Y sí la tarde del domingo 1 de agosto del 2021 fue larga, pues tras salir de la sede de la Asociación de Vecinos Victoriana de Capuchinos y la Fuente, estuve unos minutos de bromas y piques con Javi y Julio, crucé la plaza, y directamente entré o entramos, pues éramos varios compañeros, al Cementerio San Miguel para asisitir al primer ensayo de La noche del recuerdo. También era la primera vez, después de casi 7 años, que me metía en la piel de Alvin Karpis.
Por cierto, me acuerdo de la compañera que se quejaba porque por ir sin mascarilla, ni se le acercaban, ni la besaban. No coment.Como en este grupo la rara enfermedad no había afectado a nadie, bueno sí faltaron dos compañeros, pero no representaron ningún problema, si se pudo hacer un ensayo de verdad.
Tras entrar en el cementerio y cerrar sus puertas, Edu nos reunió a todos en el mismo hall, para contarnos todo sobre el proyecto. Es verdad que aquí fui un poco travieso, pues estaba mi Luisa, y como nos apartamos del grupo por el tema de la distancia, empezamos a hablar de nuestras cosas, a reír y nos perdimos algunos datos, de hecho Edu en un momento dado nos llamó la atención y con toda la razón.
Bueno yo después del ensayo descafeinado de donde venía, tenía ganas de empezar a trabajar de verdad, he irme a mi lugar de actuación a ensayar, pero Edu como era el primer día, prefirió que todos hiciéramos la visita completa, para que vieramos a las anfitrionas y conociéramos los monólogos de nuestros compañeros.Y empezamos el caminar. Aprendí cosas chulas como donde habían estado las plazas de toros de Málaga o por qué calle Álamos se llama así, pero tampoco hice mucho caso, pues andaba ensimismado oyendo las anécdotas de feria de mi Luisa. Sus tardes infantiles de toros, sus fiestas de juventud, aunque de nuevo digo que algunas veces alborotamos demasiado.
El primer monólogo no se hizo, porque el compañero no fue, el segundo fue el de mi Luisa, que prácticamente lo leyó, luego me aparté del grupo porque me tocaba a mí.Llegué a mi lugar de actuación, antes que los compañeros, para calentar un poco el personaje y cuando llegaron ellos hice mi monólogo completo y sin parar.
Me lo había estudiado días antes en la playa. Estaba tan liado con Santa Elena que este texto me lo aprendí tal cual, no le puse ni le quité nada. Eso sí, para hacerlo más guiri y divertido le metí palabras mal dichas, verbos mal conjugados etc.
Yo me sentí muy bien al hacerlo, porque al no hablar bien español, podía parar, repetir o trabarme lo que quisiera que no se notaba, así que estaba tranquilo. Lo único que temía era que a Edu no le gustara algo tan cómico, pues ellos suelen ser más serio, pero le gustó, así que para adelante.
Después seguí un poco alejado del grupo, para hacerme las fotos de esta entrada y a continuación me volví a reunir con mi Luisa.
En esa última fase del camino, no me pude reír más, Luisa estaba sembrada y más que sembrá. Era reír, reír y reír.
En el monólogo del turronero no estuvimos muy atentos y acabamos viendo el baile de Paula. Me encantó el movimiento de manos de esta chica.
La visita continuó, pero tras el baile de Paula, mi Luisa y yo nos marchamos, por cierto, de vuelta a casa no pude parar de reír.
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