Entre El Perla, ese yonqui que representé semanalmente durante 6 meses, los casi 4 años de Halloween o las muchas veces que en los Viajes con el Quijote tuve que hacer del caballero andante anciano y demacrado, soy un hacha maquillando malas caras, ojeras y cansancio. Es cojer el pincel, la sombra negra y listo, pero el lunes 14 de febrero del 2022, me complique y se me empezó a resistir la tarea.
Quise ir de sobrado, ya que intenté imitar a una profesional como es Marian Cervan, que fue la que me maquilló la ultima vez que me metí en la piel de Joaquín Martinez de la Vega. Cogí hasta pinceles nuevos y distintos tonos, pero pasé de unas malas ojeras que casi no se veían, a un mapache, para acabar siendo un carbonero con la cara manchada.Todo iba de mal en peor, y como siempre, ¿quién lo pagó? Pues el reloj y mis nervios.
Empecé a maquillarme a las 15:39.
A las 16:00 debía estar en el Conservatorio María Cristina y los minutos iban pasando, me retocaba, me volvía a maquillar, volvía a retocar y no veía el fin.
Lo había preparado todo desde el día antes, almorzamos pronto y descansé, pero desde que el maquillaje se complicó todo lo hice atropellado, sin disfrutar y pese a la prisa salí de casa a las 16:01.
¡¡¡Vaya plan !!!.
Lo que no podía dejar pasar era ir hasta el conservatorio oyendo Exiliado en el lavabo de Estopa, y no por capricho, sino porque me sirve para meterme en el personaje.
Hacer eso, me haría llegar aún más tarde, lo sabía, pero no iba a ir aligerando, sino al paso de Joaquín, que es más lento, pero necesario para llegar con el personaje casi listo y luego poder entrar fácil a la actuación.
Que grandes recuerdos de aquellos viajes en autocar.
ResponderEliminar