lunes, 29 de septiembre de 2014
DON QUIJOTE Y SANCHO JUNTOS, EN UN PATIO Y EN SECRETO.
Acabo de terminar de ensayar con mi señor, Juanma, o sea, con mi Don Quijote particular.
Estoy sentado en un escalón, en una plaza de Nueva Málaga, junto a un Unicaja y bajo los edificios "Jaén".
Es la tarde del lunes 29 de septiembre de 2014, son las siete menos cinco de la tarde, me queda una hora y cinco minutos para mi próximo ensayo.
Estoy aquí tranquilo, ya se nota el viento otoñal, que sin llegar a frío, se siente como una brisa agradable, estoy sin nada que pensar, viendo a la gente sacar dinero del cajero o a los niños que van y vienen con sus mamas de las extraescolares.
He aprovechado este momento de relaj para escribir en el móvil, como nota, la crónica de este ensayo que acabo de terminar.
Antes de volver a repasar nuevos textos o a pensar en quehaceres diario, quiero aprovechar este estado de serenidad y de energía.
No se por qué pero este ensayo me ha cargado de energía y ganas.
Como mañana es el ensayo general de Don Quijote, Juanma y yo hemos decidido quedar para darle un repasito.
Hemos ensayado en la asociación de vecinos de Nueva Málaga.
Tras pedir una sala para poder hacer el pase y decirnos que "no había nada libre" hemos ensayado de "strangis" en un patio trasero.
Ha sido un gusto ensayar al aire libre, pero eso sí, evitando los charcos del suelo, en donde en un momento ha ido a parar el guión de Juanma.
He visto todo el ensayo muy fluido, nos ha faltado, para mi gusto, un poco de interactuación entre nosotros.
Pienso que allí en caliente, con el vestuario, el lugar y los niños se va a potenciar.
Por ahora me siento satisfecho de nuestro trabajo, seguro para mañana y contento de mi compañero, buena persona y buen actor y ahora voy a seguir disfrutando de no hacer nada.
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