martes, 31 de mayo de 2022

COCINANDO LAS CENAS CON UN TORBELLINO.


El miércoles 1 de junio del 2022, volvimos a reunirnos para cocinar poquito a poco y a fuego lento nuestras Cenas de las emociones, pero fue imposible hacerlo, cocinamos sí, pero para nada a fuego lento ni en la olla de barro, aquello fue una explosión de modernidad, de vida, de fuerza y energía.

En un principio y después de muchos mensajes y negociaciones vía WhatsApp, se dijo de volver a cocinar los platos 1 y 7 y estrenarnos con el 9. Se hizo, digo que si se hizo, bueno se elaboraron esos platos y en las 2 horas que estuvimos cocinando también se repasaron los platos 2, 5, 3 y creo que el 6. Aquello fue un no parar, la clásica venta de los montes donde se cocina con leña de pronto se convirtió en un restaurante de fast food.


Bueno no, esa definición no ha sido buena, porque la calidad de la comida de los establecimiento fast food no son extraordinaria, los precios son muy altos y últimamente tienen poco de fast, porque son lentos de narices.

Creo que la mejor comparación es la siguiente, pasó de una venta en los montes de Málaga, a un chiringuito de playa en agosto en hora punta, de esos donde la comida es genial pero se sirven mil platos en 2 horas, ese fue nuestro cocinado.


Teníamos la mesa preparada con su mantel blanco, todos los platos apilados y brillantes, las ollas y sartenes relucientes y ordenadas según su tamaño, la verdura en sus cajas separadas por colores, el pescado con su hielo y la carne puestas en sus bandejas, tanto, Dipi, como Chiara, como un servidor lucíamos nuestra chaquetillas impolutas. Todo estaba listo hasta que Elena dijo que comenzaba el cocinado.

Y empezamos, todo iba muy bien, como siempre, hasta que le llegó el turno a Lila, ella cogió su batidora, la puso a mil por hora y empezó a cocinar.


A partir de ahí ya no se cocinó más de la manera tradicional, ya solo hicimos purés, mayonesas, cremas y batidos o sea, todo aquello que necesita batidora para su elaboración, pero eso sí sin cuidado, salpicando todo de esa fuerza, esa energía, ese color y esa alegría que esa batidora o mejor dicho que ese torbellino llamado Lila imprime cuando trabaja.

Era una Lola totalmente nueva, es cierto que después de 5 años oyendo la voz de Elena darme la replica, cuando oí la suya, me quedé muy pillado, porque no sabía reaccionar me sonaba muy raro, oír otra voz que no fuera Elena, pero me adapté al segundo. ¿ Quién no se va a adaptar cuando tienes a un bicho de la escena a tu lado?. Lo que hay es que aprovecharlo y disfrutarlo.

Al acabar el primer plato fue como, ¡¡¡ Guau!!! ¿ Qué ha pasado?.

Era una Lola nueva, descarada, callejera, moderna, sexy, gamberra, irónica, abierta que me volvió totalmente loco.


A continuación se cocinó el plato 9, no quiero hacer spoiler, bueno un poco sí, es una discusión. Aquello llegó a unos niveles impensables. Una chica joven, ella, que se estaba enfrentando a alguien mucho más mayor, yo, que ya llevaba mucho tiempo haciendo la pieza y la controlaba, y esa muchacha en ningún  momento se achicó, y eso me daba morbo, me obligaba a no parar, a estar arriba. La nueva estaba llevando la escena y yo debía estar ahí. Incluso cuando se equivocaba con el texto el nivel de energía estaba a tope.

Ese primer cocinado del plato 9 fue una pasada. Yo lo disfruté a lo grande.

Este era el 4º día de ensayo con el nuevo elenco, a los 2  primeros no pudo asistir Lila, el 3º yo y en este era la primera vez que nos encontrábamos.

Todos conocían a Lila, Elena por trabajos anteriores, Raúl por el mismo motivo y el resto del elenco Dipi y Chiara, porque tienen una estrecha amistad. Todos hablaban muy bien de ella.  Este ensayo era muy importante porque la relación entre los personajes de Lola y Víctor ( ella y yo) es muy intensa y había que ver si cuadrábamos. 

Pienso que interpretativamente por supuesto que cuadramos y personalmente para mí fue todo un reto. Al salir, me fui con la sensación de que ante tal torbellino de fuerza, había tirado del Víctor fácil del de siempre del que controlo, el gritón, estresado y mandón. 

La energía absorbente y el inmenso carisma de Lila, no me había achicado pero si me había hecho ir a por lo seguro, lo que sé hacer, el nuevo Víctor plagado de matices se había perdido. Ante ese maremoto me agarré a una tabla segura que es el antiguo Víctor.  Esto implicaba trabajar más al personaje y subirlo un escalón más y eso me encanta.


Tan pronto acabamos los platos 1 y 9 y con tan buen resultado que tras repetirlos 2 veces, se repitió el 7 y las chicas se pusieron a repasar sus propios platos, o sea, el 3 y el 6. Como algunos  pasos de esas recetas se atrancaron yo me fui con Dipi a un rincón de la sala a repasar nuestros platos en común el 2 y el 5 que por cierto, salieron super bien pero luego cuando se los dimos a degustar a la chef Elena no quedaron tan lucidos.

Una vez todo los platos cocinados, se pidió hacer una cata cronológica completa; 1, 2, 3, 5, 7 y 9 pero ya era tarde, habíamos dado mucho y se decidió que lo mejor era recoger y volver a casa, pero yo me fui con Diego a Torremolinos a ver el pregón de María Peláez.





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