Fumando espero. Fumar no estoy fumando, lo que me hacía
falta, con la ventolera que hace aquí pillaría algo malo. Ahora eso sí,
esperar estoy esperando lo más grande. Llegué a la parada del tren de
Torremuelle a las 11:24, me bajé del tren y estoy esperando que me recojan.
Menos mal que tengo como consuelo los ojos claros de Don
Felipe VI, bueno si no son sus ojos al menos tengo La Vista del Rey, esto es un
hotel que hay frente a la parada de tren de Torremuelle, donde me he cobijado
un rato para resguardarme del viento.
No es un hotel grande y el chico de recepción me vio en
cuanto entré. Pensé que me diría algo, pero no fue así y si esta noche de
viernes, 10 de noviembre del 2017, estoy ahora escribiendo esto, sin tener un
resfriado encima, es gracias a ese muchacho.
Media hora, si, treinta minutos he estado esperando, hoy, a
que venga Salva a recogerme...
En dos etapas se puede resumir esos treinta minutos. La primera fue en la calle, donde más viento hacía, intentando hacer una foto
para el blog, donde mi camisa volara y se viera los efectos del viento.
Horrores me costó, me hice como doce fotos y nada. Aquí os ofrezco las mejores,
aunque tampoco son una maravilla. En dicha sesión de fotos, aireada, se me cayó
el móvil al suelo y casi me dejo la salud.
La segunda fue metido en el hotel.
Pues al fin, llegó Salva y me metí en su coche. Ummm ¡Qué
bien! y que lugar más calentito, por cierto, olía hoy el coche, o él, no sé
quién era ... SUPERBIEN.
Y llegamos a casa de Anai, donde nos esperaba ella muy deportiva. Yo lo iba menos pero, mi vena deportiva, o sea, mi ropa iban en mi mochila.
Fue llegar y nos pusimos manos a la obra, bueno primero
hicimos una pequeña introducción para ponernos al día. Primera introducción que
fue muy breve, algo extraño en nosotros y que yo oí sentado en el sofá,
calentito y cómodo, después de tanto viento, junto a Salva.
En cuanto este empezó a hablar de negocios, me senté en mi
banquito de niño bueno, junto a Anai y frente a ese monstruo y pedazo de director.
La verdad, que el ensayo de hoy estaba un poco en el aire,
para mí, bueno y para todos. Debido a la agenda de mis compis hubo dudas si quedar o no. Para una vez que yo no soy el culpable lo cuento, je, je, je.
Quedamos. Como ya os dije nuestras Cicatrices, no se puede
ensayar, sino es con público, aunque sea una persona y como hoy estábamos
solos, no sabía que íbamos hacer. Salva nos dijo que lleváramos ropa cómoda y
yo asustadito estaba.
Bueno pues esta detallada, pormenorizada y grandiosa
introducción, es para deciros, NADA, realmente no tengo nada que deciros,
porque hoy más que trabajar lo que hemos celebrado, en ese precioso y coqueto
apartamento de Anai en Benalmádena que ya es como nuestra casa, ha sido una
reunión de trabajo.
Sé que no es muy interesante pero es tan placentero, tan
divertido, tan renovador y se aprende tanto cuando uno queda en estos dos, que
hasta la reunión de trabajo hay que contarla.
Y hay que contarla porque entre otras cosas, hemos
organizado Cicatrices de las cicatrices, tanto, tanto, que le hemos puesto
hasta un nuevo nombre, más sonoro y más
nuestro. EL OLVIDO QUE SEREMOS.
Debido al título creíais que esto era una entrada de un
proyecto nuevo ¿verdad? Pues no, por desgracia no hay mucho nuevo que contar,
pero, pedazo de título.
A parte del título, hemos hecho un calendario para un
posible estreno en enero, hemos organizado una posible grabación, posibles
lugares de actuación, agendas para llamar y organizar. Pero sobre todo lo mejor
de todo ha sido....
¡Qué vamos a preparar, juntos Anai, Salva y yo un nuevo
proyecto, del que por ahora no puedo decir mucho entre otras cosas, porque está
en pañales, bueno ni eso, está en fase embrionaria! Será algo nuevo, para
nosotros, algo hecho entre todos, algo
hecho con mucho cariño, que será un éxito, o no, pero nos da igual,
porque vamos a aprender todos de todos y lo vamos a pasar genial.
Tras decidir todo eso, que no es moco de pavo y menos para
nosotros que somos unos papagayos, como me dice mi Gertru, bueno ella no lo
dice, a lo que voy hemos entrado en el apartamento a las 12:00 y salido a las
13:45.
Después, unas tapitas en casa de nuestra Anai y para casa,
por cierto, me dio una pena enorme bajarme del coche de Salvi para irme al
tren, porque la conversación no podía ser más divertida ni tener más provecho y
ya en el tren, pues a dormir.
Eso es todo amigos, el próximo viernes más.
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