Yo sabía que
a las 15:30 hacía Lluvia fina en La Caja Blanca. También sabía que sobre las
12:00 habían quedado Fernando y Miguel para preparar las luces, pero lo que no me
quedó nada claro era a qué hora me recogían para ir allí. Así que me
levanté sobre las 10:30, me preparé, desayuné con mis padres y empezamos a
hablar del monotema, protagonista de estas fechas, la Semana Santa.
Como era
temprano me puse a preparar cosas cofrades y también estuve organizando cosas
de capillitas para cuando volviera de la representación, por tanto, cuando
me llamaron para recogerme e ir al teatro, yo tenía la cabeza totalmente
cofrade y lo demás me sobraba la verdad.
Salí de casa
y por fin hacía un día magnifico; sol, cielo azul etc. Estuve andando como
unos siete minutos y en ese tiempo, el día se volvió noche, empezó a llover, el
viento se levantó como un huracán y la mañana se volvió un infierno.
Puntuales,
Fernando y Pepa, me recogieron y empezaron a protestar de la lluvia constante. ¡Por
fin alguien cansado de la lluvia, como yo. Estoy harto de oír hablar de lo
bueno que es para los campos! Llegamos y claro, bajo la lluvia, sacamos las
sillas de la escenografía y nos mojamos.
Directo nos
fuimos al escenario. Ese escenario enorme y alto de La caja blanca, que unas
veces me encanta y otras me ponen nervioso. Esta vez fue de la segunda opción. Me
puso muy nervioso. ¡Ese escenario tiene vida!.
El siguiente
paso fue, preparar el vestuario y atrezo en el camerino. Ese camerino de La Caja
Blanca con ese "olor" también tan especial. Como no había percheros, llenamos todo el camerino de sillas para acomodar la ropa. Yo también me
acomodé, pero en el sofá, donde tuve una divertida charla con Pepa. Como
siempre fántastica. ¡Qué divertida es!
Al rato,
empezó el momento móvil, todos sentados, esperando y con los móviles en la
mano. Fernando y Pepa hablando con sus hijos y yo con el blog y el Instagram.
Cuando llegó
Adri, empezamos a buscar, entre ella, Pepa y yo, una canción para el principio, elegimos un hit que está pegando muy fuerte y que me costó aprender. Me pasé el
resto de la mañana canturreando por los pasillos, camerinos y escenario.
A las 13:22
nos sentamos en el camerino e iniciamos un pase de texto a la italiana. No sé qué
nos pasaba pero andábamos espesos. Yo cortaba a Adri, Pepa improvisó, Fernando
se quedó en blanco, Adri se lio.¡ Vamos una alegría!. Pero debo decir que ese
momento todos juntos, de elenco, de unión, de compañerismo, de trabajo en unión y
compañía me encantó.
El pase de
texto continuó en el escenario, donde a la vez que ensayábamos hacíamos pruebas
de luces y micros. Como he dicho estábamos liados y el pase de micro, con los
cortes que esto conllevaba, no nos ayudó mucho. Por cierto, mi micro iba muy
regulero.
Mola mucho,
también, esa sensación de estar en el escenario soltando texto, con tu ropa, moviéndote
y dando indicaciones al técnico y este a ti. ¡Me encanta todo este mundo!
Ya eran las
14:00, así que a comer, dimos varias vueltas: Una cafetería que no nos convencía,
una casa de comidas que sí nos convencía pero no tenía mesas libres, un chino lejano y una pizzería. Nos quedamos en
esta.
Comimos
poquito y rápido, bueno todo lo rápido que nos dejó el cocinero porque tardaron
horrores.
Por cierto,
hablaron de La Peste y Pepa me animó diciéndome que me llamarían para la próxima
temporada y me dijo que tenía mucha presencia en la pantalla. ¡Ay que te quiero!
De ahí al
teatro, a maquillarse, vestirse, prepararse, concentrarse y a escena.
Todos se
fueron a escena, pero yo al pasillo oscuro de entrada a la sala donde me puse
como un flan.
Tu eres un buen flan de dos huevos, asi que....
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