Y se hizo el silencio, el domingo 14 de julio del 2019, en el Cementerio de San Miguel. Se hizo el silencio durante el ensayo de la segunda Noche de Verano en San Miguel, la dedicada a las artes.
El pintor Joaquín Martínez de la Vega relataba, a las puertas de la capilla principal, sus angustias, sus miedos, sus miserias, sus recuerdos, sus paranoias y su desesperación y eso hizo que ocurriera algo inusual, y es que parte de los participantes a ese ensayo, que estuvieron presente durante la representación, no dijeran ni palabra.
El ensayo del domingo estaba previsto para las 19:00 horas, se haría un pase a tiempo real para controlarlo, y luego a las 21:00 horas una sesión de fotos para publicitar el proyecto. Queriendo evitar que yo no esperara, solo en la capilla, a que mis compañeros acabaran y vinieran a mi lugar de ensayo, Edu me citó a las 20:00, me siento la estrella de San Miguel, vamos un estilo a Isabel Pantoja en Supervivientes, pues bien, llegué y tras saludar al seguridad y a Julio solté mi vestuario en la “sala de duelo-camerino” y me fui, de nuevo escondido entre las tumbas de los Loring, a ensayar en soledad y de forma privada.
Hice dos pases completos, los grabé y vi que pese a no haber repasado durante la semana, lo tenía. No había perdido la esencia de la semana anterior. Después del repaso, Edu me vino a buscar, y me dijo que me fuera a mi lugar de actuación, esta vez sí o sí tenía que ensayar con público, ya que estaba Lidia, la chica que me iba a presentar, a la cual no conocía y Maríangeles que hará el baile de cierre y debíamos cuadrar mi final con su principio. Además estaba Javi Zumaquero, como ayudante, incordio, apoyo, pesado, acompañante, vamos como lo que él es, un tío genial que me hace pasarlo fenomenal y que nos llenó todo el rato del ensayo de risas.
Bien es sabido cuanto le gusta a Eduardo que mientras un compañero ensaya, los demás lo vean, también es sabido que yo odio eso, algo que he dicho mil veces. Pues para que veáis lo raro que somos los actores.
Esta vez, tenía que ensayar con mis dos compañeras y con casi 12 personas más que estaban de público, Blas, María José, Luisa, Toni, Julio, Melisa, Zumaquero, el guardia jurado, Edu, el amigo de Melisa y algunos más, pues bien, esta vez como tenía ya el personaje pillado, estaba nerviosillo pues era la primera vez que lo hacía para gente y más que eran gente conocida, pero también estaba ilusionado, tenía ganas de demostrar, de enseñar el trabajo, de que gustara, de lucir lo preparado durante tantos días, esta vez mi ego de actor estaba bien alimentado y quería lucirse. Lo que cambia uno ante un trabajo sin hacer y un trabajo casi listo.
Estuvimos preparando con Maríangeles su principio y mi final y después se inició el ensayo.
Me presentaron, ocupé mi lugar de actuación y comencé. Los minutos se me hicieron cortísimos, noté como yo controlaba la situación, la velocidad, los tiempos, el ritmo, todo estaba bajo mi mano y yo dirigía, siempre claro está siguiendo lo ensayado, es verdad, que por inseguridad no miré mucho a los ojos a mis compañeros. Pues fue ahí, en ese ensayo, fue donde se hizo el silencio.
Silencio que pocas veces se da en el cementerio. Debo confesar que yo soy el primero que lo hago, pero cuando uno ensaya ante compañeros siempre se oye algo de fondo; que si bromas, que si comentarios, que si indicaciones, o incluso conversaciones personales, pero esta vez no se oía nada, todos guardaron silencio y cuando yo me quedaba callado, no se oía nada. Al terminar el silencio se mantuvo, después vino el baile de Maríangeles y fin.
Acabamos, ella y yo, dentro de la capilla. Luego cuando salí a recoger y preparar la sesión de fotos, empezó una retroalimentación muy positiva que no esperaba, entre ellos Javi Zumaquero, que como siempre está de broma no lo creí, y me juró por sus hijos que le encantó mi personaje, Lidia la chica que no conozco que me dijo que aún tenía los vellos de punta, mi Luisa, Maríangeles me dijo que le encantaba el enfoque del personaje y hasta Melisa cuando iba al coche con Luisa, me abrazó, me besó y me dio su más sincera enhorabuena, por cierto, Edu acabó la escena cogiéndome en brazos y levantándome por los aires, con todo ello mi seguridad, anterior, se afianzó y acabé el ensayo más gordo que un pavo.
A partir de ese momento, me sentí como un niño en la fiesta de fin de curso, cuando lo ha aprobado todo, ya ha hecho su trabajo y ahora solo queda disfrutar y eso hice. Imaginad una sesión de fotos, donde está Luisa, Toni, Javi, Maríangeles y yo. Pues nada, fue un constante cachondeo, riéndonos de todos, de todo y especialmente de nosotros mismo, pasarlo bien, tirarnos pullas y reírnos.
Me encantó el momento de manchar mi ropa y mi cara de pintura, aconsejado por Toni y Javi.
Bueno, hicimos la sesión de fotos, que fue la más breve de la historia y tras eso nos fuimos a casita, el ambiente era tan bueno que incitaba a irnos de cervecita, pero yo quería ver a la Pantoja en su entrevista en Superviviente con mi madre y me vine a casa, por cierto, que mi Luisa me trajo para que no se me hiciera tarde, ¡GRACIAS GUAPISIMA!
Qué tarde más buena eché.
ACTOR.
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