Pepa, ayer, estuvo perfecto y la apoteosis final de Adri cuando los aplausos del público cortaron su monologo final y yo me emocioné.

En resumen que me lo pasé muy bien. Al acabar hubo un debate con el público, eso a mí me encanta, pero esta vez estuvo falto de emoción y a mí se le hizo eterno.

Recogimos todo y  después de cruzar el desierto de las Chanas, llegamos a un bar a tapear. Yo deseaba pasar la tarde tapeando con mis compañeros, luego quedar con mi amigo David para pasear por Granada, merendar juntos y venirme en el último autobús, pero a las 18:30 debía estar en Málaga dando mis clases, así que, en el primer coche que partió para Málaga, el de mi compi Miguel, me vine de regreso.

Gracias Miguel porque tenía que empezar la clase a las 18.30 y a las 18:29 entraba al colegio.

Me lo pasé genial, pero no pude disfrutar de Granada, bueno así es la vida del artista, del artista pobre, claro está.

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