La tarde del jueves 22 de diciembre del 2022, fue la primera vez, desde que empezó esto del Covid, que disfruté de lo que para mí es uno de los grandes placeres del mundo: El dormir en un autobús de línea.
Conseguí el primer asiento, ese en el que vas solo, me senté, acomodé todas las bolsas que llevaba sobre las rodillas, para así no olvidar nada, me puse mis auriculares y empecé a oír la voz insinuante, susurrante y adorable de Rigoberta Bandini, ella es mi revelación del 2022.¿Debería ir nervioso porque tenía que actuar algo no ensayado? O ¿Debía ir agobiado porque podría llegar tarde?, pues sí, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de dormí en un bus y lo hice.
Debo confesaros que me dejé llevar. No iba con el culillo apretado, no porque vaya de sobrado, sino porque San Googlemaps me dijo que llegaría tiempo y yo confío en él a pies juntillas.
Como os dije en la entrada anterior, ese día era el estreno de Cuentacuentos teatralizados de Andersen mi parte comenzaba a las 19:40 aproximadamente y yo salía del colegio, en el Puerto de la Torre, a las 18:00h. Llegando a las 19:10 al museo, iba estupendo de tiempo, porque en caso muy extremo actuaría sin maquillarme.Todo apuntaba a que lo lograría, pero el bus a veces tardaba casi una hora y de la parada al Museo Revello de Toro, lugar donde nos citaron para cambiarnos, podía haber 10 minutos caminando, así que no quise poner nervioso a Edu, pero no las tenía todas conmigo...
En el camino de ida al Puerto de la Torre, consulté a San Googlemaps, o más conocido como mi gurú, mi salvador o mi vidente. Este me decía que para las 18:51 h. estaría en el museo. Gracias a él descubrí que había una parada en el paseo del parque y si me bajaba allí solo andaría 4 minutos.
En el paseo del parque no había confiterías, pero sí puestos de buñuelos, estuve muy tentado en pararme, pero oí retumbar en mi cabeza la voz de mi madre que me decía : " Lolo no seas tan huevón, vete al museo ya, y no llegues siempre tarde porque te entretienes".
Así que feliz por ser tan responsable, relajado por el viaje en bus y repleto de ilusión y ganas, porque iba a poder disfrutar el previo sin prisas, entré en dicho museo de paredes de madera negra.
Me recibió la vigilante, que me preguntó si era del teatro, pues ya se habían marchado todos. Le respondí que yo iba más retrasado.
Esta amablemente me invitó a pasar y eso hice. Iniciando así el previo.
Me ha encantado esta entrada.
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