Sé que este título puede traer polémica, sé, también, que
los puristas cofrades, que lean esta entrada me querrán apedrear, pero en la noche
de Halloween del 2017 he vivido cosas muy similares a las que siento una
noche, concreta, de Semana Santa, si me apuráis mucho, os diré, que esa noche
es la del Lunes Santo.
Pensareis que me he vuelto loco, al principio no era
consciente, pero al final, me di cuenta y era cierto. Más
que un brujo, esta noche de martes, 31 de octubre del 2017, me he sentido un
nazareno.
Y después de soltar esa parrafada y quedarme tan tranquilo
os explico el por qué.
En el espectáculo La
ruta del miedo del Jardín Botánico de Málaga, este año, han pensado hacer un
recorrido, donde hay unos sustos preestablecidos, realizados por unos actores
fijos y luego hay tres actores: David, Juampe y yo, que vamos acompañando a los
grupos como "guías/personajes/acompañantes/
creadores de miedo/ tensión" etc. Como no tenemos, ninguno de los tres,
el don de la ubicuidad, nos hemos repartido los siete pases,celebrados hoy, entre nosotros. Juampe y yo hemos hecho dos cada uno y David ha hecho tres.
Pues os cuento, mi personaje iba vestido: con
telas que casi me cubrian la cara, una rama de bambú en forma de cetro, una túnica
y una gran tela cubriendo mis espaldas. Yo os pregunto: ¿Todo eso no puede parecerse
a la túnica, el capillo, la capa y el bastón que suele lucir un nazareno? Pues
sí y mi cuerpo sentía las mismas sensaciones que siento cada Lunes Santo al
salir de nazareno (sensaciones físicas, pero para nada sentimentales, porque lo
que yo siento un Lunes Santo, solo lo siento ese día) esas sensaciones eran: comprobarme una y otra vez que todo esté en su sitio, la sensación de andar y
no poder porque te han pisado la tela/capa o echarte toda la
tela/capa amontonada en un brazo para poder andar mejor. Todo eso lo he sentido
hoy y sin bromas, es lo mismo que siento
cuando voy vestido de nazareno.
Además cada Lunes Santo es un mundo, no sabes que va a
pasar, te juegas, que salga bien o no, a una carta, intentas que las personas
se vayan contentas y no solo con el resultado, sino también con tu trabajo,
cada salida procesional, es algo que ocurre en directo, sin ensayo y dentro de
un engranaje enorme de muchas personas. Pues eso mismo he vivido hoy: mover
grupos grandes de personas, en extensiones grandes de recorrido, intentar que
no se perdiera el orden, que se cumplieran los tiempos, que no se perdiera el
sentido de lo que hacíamos e improvisar mucho para dejar a todos contentos y sin ensayo previo.
La sensación de no poder más pero decirte: " Nadie lo puede notar, esto tiene que ir adelante" también
me ha pasado hoy y el hecho de sudar, de sudar bajo tanta tela.
En cambio cuando acabé mis dos pases y fui a apoyar a los
demás compañeros, caminaba recto y no encorvado
como mi personaje, tranquilo, luciéndome por el jardín, deseando hacer, pero ya
sin ese nervio, ya solo caminaba para disfrutar y pasear, la responsabilidad la
tenía otro. Me recordó, también, a los Domingos
de Resurrección, cuando salía en otra cofradía diferente a la mía, pero ya solo
lo hacía por cubrir el expediente y todo
era más sosegado y relajado, ya solo paseabas y disfrutabas.
Quizá os parezca, una comparación graciosa, aburrida,
original, divertida, estúpida, blasfema, no sé. Pero quiero que os quede muy
claro que no la cuento con ningún fin sino porque realmente hoy me he sentido así,
he sido el nazareno/brujo de Halloween. Además como el tiempo era tan
primaveral... todo era un círculo que me llevaba al mismo lugar. Pero sin
ninguna emoción o sentimiento igual al Lunes Santo, solo eran sensaciones físicas.
Como sabéis todos los
que leéis este blog, mi odio a Halloween, al género de terror y a todos esos
temas es más que conocido y siempre que tengo ocasión lo pongo de manifiesto,
tanto a nivel privado como a nivel público con el blog, pues bien, pese a todo
eso, creo que la persona que más miedo pasa en las noches de Halloween soy yo.
Siempre hay algo que me asusta, que el show es aburrido, la
altura donde trabajo, el texto etc y hoy, martes 31 de octubre del 2017, me asusté porque
tenía la obligación de hacer que el
espectáculo durara una hora y veinte y no sabía si lo podría hacer. El
recorrido por el jardín era corto, las intervenciones de los compañeros también
y yo debía improvisar y conectar con el público durante todo ese tiempo.
Pues bien dicho esto, diré que mi primer pase ha durado, en
palabras de la organización el tiempo exacto y el segundo según mi reloj, cinco
minutos menos, por tanto, he sido el actor que ha cuadrado mejor los tiempos y
eso para mí era esencial, porque sé vendió
un tiempo mínimo de show y no me parecía bien que durara menos. Algunos
compañeros lo achacaban a que mi personaje iba lento en su caminar, yo sé que
no era así. Era porque yo me paraba para hablar con el público, me he currado
improvisaciones, parado en el sitio, para hacer tiempo, pero que cada uno piense
lo que quiera.
Otra cosas que temía era que el público no se fuera contento
o satisfecho y según un compañero de la organización que despide y recibe al
mismo, dice que todos se han ido muy contentos.
Siete pases hemos hecho esta noche en el Botánico, pero no os asustéis que solo haré la crónica de mis dos pases más un extra:
1.- MENOS MAL QUE VINO REBECA:
"Un año más, me veo defendiendo un espectáculo de Halloween
que está cogido con alfileres y que me cuesta defenderlo y más durante hora y
veinte. ¿Qué saco en limpio de todo esto? Pues de que soy un maestro de la
improvisación, que de la nada invento y creo historias.
Con cuatro datos que tenía en la cabeza, empecé a alargar y crear historias. Algunas gustarían otras no, pero bueno, yo salí adelante. Sonará egocéntrico pero es que tengo que sacar las cosas positivas…
Con cuatro datos que tenía en la cabeza, empecé a alargar y crear historias. Algunas gustarían otras no, pero bueno, yo salí adelante. Sonará egocéntrico pero es que tengo que sacar las cosas positivas…
Lo que más me preocupaba era el tiempo y como dije antes lo
cuadré.
En este pase los sustos organizados no han provocado mucho miedo a los asistentes.
La verdad que iba un poco inseguro y perdido, hasta que llegó
el momento en el que sin previo aviso, Rebeca, que tenía tiempo libre, se dedicó a pasear por mi zona de actuación.
Pues desde aquí darle las GRACIAS y en
mayúsculas, porque me salvó el pase por no decir otra cosa. Yo quería
improvisar y hablar sobre ella, pero si la gente no la conocía no tenía gracia,
pero al aparecer me ayudó y mucho. Al ser un brujo mucho de los sustos
prefijados no me ayudaban, pero ella si. Si cuadré tan bien el
tiempo fue gracias a ella. Cuando la vi puse al público a hacer un conjuro en
su contra, luego paraba porque me
parecía que notaba su presencia y desviaba al grupo para después llevarlo al
camino verdadero, discutía con ella, hasta su enfrentamiento con ella, me
sirvió para improvisar e inventar un final, a mi personaje, que creo que muchos
o casi ninguno entendió.
El único momento que noté realmente miedo, en el público, fue
antes de entrar a la casa-palacio que conté una historia y los niños ya no
querían entrar.
Dentro de la casa fue donde disfruté más. En primer lugar
porque vi que iba muy bien de tiempo y después porque el público me dio las
gracias cuando los defendí de Libietan (el vampiro) y eso me dio pie
a cambiar mi relación con ellos, ser su
amigo y su protector. Además, en la casa inventé un acting, que los tuvo
entretenidos un buen rato y fue hacerlos pasar por un pasillo oscuro en silencio.
Eso les moló y no implicaba esfuerzo.
Al principio sentí un poco de vergüenza. La gente me hablaba
muy normal, de tú a tú, eso te hace pensar que no lo creen, porque te hablan
como actor disfrazado de… Eso es un indicativo de que no se han metido en el
juego y van a pasar un poco de todo. Eso sí cuando Rebeca me atacó decidí
tirarme al suelo y una señora quiso ayudarme porque pensó que era real."
2.- NIÑOS DE ENEMIGOS A AMIGOS:
"Este segundo pase lo empecé con muchas más ganas,
ahora si sabía que gustaba y que no, sabía lo que tenía que hacer, sabía
que podía enganchar con el público, sabía que podía cuadrar el tiempo. Pero fue comenzar la actuación, que era solamente
gestual y empezar a oír a niños, preadolescentes, que no callaban, que
bromaban, que se reían de mí y de la historia, que preveían en voz alta todo
los sustos, que restaban emoción a todo, que hacían chistes constantes mal
intencionados y lo peor de todo que no paraban de tocar, tuve que pedir varias
veces que no lo hieran, es más dejé de pasar por medio del grupo, porque me
sentía como la Virgen del Rocío, todos, niños y mayores, querían tocar mi
manto, algunas veces hasta me impedían andar o continuar. Yo decidí desconectar
y hacer el pase, tal cual era, pero en modo automático. Solo había un chaval al
principio con su familia y a él dediqué el pase.
Rebeca no apareció y por tanto, el pase fue a un más soso y raro, la gente no lo entendía, pero fue entrar en la casa y la cosa se animó mucho más.
Todo empezó a tomar forma y cuando los defendí de Lebiatan, sonó un estruendoso aplauso que me hizo cambiar todo. Empecé a mirar más a los ojos. El ambiente mejoró muchísimo, tanto fue así que tardamos horas en salir de la casa debido al acting y a la cantidad de humo que había en la casa.
Al salir y ver la reacción de los niños, cambié totalmente y decidí transformarlo en un show infantil. Me volví el amigo "malo" de los niños y lo pasé todo a ese estilo.
Los niños alucinaron, iban todos detrás de mí, haciéndome preguntas y disfrutando conmigo, es más cuando Rebeca me atacó y perdí mis poderes, los niños se dedicaban a ayudarme y defenderme de los monstruos.
Al final se metieron muchísimo en la historia y el grupo, el pase y los niños me encantaron.”
Rebeca no apareció y por tanto, el pase fue a un más soso y raro, la gente no lo entendía, pero fue entrar en la casa y la cosa se animó mucho más.
Todo empezó a tomar forma y cuando los defendí de Lebiatan, sonó un estruendoso aplauso que me hizo cambiar todo. Empecé a mirar más a los ojos. El ambiente mejoró muchísimo, tanto fue así que tardamos horas en salir de la casa debido al acting y a la cantidad de humo que había en la casa.
Al salir y ver la reacción de los niños, cambié totalmente y decidí transformarlo en un show infantil. Me volví el amigo "malo" de los niños y lo pasé todo a ese estilo.
Los niños alucinaron, iban todos detrás de mí, haciéndome preguntas y disfrutando conmigo, es más cuando Rebeca me atacó y perdí mis poderes, los niños se dedicaban a ayudarme y defenderme de los monstruos.
Al final se metieron muchísimo en la historia y el grupo, el pase y los niños me encantaron.”
3 EL EXTRA:
"Fue lo mejor, cuando al acabar mi pase me metí sin avisar en
el pase de los compañeros, eso demostró el buen rollo que hay entre nosotros y
lo bien que saben reaccionar a imprevistos, porque tanto Juanpe como Dani, al
verme me metieron en sus textos y yo me incorporé a sus historias."
Me ha encantado esta entrada, así que por lo visto no debo de ser un purista.
ResponderEliminarLo unico que te falto fue el don de la ubicuidad que en Semana Santa si que se te activa.