miércoles, 14 de diciembre de 2016

SIEMPRE DESCUBRIENDO O CUMPLIENDO AÑOS EN LA FINCA.


Y empieza el cumpleaños, mi primer cumpleaños en el Jardín Botánico de Málaga, el sábado 10 de diciembre del 2016.

El principio, debo ase-
guraros, que  fue un poco frío. De los veinte niños progra-
mados, ha-
bían lle-
gado muy  pocos  y teníamos  que esperar a que lle-
garan el resto, dis-
trayendo a los que si habían llegado.
Yo me incorporé a dicha recepción  un poco más tarde, porque estaba dentro de la casa, ultimando las cosas.

Cuando salí, David  me presentó a los niños y ya  empecé yo también. Aunque puedo decir que cualquier piedra de Botánico, tenía más vida que yo. Realmente era David el que lo estaba haciendo todo. Él tiene mucho arte con los niños, estaba enganchando con ellos muy rápido  y los padres miraban felices como perdices. Yo entre que iba de  nuevas y no sabía lo que hacer, no quise significarme mucho para no meter la pata, además eso de que los padres estuvieran mirando... Lo dicho yo era una piedra más del jardín.

Finalmente llegaron todos, unos 14, los padres se fueron y comenzó la primera parte del cumpleaños.

Esta consiste en maquillar y disfrazar a los niños, como esta vez la temática era Hadas, pues pusimos gorros de exploradores o alitas de hadas, según ellos quisieran.

Ahí  ya desplegué mi arte y mi  cologueo con los niños, ganándomelos a todos al  momento. A parte de poner  alitas a las hadas, me puse a maquillarles corazones en la cara. Quedó guay y conquisté a las pequeñas.

Ya animado, los puse en fila, los ordené para comenzar, di la bienvenida, maquillé y arreglé a tres nuevos pequeñines que llegaron tarde.

Comenzamos el camino, en un principio iba atento y dando  alguna que otra orden, porque los niños corrían mucho por aquellos parajes y pensé que podrían caerse y dejar de recuerdo en los caminos del jardín algún que otro diente. Pero vaya no me hicieron caso, dejé de mandar, corrieron y ninguno se cayó, menos mal.

Después ya me metí de lleno en el cumple, buscando  pistas, haciendo comentarios, contando historias, anécdotas y sobre todo jugando con los niños, especialmente con una pequeña, que no le hacía mucha gracia ir sola y se pasó casi todo el cumpleaños cogida de mi mano.

Pero como siempre y lo he dicho mil millones de veces ya, qué pesado soy, pero  trabajar en el Botánico siempre es un placer y te hace descubrir cosas.

Esta vez fueron  3 descubrimientos:

El primero parece mentira, yo no me lo creería pero llevo desde junio frecuentando, trabajando y paseando por la Finca de la Concepción, pues aun siete meses después, aun veo cosas nuevas que no había visto jamás como; Un pequeño teatrillo, con un busto de Amalia Heredia. Allí hacían los Loring y los Heredia, pequeñas representaciones teatrales  y también descubrí  una pequeña  casa dónde se recrean  escenas de la vida  cotidiana de la finca, durante la época de los Loring, pero todo hecho en miniatura y con muñecas Barbies.

El segundo, fue descubrir  la buena  mano y la fuerza que tiene David con los niños. Un tío que en apariencia no parece muy atractivo para  los niños, pero creerme  es poner su  sonrisa de personaje y de pronto todo le cambia, el cuerpo, la forma de hablar... me pareció espectacular.

Y en  tercer lugar descubrí la preciosidad del jardín, por la mañana. El día triste, húmedo y nublado se transformó en un día maravilloso. Un sol, un cielo celeste y había una variedad enorme de tonos verdes en los árboles, ninguno era igual y  eso unido a los 17 niños corriendo por la finca con sus alitas de color rosa, celeste y brillante y daba un aspecto muy fantástico, parecía un cuento.


Yo me lo pasé muy bien. Aunque vi un poco los toros desde  la barrera, a decir verdad, no me involucré al 100% como merecía, pero de verdad que para la próxima vez prometo organizarme algo, una especie de personaje, una especie de relación con David y realizar mucho mejor la pieza.


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