Por todos es conocido que Don Juan es un personaje rebelde, valiente y libre, pero en esta ultima cualidad se pasaba un poco y más que libre era libertino, por tanto, necesitaba de vez en cuando que le leyeran la cartilla y lo metieran en "verea", y eso mismo necesitábamos mi compañera María José y yo, bueno sobre todo ella que por algo es apodada "la rebelde", esto ultimo es broma, pero es cierto que lo necesitábamos, así que para que nos metieran en cintura nos citamos con Paco Cabrera el martes 1 de septiembre del 2020 en el Grand Café.
Como bien sabéis íbamos a realizar una lectura dramatizada de
Don Juan Tenorio en una televisión de Pizarra, llamada
Fion TV. Era una colaboración que íbamos a hacerle a Paco, por tanto, ni había un nivel de exigencia de ensayos, ni quedadas, ni nada, pero María José y yo queríamos quedar con Paco para que nos marcara unas directrices a seguir, qué tipo de interpretación hacer etc. Primero porque él es el que dirige el programa y por tanto el que tenía claro que quería que se mostrara en tv y segundo porque él sabe más que nosotros y nos daría una visión que ambos no teníamos. Visión que a mí me vino de maravilla, pues no solo me dio una nueva forma de interpretar al conquistador, sino que incluso me hizo ver a Don Juan de otra manera, es más me sentí como Doña Inés pues me hizo amarlo.
A mi nunca me gustó ese personaje. Cuando Eduardo Nieto montó Don Juan Tenorio, hace ya mil años, había una especie de leyenda urbana que decía que me daría ese personaje a mí. Luego no lo hizo. Si os soy sincero así de primeras me dio un poco de coraje, pero luego me ofreció Don Luis Mejía. Al trabajar a este y ver como se trabajaba el otro personaje empecé a enamorarme de Don Luis y a cogerle mucha tirria al protagonista. ¡¡¡ Siempre me pareció tan plano!!!. Es más, pensaba que dentro de la pieza el más aburrido y menos interesante era él.
Dicho todo esto entremos en materia, esa tarde, desde que salí de casa hasta que volví pasaron como unas 4 horas, y no porque trabajáramos a destajo, sino porque María José, Paco y un servidor, somos 3 papagayos y además de trabajar, hablamos, hablamos y hablamos...
De hecho lo que es trabajo hicimos solo 3 pases del texto. Es importante aclarar que no leímos la pieza entera, sino los fragmentos más importantes, esto en tiempo serían unos 20 minutos cada uno.
La primera lectura, fue de calentamiento, pero vamos yo lo di todo, o sea, que lo hice tan plano como solía entenderlo. Tras leer, Paco tomó la palabra y me hizo ver que ese personaje está lleno de matices y pasa de ligón, a conquistador, a enamorado, a chulesco, a miedoso, a asustado, a valiente, a espiritual, en nada de tiempo. En pocos párrafos y en pocos versos, ya digo en menos de 20 minutos, la cantidad de matices y pasajes emocionales era brutal.
Fue explicarme eso y mi mente empezó a crear. Siguiendo esas indicaciones hicimos otra lectura, para la cual, pese a estar sentado y en un local público, utilicé distintas posturas, según el matiz del personaje, me hice de distintos tonos de voz, entonaciones etcétera, y me noté como iba pasando de un sitio a otro, y la verdad que gracias a Paco comprobé que es un personaje riquísimo. Aunque aquello era simplemente una colaboración, me pareció una gran oportunidad para actuar, aprender y disfrutar de esa joya.
Además a mí siempre me ha gustado mucho el verso, el Siglo de Oro y oír mi voz retumbar así en plan grandilocuente, en ese local prácticamente vacío donde estábamos, fue un placer. Esto último me hizo subir más. Además, como este tipo de actuaciones son muy teatralizadas y a mí eso me gusta mucho, todo fue perfecto.
Luego hicimos el tercero, este ya mientras merendábamos, para asentar todo. En este estuve como más controlado, o sea, sabiendo qué hacer y cómo, por tanto, me quedó, o yo lo noté así, más sobreactuado. En el pase anterior me dejé llevar y salieron cosas muy chulas y esta vez, lo busqué o quise repetir y no fue tan chulo.
Aunque con la "nueva normalidad" te exigen y recomiendan que cuando vayas a un bar tomes tu consumición en la terraza, nosotros lo hicimos en el interior. ¿Nos saltamos la norma a la torera?, para nada y menos yo que soy el miedo personalizado. Lo que pasó fue que Paco nos invitó a hacer la lectura en el interior del bar, para así no molestar a los demás consumidores y todos aceptamos, pero creo que realmente por parte de ninguno esa fue la razón.
Creo que la de Paco fue la vergüenza, no me preguntéis por qué, yo no lo sé, Paco es un hombre de teatro, un artista, pero lo veo excesivamente pudoroso y creo que no le apasionaba la idea de que todo el mundo nos oyera leer el Tenorio. En mi caso fue, que por seguridad nos piden estar al aire libre, pero allí había más gente que en la guerra, así que lo mejor era huir.
Como mis compis son tan apañados, decidieron quedar en el
Grand Café para que me pillara cerca de casa, y siguiendo con su nivel de apañados, dejaron que yo, que soy el más asustón, eligiera dónde nos íbamos a tomar la merienda y yo, por supuesto, escogí una sala enorme, que había en el fondo del bar, allí estaba claro que no había entrado nadie en semanas, y dentro de esa sala escogí el último rincón. Tan escondido estábamos que tuve que avisar al camarero que existíamos pues ni siquiera nos había visto. Eso sí la sala estaba más oscura que la boca de un lobo, casi nos dejamos los ojos leyendo.
Quiero aclarar que no os emocionéis, puesto que el batido que me tomé, no era el que aparece en la foto. Yo no suelo ir a dicha cafetería, pero siempre he visto en su publicidad unos batidos enormes y uno de esos me pensaba pedir, pero con la "nueva normalidad" no había carta, teníamos que mirar por Internet, María José no podía, yo no sabía y lo hicimos con el móvil de Paco, pero no se veía mucho y pedí el primero que pillé, que realmente muy especial no era.
Bueno, pues ya lo he dicho todo. Me encantó la seguridad, puesto que no me quité la mascarilla para nada, solo para beber, la sabiduría de Paco y su buen hacer, el placer de currar junto a mi rebelde, María José, donde su trato en el trabajo es maravilloso, y sus tonos leyendo eran maravillosos y por supuesto no se me puede olvidar lo mejor de todo, el camino de vuelta a casa, puesto que acompañé un ratito a Mª. José a la suya, y como hablar con ella es tan estupendo, la acompañé, en un magnífico paseo, hasta la puerta de su casa.
Y ahora cierro esta entrada diciendo que así fue la tarde/ noche que me enamoré de Don Juan.
Que poco valorados estan los apañaos.
ResponderEliminarViva ellos.
Ayyyy....mi Lolo. Mi amiguito del alma eres un gran actor, vales muchísimo aunque tú eres tan humilde que nunca lo reconoces .
ResponderEliminarPero sobre todo sobre todo eres una gran persona