Fue nuestro primer sarao oficial. Donde participábamos como
parte de todo, rodeados de prensa, actores, cantantes, como se suele decir,
gente del mundillo y Alba y yo.
Bueno antes de seguir, pido disculpa es cierto que fue mi “primera
vez”, pero también estoy hablando en nombre de Alba, pero no sé si fue su
primera vez, su segunda o su millonésima vez, la verdad que a ella se le veía
más cómoda que a mí, más como pez en el agua.
También debo de confesar, que cuando Alba me dijo que me
habían invitado me sentí muy contento y como muy orgulloso.
Pero os preguntareis ¿A
que lo invitaron?, pues bien, os lo diré al estreno del video clip Ahora de Dry Martina, en el que
participamos en septiembre.
El video clip veía, ahora, la luz y el grupo nos invitaba.
Era miércoles 4 de noviembre de 2015 y yo salía de clase
bastante tarde y no sabía si me daría tiempo a llegar. En un tiempo record y
gracias a mis padres, que me trajeron del trabajo, llegué a casa me arreglé,
recogimos a Alba y nos fuimos a la fiesta.
Ambos íbamos muy elegantes yo iba nervioso pero a la vez muy
ilusionado por el momento, formar parte de todo eso.
Si soy actor, no es por eso ni mucho menos, pero a la vez, todo ese
rollo de las luces, las fotos, el glamor y la farándula me gusta.
Siempre me ha llamado la atención, debo decir que lo pasé
muy bien y me gustó bastante. Me sentía
contento y emocionado. Hablando con uno con otro, paseando por allí, viendo, palpando y fijándome en cada detalle.
Pero también debo decir, que si el mundo del actor lleva apareado
esas fiestas de promoción, debo decir
que no me apasiona tanto.
En cierto momento de la noche me sentí cansado de hablar
constantemente de mí y de mi carrera.
Con tan buen ambiente, con mi Alba y todo lo que ocurrió, lo
repetiría sin dudarlo, estábamos en familia, pero hacer una promoción solo
donde nos conozcas a casi nadie debe ser horrible.
Confieso que jugar
una noche la fama está muy chulo, pero
que tu vida sea eso debe de ser pesado.
De hecho los momentos en los que Alba y yo nos escapábamos a
la terraza del Balneario y veíamos el mar, la noche, el cielo, Málaga a lo lejos y nos poníamos
a cotillear, ha hacernos confesiones, como en nuestra tetería favorita, eran
los mejores momentos, vamos los de poner
los pies sobre la tierra.
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