Mañana hará 2016 años que el Niño Jesús nació en un pesebre
y hoy ha sido el día de mi nacimiento, bueno de mi nacimiento no, realmente, ha
sido el día de mi estreno. De mi estreno como técnico de sonido y si el Niño
Jesús nació en un establo yo lo he hecho en una cueva, concretamente en la de
un Becerro.
A ver después de esta extraña introducción, incluso creo que
un poco blasfema, lo que quería contaros de una manera algo navideña, que pega
en estas fechas, es que el día antes de Nochebuena he estado trabajando y por primera vez en mi vida, como técnico
de sonido. Esto ha tenido lugar en el pueblo de
Cuevas del Becerro y lo he hecho con la pieza El príncipe y el dragón 2.
Nunca me ha hecho ilusión la tarea de los
técnicos de sonido, me ha gustado ver cómo trabajan y como es su labor, pero
nunca me ha hecho ilusión hacerlo. Su éxito o su fracaso depende de un pen, de un cd o de un ordenador y yo para esas cosas soy muy negado.A esto hay que sumarle que el error de un actor, si es muy evidente, se puede
notar, pero cualquier fallo en un técnico de sonido por pequeño que sea, se
nota muchísimo, además descoloca mucho a
los actores y el público lo percibe.
Como dije en la entrada anterior, estaba muy tranquilo en
todo momento, pero fue ver a Nora haciéndome gestos, para avisarme que no
hiciera más pruebas de sonido y pusiera ya la música de la intro y ahí empezó
todo. Noté como los nervios invadían mi cuerpo desde los pies a la cabeza. Eran los nervios del principiante, de la responsabilidad y del
compañerismo, no quería fallar para no jorobar a mis compañeros.
Hacía casi diez años que no sentía ese tipo de nervios, eso
de lanzarte al vacío, de no saber cómo reaccionar si algo sale mal.
Actualmente sigo ponién-
dome ner-
vioso antes de salir a actuar, pero sé que tengo herramientas para solu-
cionar los problemas que puedan ocurrir, pero hoy, como técnico, no tenía nada donde apoyarme y si algo fallaba, se iba a notar porque no sabría reaccionar y me di cuenta que estaba histérico perdido.
dome ner-
vioso antes de salir a actuar, pero sé que tengo herramientas para solu-
cionar los problemas que puedan ocurrir, pero hoy, como técnico, no tenía nada donde apoyarme y si algo fallaba, se iba a notar porque no sabría reaccionar y me di cuenta que estaba histérico perdido.
Histérico, pero con morbillo, el morbo de hacer algo nuevo,
de arriesgarme, no sé era como una especie de concurso.
La verdad, que he dado el cien por cien, pero me lo estaba
tomando como un concurso. Eran catorce canciones o sonidos los que debía poner y cada uno era un reto, una preparación previa, un darlo todo en ese momento. Cuando lo acababa y salía bien, un respiro, un descanso y en pocos minutos de
nuevo alerta. Ha estado divertido.
Además al lado tenía a Antonio, un técnico de sonido de
verdad, era el encargado de la sala, él sabía controlar los volúmenes, ecualizar
los sonidos y dirigir los micros.
Menos mal que estaba él, sino... no hubiera
hecho nada, puesto que él me iba controlado
los sonidos o músicas que yo lanzaba.
Es más, Nora me explicó cómo manejar su tablet para ir
poniendo las canciones una a una, pero eso no funcionó, así que las tuve que
poner todas seguidas e ir dando al botón pause o stop cuando iba a pasar de una
otra y menos mal que Antonio, cada cambio
de canción me quitaba o me ponía el sonido y así disimulábamos cualquier
fallo que yo pudiera tener, Además ha
seguido sin rechistar todas mis indicaciones.
Vamos que hemos hecho un buen equipo, ha estado pendiente a mí
en todo momento y yo me he sentido agusto. Me ha dado mucha tranquilidad. Hemos compartido ideas, por cierto, él estaba encantado con la pieza, se reía y
le ha gustado mucho.
Pero eso sí nos han molestado, mil y una vez, amigos de
Antonio, miembros de la prensa, miembros de la organi-
zación, personas del pueblo, todos venían con sus problemas al chico y este trataba de solucionarnos. Cada vez, que venía alguno, se ponían a hablar a voces, eso hacía que yo no pudiera oír bien a mis compañeros, que me perdiera, que no viera, que temiera que Antonio no estuviera pendiente mía, etc. y me enfadaba mucho, pero me callaba.
zación, personas del pueblo, todos venían con sus problemas al chico y este trataba de solucionarnos. Cada vez, que venía alguno, se ponían a hablar a voces, eso hacía que yo no pudiera oír bien a mis compañeros, que me perdiera, que no viera, que temiera que Antonio no estuviera pendiente mía, etc. y me enfadaba mucho, pero me callaba.
"Esas magnificas" interrupciones me han hecho sudar la gota
gorda, pero literal, cada vez me quitaba más ropa, hasta quedarme en mangas cortas, porque aquello era estresante.
En resumen, he superado bien la prueba, porque no he fallado
en ninguna de mis intervenciones y eso me ha hecho muy feliz, he acabado con la
adrenalina a tope y ya digo, me ha gustado ese cierre del curso y del año 2016,
haciendo algo que es complicado para mí y haciéndolo bien.
No fui técnico, no lo soy, ni lo seré, pero me ha gustado la
experiencia, he ganado el concurso.
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