Como no sé si leéis todas las entradas o solo una, os voy a hacer el mismo comentario en todas:
El jueves 28 de junio del 2018, fue una noche muy bonita,
vamos como siempre en el Botánico, pero a mí me pilló a desmano. Llevo todo el
año esperando la llegada del Botánico y de este trabajo, pero el jueves estaba
fuera, aunque lo estaba viviendo todo, no lo estaba ni sintiendo, ni disfrutando,
tenía mi cabeza en mil cosas pero allí no. ¡OFU!
El pie era lo que más ocupaba mi mente, no quería moverme
mucho, no quería sentarme con las piernas cruzadas, no quería repasar, ni calentar, para no
estar de pie, no quería ir muchas veces al baño por papel o agua porque está
más lejos, no quería ponerme los zapatos por si eran malos, pero tampoco quería andar desclazo. Vamos un caos. Luego, como he engordado no quería vestirme muy
pronto para no estar incomodo o estropear la ropa, no sabía si comer vestido o
aun sin vestir y como llevo una semana en casa, quieto y con el aire
acondicionado puesto, no he sentido la entrada del calor, es más pensé ir en pantalones largos, pues el jueves me llegó de pronto, estaba muy sofocado y no
quería sudar. Lo dicho que mi cabeza era una olla y pensaba en todo menos en
disfrutar.
Fue una soledad caótica, no sabía por dónde tirar, así que
después de un rato pensando que hacer, decidí maquillarme, la verdad, que quedó
muy bien y sin problemas, solo que acabé con una mano totalmente negra, porque
el maquillaje para la barba era en polvo y me puse fino.
Tras eso cené y la cena fue de diez. De nuevo volvimos a
esas macros ensaladas de verano que me organiza mi madre y que a mí me vuelven
loco, estaba de lujo y tenía de todo, pero de nuevo no disfruté el momento,
puesto que mi mente volaba y no estaba en eso. Además de pronto apareció
Úrsula, ella actúa después que yo y ya venía vestida, maquillada y lista y yo
aun sin vestir y cenando. Me puse un poco nervioso.
La ayudé, porque traía unos problemas con las alas, la ayuda fue simplemente llamar a los chicos del Botánico para que le llevaran las alas
antiguas. Por cierto, solucionaron el problema a las mil maravillas. El jueves
había un buen rollo y un mimo a los actores impresionantes pero... yo no lo
disfruté.
Al irse Úrsula, terminé de cenar y me vestí, no tuve
problemas ni con el pantalón, ni con la camisa, pero fue ponerme el chaleco y
me encorseté, parecía un corsé. De hecho bajé, urgentemente, al gran espejo de
abajo para verme, por si parecía un morcón, pero no. Yo estaba apretado pero no
se me notaba mucho. El pañuelo si que me lo tuve que poner dos veces porque no me salía
bien.
Luego subí, me puse a hacerme fotos para el blog e Instagram
y mientras estaba pensando si salía bien o si no se veía algo atemporal, oí ruido y de pronto oigo:" Señor, señor". ¡Ostras tenía que salir ya! Así
que sin repasar, ni calentar y ni concentrarme me lanzaba al vacío del verano 2018.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue te gusta mostrar los pectorales joio.
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