
Hoy no las llevaba todas conmigo, no me gustan las alturas
ni los sitios altos, por tanto, estaba desganado y lo que hice fue no pensar en
el ensayo.
Pensareis que estoy loco, pero estoy ahora frente al
ordenador de madrugada y he parado de escribir como quince minutos porque he
estado oyendo música y dejándome llevar, músicas alegres, bailables, pero vengo
tan eufórico y tan cargado de energía del ensayo que tenía que soltarla.
Yo creía que solo estaríamos allí Ángel y yo, que éramos los únicos que ensayábamos. No iba muy
conforme por el tema de la altura y más estando los dos solos con Edu.

Cuando acabaron los de Riogordo, comenzamos Ángel y yo, pero
lo único que hicimos fue prueba de sonidos, usamos unos micros de diadema, de
estreno, aunque pocos ortodoxos y estuvimos probando.
Ese entorno, ese cielo, esa tarde, el momento de anochecer y
paseando por allí, diciendo mi texto, haciendo pruebas, no sé, me sentí feliz
como un actor importante y más como digo, rodeado de amigos.
Esto me hico imaginar el día de la actuación y me animó
mucho.
Me pareció un momento
muy profesional, paseando por allí, diciendo el texto y comprobando, gracias a
Cisco porque, estuvo todo el rato pendiente a nosotros, aconsejándonos cuando se oía
bien o no, además todas estas fotos son suyas.

Como los próximos estaban a punto de comenzar su ensayo, Ángel y yo hicimos poco, lo cual, me alegró, parece que Edu tiene confianza en nosotros.
Yo quería ensayar un poco más, pero no pudo ser, lo que si ocurrió es que sin querer me salió la forma de andar de Judas, mucho más hippie
y menos estirado, que va mejor al texto.
Estuve viendo a mis compañeros, que hicieron su escena, Edu
me dejó dar algunos consejos, pero estaba todo muy bien, Luisa siempre le sale
todo muy natural, me encantó la voz desgarrada de Cisco, pero la cara de Gertru
me puso los vellos de punta.
Tras eso y mientras el ensayo continuaba, Ángel y yo nos
fuimos, aquello era la boca de un lobo, pero contento volví a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario