cionado.
Aunque, para animarlas he intentado darlo todo pero nada.
No sé qué pasa pero no me hallo muy allá. No estoy nada contento con lo que ha pasado en la sala. Hemos pasado de una excesiva frialdad a realizar la pieza.
Todo ha sido excesivamente frio y aunque yo he intentado hacerlo bien y creo que lo he hecho bien... pero no sé estoy rarito.
Me siento culpable de que algo ha fallado y no sé que es.
Acabo de enterarme que no hay segundo pase y prefiero irme a hablar con los compañeros, que me estoy encontrando por aquí, que seguir escribiendo esto..."
Eso fue lo que escribí el jueves 25 de febrero del 2016, tras el primer pase de Mujeros. Ya leéis me sentía raro, algo no funcionaba y no sé si era el público, yo o la pieza.
Normalmente llego a Microteatro más muerto que vivo, porque vengo directamente de dar una hora de clase y dos de ensayos de Aquí no paga nadie, voy corriendo y casi sin comer, ya digo, cuando entro en Microteatro llevo más ganas de dormir que de actuar.
Pero ese jueves, había descan-
sado todo el día, había pasado una tarde excesi-
vamente fantástica, con mi sobrina y mi madre, en el centro merendando y viajando en el metro, después tuve una cena en la que me lo pasé bomba.
Pues bien, después de ese maravilloso día deseaba ir a Microteatro y hacer mi función, es más con la inseguridad de Ronda, tenía ganas de hacer mis Mujeros porque que sé que controlo y reino en dicha sala.
Pero nada estaba saliendo como imaginaba, la cosa no andaba muy bien, tras el segundo pase, suspen-
dido, vino el tercero, plagado de mujeres y entre ellas una muy especial. La reacción tras este tercer pase fue de nuevo de frialdad total.
Yo creo que una de ellas era la princesa Helsa e hizo algo y congeló la sala, porque tanta frialdad, durante la actuación como después de esta no era normal.
Después nos pusimos hablar, se nos pasó la hora del cuarto pase, pero hicimos un pase privado. Os explico, Pablo nos pegó a la puerta nos dijo que la hora del último pase ya se había pasado, valga la redundancia, pero que había dos chicos que querían vernos que si lo hacíamos para ellos y así lo hicimos. De nuevo la reacción fue bastante fría.
Acabamos este día de congelación, recogimos y cuando ya estábamos a punto de irnos, de nuevo Pablo nos llama y nos dice que hay tres chicos que quieren ver la función que si le hacemos el pase, pero... ya habíamos recogido y decidimos irnos a casa. Mañana será otro día.
Pero antes de irme a dormir, visité a mi amigo Juanjo y comentabamos sobre este día y le decía que estaba menos cansado que nunca, pero que había dado poco, que algo no funcionaba bien y no sabía que era.
Pues ya sabes, a otras cosas mariposa.
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