Después de calentaros la cabeza con todos los temas profesionales, quiero hablar de lo realmente importante, o sea, las vivencias y las personas que me encontré ese lunes de septiembre.
Juanjo, María José, Paco y mi hermano, son realmente los protagonista de esta película y os preguntareis, ¿ Aquí hay uno nuevo que antes no estaba?. Bueno, ya veréis por qué.
Pues lo dicho no me enrollo más y empiezo.
Voy a empezar por el final, es decir, por la noche del lunes 21 de septiembre de 2020, después de cenar, mientras metía los platos en el lavavajillas y mandaba un audio a Juanjo, estaba satisfecho, algo cansado, pero muy contento, tenía una felicidad en mi interior muy grande. Había vivido en un día muchas cosas, me había reído, me había sentido querido, acompañado, había comido un montón, había disfrutado, había visitado sitios nuevos y sobre todo, con esta "nueva normalidad", me había sentido gracias a mis compañeros, seguro y respetado, que hoy día a veces es complicado. Además como salgo muy poco, el hecho de cortar mi rutina de forma tan radical me relajó tanto, como si hubiera pasado un mes en el Caribe.
María José estaba muy contenta, Juanjo nos contaba sus anécdotas con una energía, como si las estuviera viviendo en ese momento y yo, que me gusta poco viajar, estaba como inseguro pero a ellos los notaba tan felices, tan llenos de ilusión y ganas por ir a Carratraca ( tras grabar Paco nos propuso ir allí a almorzar) que su alegría me hizo cambiar el chip.
Historias de Juanjo, un maestro vocacional, que nos acompañaron durante todo el viaje. ¡¡Qué bonitas son!! Como digo las cuenta con tanta emoción, tanta verdad y tanta ilusión que te trasladan al momento. En ese viaje pude sentirme maestro y descubrí que María José, también era maestra y nos contó sus experiencias. Debo apuntar que yo también aporte las mías, como profe de teatro, o más bien monitor.
Juanjo usa un vocabulario, una forma de hablar y unos tonos, que hacen que cada historia sea interesante y divertida y te hartes de reír. María José las cuenta con una ternura y un amor que te ablanda el corazón. Recuerdo, esa apertura de un cole nuevo, los viajes a los coles, los coles donde la maestra era casi más joven que los niños, las defensa de Juanjo a los bulling, cuando antes no se llamaba así, las experiencias con las niñas que sabían demasiado, los primeros amores... y muchas más. Es que lo pasé tan bien que podría contarlas como si fueran mías.Un menú casero, con vasos y platos como los de casa, ollas para servirte lo que quieras, un trato rápido y una nota media de un 7, puso ser un 10 pero el postre lo fastidió. Alguien tan goloso como yo, esperaba un mega postre hecho allí y no un como de marca generica.
Yo estoy aquí hablando de algo super novedoso, pero escribiendo sobre Carratraca y comida casera, todos sabéis de lo que hablo, ¿verdad? Sí de Casa La Pepa, por allí ha pasado todo el mundo, bueno todos menos yo. Es más cuando telefonee a casa, mi madre conocía perfectamente el sitio, repito, menos yo. Había oído hablar de él pero nunca fui.
Bueno todo el mundo conocerá el sitio perfectamente, pero tanto como María José y yo, no.
Tras el almuerzo quise darme una vuelta para ver el bar, lleno de detalles, (Esta ubicado en una casa particular.) ella me quiso acompañar y como es tan malilla me hizo verlo todo y cuando digo todo es todo. Después no quiere que la llame rebelde.
¡¡¡Qué momentazo‼! Éramos como dos niños pequeños y aventureros, escapando de los mayores y saltándose, de forma sutil con movimientos lentos y silenciosos, todas las normas. Me gusta las personas serias, respetuosas y responsables pero que no pierden su vena infantil.
Impresionante fue también el tiempo que pasamos entre grabación y grabación, esto que cuento fue de nuevo en Pizarra. Volvimos al bar donde desayunamos y donde tanto Juanjo como María José me contaron recuerdos de su niñez, tan entrañables, curiosos, duros y bonitos que me dejaron con la boca abierta.
Y la última secuencia de esta película, es para mi hermano, pues cuando llegué de vuelta a Málaga y antes de irme a casa me fui al centro de paseo, a por un helado y me encontré con él y nos dimos el paseo juntos muy agradable y al llegar a casa todo perfecto. ¿Se puede pedir más?.
Ese día hice 78 km, y pese al recorrer tantos metros no salimos de la casa de Paco. Creo que es el hombre con la casa más grande del mundo, porque ir a un sitio con él es como visitar su casa, primero porque te muestra los lugares con mucha pasión como si fueran suyos y segundo porque se comporta como un gran anfitrión y se preocupa siempre de que estés cómodo, contento, a gusto, feliz, por tanto, viajar y trabajar con él es un autentico placer.
Pues vaya suerte que tienes, personas y hogares asi van quedando pocos.
ResponderEliminarViva el siglo XX
Has descrito ese dia,tan bien,con sensibilidad,y con tanto lujo de detalles,que me parece vivirlo todo de nuevo.Para mi,fue una jornada fuera de lo normal,y en la que disfrute muchisimo,gracias a vuestra compañía.Tambien sirvió para ver ( y tú blog lo confirma) que eres una persona super epecial,con un mundo interior riquisimo,que muchos no lo perciben,cariñoso y un grandísimo actor.Por todo ello,gracias Lolo.
ResponderEliminar