Estoy sentado en las escaleras de la casa de los Loring y
los Echevarría. ¿Cuantas veces habrán bajado por aquí esta familia, en la
intimidad de su hogar? Y ahora estoy yo aquí, vestido de gnomo, esperando para
celebrar San Valentín.
Bueno celebrarlo no, para trabajarlo. Lo celebran los que vienen
a vernos.
Estamos a martes 14 de febrero del 2017.
Me pica la cabeza, este sombrero de saco y mi piel no son
buenos aliados y Soraya estaba preocupada porque al no tener pelo, no tenía
donde agarrarme el gorro y se me podía caer y el gorro está pegado a mi piel
como si no hubiera un mañana.
El día de los enamorados en el Botánico no tendrá un olor
que me lo recuerde, pero si un sabor, el de las galletas de la bolsa roja. Me he
traído un paquete y no hemos parado de comer en la última hora.

Hemos coordinado y cuadrado todo a la perfección, bueno todo
menos la recogida.
Eso ha sido un caos, según se dice siempre: “A mal ensayo
general, muy buen estreno”, pues esto se
ha vuelto a cumplir. Úrsula y yo hemos empezado súper descoordinados, pero
luego todo a fluido a la perfección y hemos hecho un gran equipo.
Veréis, ambos, habíamos quedado a las 16.15, para venirnos
juntos, al jardín, en su coche.

Bien empezaba la tarde, una vez juntos, paseíto rápido y muy
coloquial al Botánico.
Cuando llegamos,sin comerlo ni beberlo nos metimos en otro lio, ciertamente esta vez, nos metieron, porque nosotros no hicimos nada.

Rápidamente nos encontramos inmersos en una mudanza y un
cambio de look de dicha sala, nos pusieron a cargar muebles, posters. etc.. ahí todos cambiando muebles, ordenando, limpiando.
Algo muy surrealista, que Dani con un chiste enorme, es que es un auténtico
artista, dejó muy claro.

Antes tuve una charla, como siempre muy interesante con Álvaro,
toda una caja de sorpresas.
Pues bien, llegamos a la finca a las 17.00 horas, tres horas
antes del show, una barbaridad. Pero como era un estreno y no había nada
controlado y nos fuimos pronto para ir organizando todo sin pausa, pero sin
prisas.
Y así fue, teníamos todo un listado de cosas por hacer y
ambos la fuimos haciendo de forma lógica, ordenada, tranquila y siempre con una
sonrisa, charlando, ayudándonos y riéndonos.

Ya digo tres horas muy aprovechadas, pero muy divertida.

Odio el campo tripito más de mil veces, pero una nueva
estación, una nueva hora y unos nuevos lugares de trabajo, me hicieron ver de
nuevo a la finca, como algo novedoso y no descubierto jamás. Eran los mismos
lugares, pero la nueva luz, los hacía nuevo y muy interesantes, con otros claro
oscuros, otros colores, vamos que todo era nuevo.
Y ya son las 20.05 y nos vamos para el lugar de actuación, dejo esta casa y estas
escaleras que nos han resguardado un buen rato del frio que hace fuera.
Vamos a empezar, gracias Loring por dejarme vuestra casa una
vez más, para que yo sueñe.
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