viernes, 27 de mayo de 2022

"SUEÑO DE UNA TARDE DE TEATRO" EL PREVIO.

 

Pues hecho un rayo, entré a la sala de la Biblioteca Municipal de Málaga donde íbamos a estrenar en menos de 50 minutos, el viernes 27 de mayo del 2022, la pieza El Sueño de una tarde de verano, tenía muchas ganas y mucha ilusión de contar a Anai todo lo que había pensado para darle forma a la pieza, quería sorprenderla.

Ella ya estaba vestida, maquillada, peinada y calzada, ya había puesto parte del atrezo, estaba adecentando un poco la sala para quitarle el tufo a sala de reuniones, algo que resultó, pese a nuestros esfuerzo casi  imposible, me dio un poco de corte porque llegaba tarde, de pronto me saluda, coge algo que tiene puesto sobre un atril se vuelve y me dice:

" Mira he comprado esto, no sé por qué, el otro día las vi en Internet y he decidido comprar 2, una para ti y otra para mí".

Me quedé muerto, no sabía qué hacer, ni qué decir, ni cómo reaccionar, solo me atreví a balbucear un torpe: " ¿ Para qué las piensas usar?" y me respondió : " Para nada, yo deseaba tener una, la otra te la quiero regalar y he pensado en dártela hoy y como simbolizan el teatro, podemos dejarla aquí de adorno". 

Repito me quedé muerto y os preguntareis, ¿ Pero que fue lo que le enseñó?. Pues nada más y nada menos que dos mascaras de teatro, o sea, dos versiones de super lujo de las mascaras blancas que yo había pensado mientras venía para la función.

Se iba a poder hacer la recepción que yo había imaginado hacía menos de 5 minutos, teníamos máscaras blancas y no blancas neutras sino preciosas. No me lo podía creer. Nervioso y tartamudeando, no sé siquiera ni si se enteró le expliqué lo que había pensado y la conexión de pensamiento tan extrema que habíamos tenido.

Quizá os parezca una tontería, pero me quedé un rato como atontado, de pronto tenía en mis manos aquello que había deseado y encima en versión deluxe. Era alucinante. 

Al final podríamos hacer la recepción, este show/ taller cada vez me gustaba más. Le expliqué a Anai todas mis ideas tanto para el principio como para el final y todas fueron aceptadas. Ella no es muy de cambios a última hora pero como me quiere mucho, aceptó.

Aún un poco alucinando, la ayudé a adecentar la sala, escondiendo atriles, paneles, sillas etc. y ahí no acaba la cosa...

Si me conocéis de leerme por aquí, sabréis que soy un amante del dulce. De camino a la biblioteca hice varios amagos de entrar en una de las casi 4 confiterías que hay de camino, pero la falta de tiempo, que había almorzado mucho  y demás,  me hizo desistir de la idea.

Al llegar, me arrepentí, lo echaba de menos, pues de pronto la healthy de Anai, que ella es healthy mucho antes de que se inventara la palabra, de hecho yo jamás la he visto comer dulces, saca un paquete de Donuts y me invita a comer uno. ¡¡¡ Pero que te pasa hoy que estás todo el rato leyendo mi mente!!!.

Pues más alucinado aún me comí uno y ya rápidamente me vestí, comprobé el atrezo y repasé un poco los monólogos, especialmente el de Hamlet

Yo no soy un actor que necesita relajarse, ni meditar, ni centrarse antes de actuar, pero ese día si tuve que hacerlo, tuve que concentrarme en lo que iba a pasar, en que tenía que actuar y salir un poco de ese cuarto milenio en el que estaba viviendo.

Estábamos a lo nuestro, pensando cómo hacer la recepción y cómo sabríamos cuando llegaba el publico y de pronto una chica de la biblioteca, entró en la sala para decirnos que ya había público esperando, cuando salimos para decirle que ya podía dar permiso para que entraran. Ese primer espectador que era Diego, un amigo, ya estaba allí.

Le pedimos que saliera, nos pusimos nuestras mascaras y le hicimos la recepción que merecía, casi sin darnos cuenta el show había empezado.




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