Esta entrada puede parecer un tratado de psicología pero es que para mí un casting es una autentica montaña rusa de sentimientos y sobre todo cuando el casting me interesa.
Este tuvo lugar en el Instituto Jesús Marín, el jueves 10 de febrero del 2022, desde las 15:00 al 20:00 horas, y allí llegué después de una maravillosa tarde de clase y una vuelta del cole estudiando el guion de
Sueño de una tarde de teatro. Iba muy animado, tanto que me perdí, y un muchacho muy amable me acompañó hasta el lugar. Llegué y eran las 19:30 h.
Tenía ganas de casting, pues pensé que como llegaba tan tarde no habría nadie, entraría, y en un plan muy familiar y amigable lo haría y punto, pero para nada todo fue muy profesional.
En la puerta del instituto no había ningún cartel que lo anunciara, así que pregunté en recepción. La chica de allí llamó a una compañera.
Esta me acompañó hasta unas escaleras que bajaban a un sótano. Frente a estas un pequeño y estrecho pasillo con un banco, una pared de ladrillos vistos, algunos adolescentes haciendo cola, un hombre, un niño y un chico escoltando una puerta de hierro.
La muchacha muy solemne me dijo que era allí, que debía esperar, dónde y como hacerlo... Todo muy bien indicado, pero mi ego se sorprendió un poco pues me dijo: " ¿
Esta señora que piensa que nunca has estado en un casting? Ya eres mayor para tanta norma, ni que fueras un alumno".El chico de la puerta me vio llegar, pero pensó que yo era transparente porque no me hizo ni caso, al igual que la chica que salió al poco rato, pues fui a preguntar, no me miró y dijo que el niño y el hombre no esperaban cola, que entraban ya.
"¿Qué haces ahora?, ¿Esperas?, pero ¿El qué, para qué?, ¿ Y si haces la cola y luego te dicen que no?. El chico y la chica no estan muy interesados en explicarte. Vámonos, esto no está hecho para ti y no se te ocurra llamar a Alex, el chico estará ocupado con el casting para molestarlo" Me dijo mi inseguridad.
No sabía que hacer, no encontraba mi lugar.
Para empeorarlo el ego tomó la palabra: "
Uy Lolo, llevas 15 años en esto, conoces al director y no eres de los actores con cita, sino de los que guardan cola, de los anónimos, de los que nadie espera. No digo nada pero vámonos o ponte a la cola como todos".Finalmente me acerqué al chico de la puerta, era la única persona que podía dar un poco de luz a todo eso.
Le pregunté y este me respondió que a qué personaje me presentaba. Yo totalmente ignorante le dije que no sabía que había distintos perfiles. "
Ahm entonces, ¿ No te han enviado la escaleta por mail?", me preguntó. "¡¡¡
Pero hay una escaleta para estudiar !!!" le respondí y entonces me pidió mi teléfono y vía WhatsApp me la mandó.
Aquello estaba poco ventilado, rodeado de adolescente, así que me fui a buscar otro sitio mejor.
Mientras lo hacía la inseguridad inició un monólogo : "
Vamos a ver si todo está milimetricamente organizado y tú no entras dentro de esta organización, será porque no eres lo que buscan y les ha dado corte decírtelo ¡¡¡Qué vergüenza!!! No pases el mal rato de hacer un casting para el que sabes que no cuadras y peor no le hagas pasar al muchacho la vergüenza de decirte que no!!!. Vámonos".
Me senté solo en un pasillo vacío y bien ventilado, decidido a irme, aquella situación me provocaba incomodidad, pero por curiosidad abrí la escaleta.
De pronto llegó otra más a mi cabeza, la pereza: " Te vas a estudiar todo esto, un monologo y un dialogo para un casting" el ego añadió : " Y encima tienes que estudiar todo esto en cuestión de minutos y sin que nadie te espere". " Pues no encajas" concluyó la inseguridad.
Leí la escena y bueno no estaba mal, luego el monólogo. Por cierto, con ciertos errores de escritura.
Y de pronto descubrí que aquello era una joya, tanto. que la profesionalidad pegó un grito : " Callaos, ego, pereza e inseguridad, eres actor y esto no lo puedes dejar pasar por alto por ninguna razón así que a dejarse de tonterías, a centrarse y a trabajar. Esto hay que sacarlo adelante sí o sí. Manos a la obra pues tenemos pocos minutos. Quizá no seas el perfil que buscan, pero los vas a hacer dudar".
Descubrí que el error de escritura no eran tal, sino que tenía un por qué y lo aproveché un montón. Trabajé, trabajé y trabajé sin perder un segundo hasta que el chico me llamó, me tocaba y entré.
Illo no te culpes de todo y menos de los asuntos ajenos a ti.
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