Este verano el Jardín Botánico de Málaga es un estreno constante. Es curioso porque es el año que hay menos días y menos frecuencia de actuaciones, pero el que más estrenos va a tener. Dos espectáculos, por cierto, también es la primera vez que yo vivo dos estrenos seguidos en dicho enclave.
El primero ya pasó, ya os hablé de él y el segundo tuvo lugar ayer, jueves 11 de julio del 2019, su título es El origen. Una visita histórica al jardín, en la que mi papel es el de Jorge Loring.La sensación de ayer, cuando acabé, fue la de:” Trabajo realizado”. Sin más connotaciones negativas o positivas. Como dice el chiste, la temperatura de mi pasión al acabar, fue la de cero grado, o sea, ni frio ni calor. No me gusta tener esa sensación nunca y menos en el jardín pero así fue.
Los días previos no fueron muy buenos.
No me gusta salir con frialdad de ningún trabajo, pero mucho menos de este que siempre ha sido un lugar mágico, donde uno siempre ha terminado cargado de energía y de positivismo. Todo esto lo conseguías del lugar, del público y de tener el honor de dejar de ser uno mismo para ser otra persona.
Desconectar de ti y ser otro, pero esta vez los días previos fueron muy complicados.
A ver cómo cuento esto. Va a quedar muy poético, muy tele novelero y muy metafórico, pero es que quiero contarlo todo, pero sin contarlo, o sea, sin dar detalles, que se entienda pero sin decir y también quiero aclarar que aunque suene novelero todo es real.
Antes de empezar quiero contar que el tema de la censura en la dictadura de España era un tema que siempre me interesó. Me informaba de las tonterías que prohibían y como los artistas intentaban saltarla, pero nunca entendí el por qué les sentaban tan mal, por qué estaban tan en contra, por qué se sentían tan dolidos, igual que tampoco entendí el dolor que Madonna expresaba cuando tuvo que suspender en el año 1990, su concierto romano de la Blond Ambition Tour por protestas y expresaba como le habían coartado su libertad como artista. Yo llevaba desde el sábado anterior, sintiendo algo parecido a esa censura en mis propias carnes, pero a un nivel de autoridad extrema, impasible y nada cordial, incluso con desprestigio de mi trabajo.
Ahora los comprendo a todos, ahora comprendo como 40 años después aun hoy los que la sufrieron hablen de eso, les duela y se revelen. Nunca me han hecho sentir tan mal y creo que nunca me he retorcido tanto y he luchado por una idea propia, con uñas y dientes, con rabia y con cabezonería, pero es que duele cuando de hoy a mañana te prohíben todo y te obligan a cambiar.
Veía mi trabajo como un camino repleto de ramajes y plantas con espinos que me impedían cruzar y aunque el día del estreno todo estaba ya aclarado, mi camino era plano, llano, fácil y desde el martes tenía el apoyo de la máxima autoridad del proyecto, tanto jerárquicamente, como artísticamente, como sentimentalmente, a la que agradezco su apoyo, sus palabras, sus gestos de ánimos, de aprobación y sus abrazos, también me apoyaron mis compañeros que me defendieron como jabatos ( no quiero dar nombres) y mi madre, mi amigo David y mi amiga Gloria que escucharon mis penas estoicamente, pues pese a estar todo solusionadisimo, llegué al estreno muy tocado del ala y con una inseguridad de mil, estaba muy resacoso debido a los días vividos.
Si yo que soy inseguro de por sí, le sumas la inseguridad de lo nuevo ( nuevo el texto, el personaje, el espectáculo, el vestuario, el lugar de actuación etc) y la generada cuando a cuatro dias del estreno, alguien te mete en la cabeza la idea de que todo estaba mal, pues si lo sumas el resultado es; que mientras actuaba mi cabeza estaba en todo, menos en lo que tenía que estar. Un texto aprendido, machacado, entonado, trabajado, desde hacía casi tres semanas y repasado y repito, machacado hasta la saciedad, en el estreno lo decía inseguro, con miedo, a trompicones y como si me lo hubiera estudiado la noche antes.
Tuve que decir un texto que era una mezcla entre lo que yo tenía y cosas nuevas que me dieron, así que iba improvisando casi que en el momento. Además quería hacerlo en castellano neutro y yo soy bueno haciendolo si tengo un texto bien aprendido, pero si improviso me siento inseguro por si meto la pata con el andaluz, así que, a sumar otra inseguridad más.
Me pidieron un personaje, serio, distante algo seco, pero claro el público de las visitas quieren vida y buen rollo, y yo al ser tan serio, invitaba al publico a estarlo también y esto hacía que me mi cabeza me fustigara aún más sobre si lo que hacía estaba bien o no.
¿Pensais que con tantas cosas en la cabeza uno puede disfrutar una actuación? ....
De hecho comentaba con un/a compañero/a ( para no dar pista) que estaba, previo al estreno, super relajado y eso antes de un estreno no es bueno. Hay que estar nervioso por hacerlo bien e ilusionado por hacerlo, pero como yo estaba tan derrotado después de todo, pues partía como caballo perdedor y no tenía ánimos...
Ya concluyo y lo hago diciendo que aunque suene a victimismo y telenovela es todo cierto. (No siempre voy a contar cosas buenas ¿no?. Está profesión es dura por naturaleza, así que debo sentirme afortunado, de qué estas penas me pasen muy de cuando en cuando y debo estar feliz por estar en ese jardín, por tener estos compañeros, estos jefes y por hacer lo que hago, asi que, pelillos a la mar.)
De hecho he sacado muchas ideas de ambos estrenos para mejorar y enriquecer ambos personajes.
Ahora vendrían las crónicas post-pases, pero esta vez no tengo. Mi actuación se inicia en el teatrillo, que es una zona elevada del jardín, estoy muy a la vista y temo que el público aparezca y me vea escribir en el móvil, aun no tengo un lugar donde me sienta protegido y escondido, por eso no escribí la crónica del segundo pase. La del primero no la hice puesto que no tuve tiempo para descansar porque se me solaparon, el primero y el segundo y del tercero no hay porque aunque tuve tiempo, durante el paseo de vuelta para escribir, como estaba a cero grado me apetecía seguir en ese estado de neutralidad y no quise hacerlo, la verdad es que tampoco sabía que poner.
Así que poco más que decir, que el primer pase fue como el más frio, el de introducción, el de tantear todo a ver como iba. Era un publico con un caminar lento y creo que muchas de mis historias no las oyeron, el momento entre Celia y yo fue muy disfrutado y cuando acabé tuve la sensación de que nos habíamos pasado de tiempo, y así fue, porque cuando venía de vuelta, me encontré a Juampe en mitad de mi camino, o sea, el primer y segundo grupo se solaparon y sin descanso alguno empalmé. Algo que por un lado me vino bien, me pillaron tan de sopetón que empecé a actuar sin preparación y fue muy real, más natural y el publico se involucró mucho más. Del tercero recuerdo poco, solo que de nuevo iban lento y que no eran muy participativos.
Debo organizar mejor mi información en el monologo, la parte de Celia y yo está muy bien pero algo fría, al ser dos personajes fríos, y eso creo que deja al publico cortado pues espera más y la parte con Juampe fue genial, ahí sí que lo pasé fenomenal, era actuar de verdad, era estar seguros, era jugar los personajes y esas tres escenas no las cambio por nada y cosas así te hacen olvidar todo lo pasado.
Lo que se nota es que tienes ya muchas tablas de teatro y de vida sobre tus hombros.
ResponderEliminar