En el arte moderno el mensaje del autor no es tan claro como en una obra clásica, pues bien yo aquí os voy a contar como me sentí ayer, que sentí yo ayer, con la obra de Marc.
No penséis que estoy loco, pero ayer tuve una rara sensación cuando me vi, en el suelo del museo, con el saco en la cabeza donde apenas veía al público, pero todos me miraban a mí, me hacían fotos, pasaban casi de largo y al verme se paraban a mirar, luego pasaron muchas personas de largo y llegó un momento en la que la sala estaba sola y mi presencia allí carecía de utilidad.
Pues viene en esos momentos me sentí como una obra de arte, una pieza más del museo, la cual tiene valor mientras hay personas que la mira y admiran, luego es un objeto más sin valor alguno, su importancia o su valía se la da el público, la persona que observa.
Fue extraño pero pensé en las Meninas o en un Picasso, que carece de valor alguno es una pieza más y cuando es observado tiene mucho muchoooo valor.
Pues ayer por la tarde y gracias a Marc, me sentí una obra de arte , una pieza de un museo. Fue una experiencia muy interesante, como actor y como persona.
Como dije en una entrada anterior, un actor puede vivir cosas que no todo el
mundo puede hacer, con esto no digo que sea ni mejor ni peor, pero si
diferente, otra forma de vivir.
No todo el mundo puede decir que ha echado un sueñecito en el suelo del
Museo Pompidou junto a una obra de Picasso, pero yo sí.
Fueron casi dos horas de exposición, con lo cual me dio tiempo, como dije antes, a echar una cabezacita, a pensar en mi
mismo, a meditar y a repasar la última
obra que hice en la ESAD.
Estuve muy bien en todo momento, de hecho miembros del staff vinieron varias
veces, para saber si estaba bien, por cierto, todos muy atentos y pendientes a mí,
pero en todo momento estuve perfectamente, exceptuando que el aire
acondicionado era muy fuerte y cierto momento estuve medio congelado, casi
tiritando.
Al final, Marc unió a todo los modelos en la sala central, de pie, y ahí si
se me hizo un poco largo porque me temblaba una pierna.
Pero una vez Marc, fue un placer y espero vernos pronto.
Me ha encantado esta entrada....gran reflexion la tuya...me gusta...
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