Después de un siestón de esos que hacen historia y que necesitaba, me pase la tarde más hacendosa del mundo, puesto que limpié mi dormitorio, preparé todo el atrezo, complementos y el vestuario de don Rafael Echevarría, limpié también parte de la salita, arreglé el tarro de colonia de Don Rafael Echevarría, me duché, me hice la cena y organicé el planing de elementos escenográficos y vestuario que debo llevar, el martes, al Festival Infantil de Teatro, pero debo juraros que a pesar de todo eso me dio tiempo a descansar y me lo pasé genial.
Os aclaro, me lo pasé genial porque compartí muchos momentos con mi madre, que empezó a ordenar los armarios, a sacar ropa de verano y a probarse vestidos para una boda y me recordaba cuando era chaval y mi madre se probaba trajes para las cenas a las que iba con los amigos o las tardes primaverales de cambios de armarios.
Todo marchaba muy bien, además yo deseaba actuar esa noche, pero empezaron a aparecer señales de que quizá no todo fuera tan bien, el tarro con el perfume " añejo" de Don Rafael se rompió y no podía echarme la colonia y el olor de Rafael es esencial para meterme en el personaje, al final conseguí arreglarlo y oler a él, luego no encontraba el libro negro con la biografía de Marisol que siempre suelo llevar y tuve que coger uno nuevo, no encontraba el cinturón, ni parte del maquillaje.
Además a mi me dijeron que llegara a las 21:00 pero a las 19:00 me llamó un compi y me informaba que ya iba para allá, más tarde me llegó un mensaje de dirección, para recordarme, y ya era la tercera vez, que hoy se actuaba y la verdad, que estaba tan feliz que me daba todo igual, pero también me decía:" Y si..." Es que a veces uno es supersticioso.
Bueno pues a las 20:30 tal cual estaba previsto, cargué el vestuario y mi padre me llevó, en coche, al jardín. ¡¡ Gracias papá, sino tendría que haber salido súper pronto y hubiera llegado sudado y cansado!!!.
Durante el trayecto fuimos charlando de un acontecimiento familiar, en latín, vivido el día antes y entre charlas llegamos, a las 20:50, al jardín. Eran 5 minutos más tarde de lo previsto, pues mi padre se equivocó y cogió el camino más largo, pero dio igual porque al llegar, la jefa no estaba.
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