Es sábado, 15 de enero del 2022, voy por el centro de Málaga, acabo de mandarle un audio a un amigo comentando mi opinión sobre el documental de Raphael, y ha sido en ese momento cuando mi mente ha vuelto a la realidad.
He ido caminando por una Málaga vacía, nublada y helada, desde el Santuario de la Victoria hasta la Catedral en un estado de éxtasis total. Mi mente estaba paralizada, no quería olvidar lo vivido.Y todo se debía a que venía de la calle Juan Such de rodar un video clip.
Debo deciros que con lo que he ganado hoy en este proyecto no me voy a comprar una casa, pero en el mundo del audiovisual a un nivel no muy profesional, claro está, siempre se trabaja colaborando, o sea, por amor al arte, pero esta vez me han pagado, poco, pero me han pagado y eso me enorgullece.
Solo han sido 2 horas y media de trabajo, todo muy rápido, muy sencillo, con mucha amabilidad, con un trato muy cordial y profesional. ¿ Qué más puedo pedir?.
Cuando Rubén me decía que se grabaría en una casa, me imaginaba un piso de estudiantes, súper chico, con ropa por todas partes, 8 o 9 personas allí metidos y muchas cosas por medio. Cuando vi la zona donde se grabaría, me imaginé un chalet antiguo, medio abandonado, oscuro, vacío, y mucho polvo por todas partes, pero cuando Rubén me abrió la puerta del nº 3 de la calle Juan Such, pensé que entraba en un lugar fantástico.Nunca me había imaginado que en aquella zona de Málaga hubiera escondido un sitio tan especial. Todo de color azul y blanco, una piscina pequeña, los arboles decorados con guirnaldas de luces y banderitas de papel, mesas de azulejos, las paredes llena de detalles, macetas, dibujos, hamacas colgantes, estatuas, vistas de la Catedral...
El lugar se llama Blue Castle Málaga. Os prometo que pese a todo lo que he dicho no me han pagado nada. No estoy patrocinado, ni intento hacer publicidad de este lugar, pero vamos, que es un sitio precioso.
Debo decir que el equipo era muy reducido. Una actriz joven (mi hija), 2 chicas de producción, el cantante (nunca llegué a saber su nombre, pero sí que era rapero. Por algún comentario que me hizo Rubén, entendí que hacía reggaetón, luego descubrí que no y que además estos eran sus enemigos), Rubén, una mujer que hacia de mí esposa y su hija de 6 años.La media de edad del grupo era de unos 20 años. Es decir, esa juventud que en los medios culpan de contagiar el Covid y que yo imaginaba que irían sin mascarillas, pues puedo decir que no le he visto la cara entera en ningún miembro del equipo, pues siempre las llevaban.
Cuando iban a fumar se apartaban del resto, había una chica que se ha quedado sola en la terraza y cuando salí en un descanso estaba con la mascarilla puesta. A la hora de comer se han apartado de mí y en cuanto comían se las ponían, ya digo una media de 20 años y una responsabilidad de matricula de honor.
Cuando se rodó el tercer acting, Rubén pidió que yo lo llevara porque tenía más experiencia. Mi compañera no solo lo aceptó sino que lo reafirmó, pidiéndolo por favor y con una sonrisa.
Con esa frase se dio a entender que ella tenía menos experiencia que yo, pero ya no se habló más del tema. De hecho como regla general se habló muy poco en esa grabación y lo agradecí.A nivel profesional, una grabación es un trabajo, donde se va a eso, a trabajar y poco más, pero a nivel amateur no es así, se crea un ambiente de demostrar, de conseguir destacar que me genera ansiedad, pues no se va a actuar, aprender o trabajar, sino a sacar pecho.
Todo el rato comentando que han hecho, soltando constantes anécdotas sobre los rodajes, súper interesantes y divertidísimas, que nunca lo son y aún peor, aquellos que te quieren contar los duros rodajes donde han estado.
Después, está el momento de decir que has trabajado con X, pero hay otro que dice que él trabajó con X+1, pero otro lo ha hecho con alguien más importante aún y así hasta ver quien es más importante.
Esas grabaciones son como entrevistas de trabajo colectivas, tratando de demostrar y si 2 se conocen ya es imposible, pero todo esto en un ambiente nada violento, al contrario, muy bañado de "buen rollismo", de " qué bien lo estamos pasando" que rebosa melaza por todas partes. Para concluir el día todos se dan los móviles, pero luego no hablan nunca más.
Pero el sábado nada fue así, fue llegar, esperar, cambiarme, grabar, cambiarme, cobrar y a casa. Eran jóvenes no había gran experiencia, pero sí mucha profesionalidad y eso es un placer. ¡¡¡ QUIERO HACER AUDIOVISUAL!!!!
Que pena que en la actualidad lo correcto parezca raro y exótico.
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