Y empieza el cumpleaños, mi primer cumpleaños en el Jardín
Botánico de Málaga, el sábado 10 de diciembre del 2016.
guraros, que fue un poco frío. De los veinte niños
progra-
mados, ha-
bían lle-
gado muy
pocos y teníamos que esperar a que lle-
garan el resto, dis-
trayendo
a los que si habían llegado.
Yo me incorporé a dicha recepción un poco más tarde, porque estaba dentro de la
casa, ultimando las cosas.
Cuando salí, David me
presentó a los niños y ya empecé yo
también. Aunque puedo decir que cualquier piedra de Botánico, tenía más vida
que yo. Realmente era David el que lo estaba haciendo todo. Él tiene mucho arte
con los niños, estaba enganchando con ellos muy rápido y los padres miraban felices como perdices.
Yo entre que iba de nuevas y no sabía lo
que hacer, no quise significarme mucho para no meter la pata, además eso de que
los padres estuvieran mirando... Lo dicho yo era una piedra más del jardín.
Finalmente llegaron todos, unos 14, los padres se fueron y
comenzó la primera parte del cumpleaños.
Esta consiste en maquillar y disfrazar a los niños, como
esta vez la temática era Hadas, pues pusimos gorros de exploradores o alitas de
hadas, según ellos quisieran.
Ahí ya desplegué mi
arte y mi cologueo con los niños, ganándomelos
a todos al momento. A parte de poner alitas a las hadas, me puse a
maquillarles corazones en la cara. Quedó
guay y conquisté a las pequeñas.
Ya animado, los puse en fila, los ordené para comenzar, di
la bienvenida, maquillé y arreglé a
tres nuevos pequeñines que llegaron tarde.
Comenzamos el camino, en un principio iba atento y
dando alguna que otra orden, porque los
niños corrían mucho por aquellos parajes y pensé que podrían caerse y dejar de
recuerdo en los caminos del jardín algún que otro diente. Pero vaya no me
hicieron caso, dejé de mandar, corrieron y ninguno se cayó, menos mal.
Después ya me metí de lleno en el cumple, buscando pistas, haciendo comentarios, contando
historias, anécdotas y sobre todo jugando con los niños, especialmente con una pequeña, que no le
hacía mucha gracia ir sola y se pasó casi todo el cumpleaños cogida de mi mano.
Pero como siempre y lo he dicho mil millones de veces ya,
qué pesado soy, pero trabajar en el
Botánico siempre es un placer y te hace descubrir cosas.
Esta vez fueron 3
descubrimientos:
El primero parece mentira, yo no me lo creería pero llevo
desde junio frecuentando, trabajando y paseando por la Finca de la Concepción,
pues aun siete meses después, aun veo cosas nuevas que no había visto jamás como;
Un pequeño teatrillo, con un busto de Amalia Heredia. Allí hacían los Loring y los
Heredia, pequeñas representaciones teatrales
y también descubrí una pequeña casa dónde se
recrean escenas de la vida cotidiana de la finca, durante la época de
los Loring, pero todo hecho en miniatura y con muñecas Barbies.
El segundo, fue descubrir
la buena mano y la fuerza que
tiene David con los niños. Un tío que en apariencia no parece muy atractivo
para los niños, pero creerme es poner su
sonrisa de personaje y de pronto todo le cambia, el cuerpo, la forma de
hablar... me pareció espectacular.
Y en tercer lugar
descubrí la preciosidad del jardín, por la mañana. El día triste, húmedo y
nublado se transformó en un día maravilloso. Un sol, un cielo celeste y había
una variedad enorme de tonos verdes en los árboles, ninguno era igual y eso
unido a los 17 niños corriendo por la finca con sus alitas de color rosa,
celeste y brillante y daba un aspecto muy fantástico, parecía un cuento.
Yo me lo pasé muy bien. Aunque vi un poco los toros
desde la barrera, a decir verdad, no me involucré al
100% como merecía, pero de verdad que para la próxima vez prometo organizarme algo, una especie de
personaje, una especie de relación con David y realizar mucho mejor la pieza.
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