Un año más, Eventos con historia realizaría sus cuenta cuentos dedicados a Hans Christian Andersen. Esta vez se llamaban Cuenta cuentos teatralizados de Andersen y tendrían lugar los días jueves 22 y viernes 23 de diciembre del 2022. Se harían 2 pases por día, uno a las 19:00 y otro a las 19:30 horas y tendrían lugar por el centro de Málaga.
En esta ocasión Eduardo no había contado conmigo, pero tampoco pasaba nada, uno no puede estar en todas partes, además ya había currado lo suficiente con Edu.Pero el miércoles 21 de diciembre del 2022, el mismo día que entraba el invierno, fue abrir los ojos, sobre las 10:20 h. coger el móvil e iluminarse la pantalla con el numero de Eduardo Nieto. Yo estaba medio sopa, pude no cogerlo y llamarlo en otro momento cuando estuviera más espabilado, pero como no esperaba su llamada lo cogí.
Estaba acelerado, me decía que el compañero que iba hacer del emperador en el cuento de El traje del emperador, por causas mayores, personales y urgentes, no podía trabajar en esos días y necesitaban a alguien.
Reglón seguido me pedía el favor de que lo hiciera yo. Tenía solo un día para organizarlo todo, era muy precipitado y con ello me quitaba 2 de las pocas tardes libres que iba a tener esa Navidad, pero era algo muy gordo y tanto sentimentalmente como moralmente no podía dejar a Edu en la estacada. Sin dudar un segundo le dije que sí.
Aunque le advertí que el jueves 22 debido a mis clases llegaría muy justo de tiempo. Me respondió que no había problemas, que se adaptarían a mi horario y que sobre las15:00 vendría a casa a traerme el vestuario del compañero. Antes de terminar le pedí que me mandara el guion.A penas colgué, empecé a recapacitar, pues hasta ahora había sido un poco autómata, aún en la cama bicheé mis correos y encontré el texto.
Este personaje nunca me atrajo especialmente, lo había realizado en casi 4 versiones distintas, pero esta en concreto era un monólogo que representé en diciembre del año pasado en el parque El Retiro de Churriana Málaga.
Abrí el texto, lo leí y confirmé mis sospechas, ese personaje no me gustaba mucho, me pareció duro, no me acordaba prácticamente de absolutamente nada.
Pues mientras hacía la cama, recogía el dormitorio, me aseaba y me espabilaba, vagamente recordé que habían algunos videos de los ensayos o para coger imágenes para redes sociales de dicho personaje. Decidí buscarlos, los tenía, los vi y ¡¡¡¡ Eureka!!! De pronto mi mente se llenó de luz y claridad.
Aquello ya era un reto profesional que me motivaba un montón. Yo no pensaba adaptar el vestuario del compañero a mi cuerpo, me quedara como me quedara, ni salir ahí a soltar el texto, mejor o peor. No iba a salvar a Edu de cualquier forma e irme, eso iría contra mi profesionalidad.Si lo hacía lo hacía bien, el público no tenía que notar si lo había hecho en horas o en mil ensayos. Deseaba volver a levantar en menos de 33 horas de la nada, ese personaje ridículo, egocéntrico, excéntrico, lleno de gestos, de juegos, de andares extraños que creé para Churriana, quería recuperarlo porque así era una joya que me encantaba representar.
Así que me puse manos a la obra. Escribí rápidamente a María José, para decirle que no quería el vestuario de mi compañero, le dejé claro cual necesitaba, luego vi el video una vez, me leí el texto 2 veces y a falta de unas frases que se me atravesaban, antes del desayuno, ya estaba, en mi dormitorio, haciendo un pase con movimientos y texto sin papel en el mano.
No solo estaba el interés profesional sino personal, porque a parte de la buena acción que esto presentaba, formaría parte del programa oficial del Ayuntamiento de Málaga para la Navidad 2022/23 y eso me motivaba un montón.Si Edu me dio la noticia recién levantado, el vestuario me lo trajo a casa, después de despertar de la siesta. Serian las 17:00 horas y ¿ Por qué tan lejos de lo previsto? Os preguntareis, pues porque esa mañana nos fuimos, sin programarlo previamente, mis padres y yo a ver el Belén de La Mosca y después a comer al Palo, con una sorprendente e inesperada temperatura primaveral, por tanto a las 15:00 horas no estábamos.
Recuerdo como negociaba, por teléfono, el vestuario a la orilla del mar o como ya en casa, decidí junto a él que piezas usaría, dentro de las que él me ofrecía. Esta vez llevaría una capa color mostaza en sustitución de la blanca.
Aunque hice algún que otro repaso más del texto, especialmente antes de acostarme y mientras me duchaba, no tuve mucho tiempo porque nos fuimos de "zambonbá" y tampoco mucho interés, pues fue una tarde "raruna" e imprevista, que a nivel personal, que descolocó todo un poco.
Las sardinas navideñas, de toa la via.
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