martes, 4 de enero de 2022

ESTAS SON LAS SOMBRAS DE " EL TRAJE DEL EMPERADOR".


Y a las 19:00 h. del martes 4 de enero del 2022, tuvo lugar en la puerta del Palacio Solecio, el segundo pase del cuento infantil El traje del emperador.

Ya era de noche, por tanto, cuando salí todo estaba mucho más oscuro, pero no por eso lo llamo el pase de las sombras, sino por algo que ocurrió durante el mismo.

Si queréis saber el por qué aquí os dejo la crónica escrita tras acabar el pase:



 Me metí tanto que me salí:


" Esta vez salí muy motivado. De nuevo fuimos puntuales como relojes suizos, pero al salir, el público no era el mismo que en el primer pase. Faltaba la emoción del primero, eran  todos más adultos y se les notaba más serios. Era un público que iba a ver una actuación pero se notaba, como luego confirmé, que no iban a integrarse mucho. Solo había un niño muy pequeñín al que saludé al salir, pero era tan pequeñín que casi no se dio cuenta.

La silla que me pusieron esta vez para que hiciera de trono, era mucho más recta y me vino mejor para mantener las compostura. 

En esta ocasión todo se llenó de matices, metí un montón de morcillas para hacer el texto más mío, expresiones y dejes mucho más pijos. 

Me dejé llevar, dejé sentir  al personaje y la situación. Miré, toqué, interactué con los compañeros y estuve en escucha activa con ellos en todo momento. Hubo muchos gestos de conexión con Enrique, mi criado, y jugué mucho más con respecto al púbico.

Pero hubo un momento que estaba todo tan perfecto, estaba tan metido en todo, que se me fue la cabeza y me quedé en blanco.

Hay una escena donde los sastre, gritan : ¡Viva el emperador!, y animan al público para que también lo haga. Lo hicieron mientras me escoltaban y yo saludaba con cara de soberbia al público.

Tras eso, debía ir hacía mi trono y decirle a mi criado que me trajera el traje pues ya quería presentarlo, pues bien, tan metido estaba en todo, que después de los "vivas", me quedé quieto, nadie hablaba y estuve a punto de irme al interior del hotel, pensando que no saldría hasta más adelante.

Nadie hablaba, fui consciente de que  había un silencio, no fue muy largo, pero cuando me di cuenta de él, pensé  que al que le toca hablar no se acordaba o si me toca a mí se me había ido la olla, así que sin pensarlo 2 veces me dirigí al trono, llamé a mi criado y le pedí el traje.

No sabía si era eso lo que tenía que hacer o no, pero lo hice, para salvar al supuesto compañero que se había quedado en blanco o si era yo  para salvarme a mí.

Camino al trono me temblaba el cuerpo, pues no sabía si estaba fastidiando la pieza. Desde ese momento todo fue como en piloto automático, hablaba, me movía, hacía cosas, pero no era consciente, todo lo veía con inseguridad y me temblaba hasta el alma. Menos mal que fueron unos 2 minutos o menos.

Tenía la sensación de que estaba liando a todos mis compañeros y Edu me iba a matar. 

Tantas ganas tenía de que todo pasara que me marché de escena sin oír la respuesta de Enrique a mi última frase. Mientras me iba la oí y sentí en mi interior un : "Tierra trágame."

Ya en la recepción, pude relajar y tomar de nuevo control de la situación, pedí perdón a Enrique por haber cortado su frase, este me dijo que no tenía importancia.

En cuanto entraron Luismi y Juanjo, casi literalmente me arrojé a los brazos de este último para decirle que me había comido un parte y había acortado el texto. Este me dijo que para nada que todo había ido bien.

Es cierto que solo fue un lapsus, no me había saltado nada. De hecho tras la función estuve mirando el texto y comprobé que no me había comido nada. 

Ese momento en blanco, ese perder el control por un momento me dejó marcado. Tras la función me fui a comprar los últimos regalos navideños y tenía como el cuerpo cortado, no estaba tranquilo, pues solo le daba vueltas al momento.

Pues nada llegó la parte final. El emperador salió de nuevo a la calle, ya relajado, para lucir su nuevo traje, volvió a pedir un aplauso, se lo dieron, pero a años luz del pase anterior. 

Cuando pidió con sus manos que esos aplausos subieran, no ocurrió, noté que el público no estaba tan involucrado como el de las 18: 00 h,  y si seguía insistiendo les iba a cansar, así que fui rápidamente a por el final y el cuento concluyó.



 





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