lunes, 8 de octubre de 2018

EL APERITIVO DE "LAS CENAS DE LAS EMOCIONES".


Antes de sentarte a degustar una buena cena viene el aperitivo, que si el vinito, que si el quesito, que si el jamoncito y claro está nuestra cena de las emociones celebrada el pasado sábado 29 de septiembre del 2018 en Granada, no fue para menos y tuvo ese momento que ahora os paso a relatar.

El aperitivo quizá fue un plato arriesgado que en un principio resultó un poco complicado de comer, pero el sabor fue excelente. Este tuvo una duración de casi 4 horas, desde las 17:17 que llegamos a las 21:00 que comencé mi soledad.

Después del largo viaje llegamos al hotel, lo primero que hicimos fue realizar el check-in y conseguí arreglar lo de dormir en una sexta planta, negocié con el chico de recepción que era realmente agradable y bajé dos plantas, mi habitación fue la 417, eso me tranquilizó mucho aunque no del todo.

LLegué a Granada, mucho después de la hora establecida, el siguiente punto fuerte, fue saludar a Elena y a Raúl, tras eso que fue bastante bien, acompañé a Pedro, a soltar el coche y me dispuse a entrar en el hotel, estaba un poco tenso, deshubicado y como dijo el otro día un personaje de la serie Acacias 38 me sentía como un perro tirado  por dos cuerdas a la vez.

Cuando acabó la etapa protocolo, subí a la habitación y comprobé que era de esos hoteles donde los pasillos son largos, con moqueta, con poca luz para crear paz, con puertas blancas clásicas muy decoradas y con olor a hotel de verdad, esto me trasladó a 1986 cuando fui por segunda vez con mi familia a Madrid y dormimos en el Hotel Meliá Castilla, me sentí muy bien. Solté las cosas y comprobé que la habitación era muy chula y  que todo iba a marchar bien, pues no había signos de altura.

Ya me sentía libre del todo, solté las dos correas y el perro hizo lo que deseaba hacer y fue irme corriendo al comedor del hotel a ayudar, a empaparme y a empezar a meterme en lo que luego pasaría, que era Victor y nuestra cena.

Raúl andaba colocando las mesas junto a Antonio, no sé el cargo concreto de Antonio en el hotel pero tenía alguno y pese a ello nos acompañó, nos ayudó, nos cuidó y trabajó con nosotros como uno más, dandolo todo para que la cena saliera a la perfección y siempre con una sonrisa y con cariño. ¡¡ Qué tio, gracias por todo!!.

Allí en el comedor movimos las mesas, las cambiamos de sitio, ayudé a colocar el atrezzo de cada uno, decoré el habitaculo de la entrada, ayudé a montar el fotocall y no recuerdo qué cosas más pero me sentía contento,  soltando alguna que otra broma con Elena, ayudando a Antonio y un camarero a dejar bonito el fotocall , a mirar los discos de vinilo que se había comprando Sergio en una tienda de disco mítica que todos conocían menos yo, a charlar con Carmina y a pasarlo bien, el cuerpo me pedía marcha, deseaba hacer cosas y pasarlo bien.

Tan contento estaba que me entró ganas de comer dulces y me asomé a la enorme avenida en la puerta del hotel, en busca de una confitería, no encontré nada y a dos colaboradores que iban a por tábaco les pedí que me buscaran un dulce y al final me pude comer todo un pionono.

Ya todo el elenco junto, sobre las 18:45 seguimos montando, recogiendo y sobre las 
19:30 íbamos a hacer un repaso de texto para calentar, pero debido a un problema de sonido y a que algunos compañeros querían irse a arreglar, se suspendió.

Yo el texto me lo sabía y yo sé que me lo sabía , pero hacía días que no lo repasaba y sin un repaso previo sé que salgo inseguro. Intenté repasar en el salón, pero el jaleo entre camareros, tecnicos y etc lo hizo imposible, así que pedí permiso y fui a pasear por el Camino de Ronda.
Fue un momento maravilloso, era la primera vez que lo hacía pero espero repetir, deambular por una ciudad que desconoces, mientras repasas un texto, eso es algo muy habitual que hago en Málaga, pero allí era la primera vez.

Además esa zona de Granada es muy gris y parece que estas en Madrid, fue muy chulo ir vestido de deporte y ofrecer mis textos a las calles granainas.

Después subí a la habitación. A las 20:09, llegaba a la misma y a las 20:40 salía urgentemente de ella.

En esa media hora me duché, me maquillé, me vestí y me arreglé. Que gustazo es ser una estrella y poder arreglarte en una habitación, con toda clase de comodidades, con ducha, espejo, luces. Eso de salir a actuar relajado y recien duchado fue otra nueva experiencia que me encantó. Bajar de tu habitación e irte a actuar es muy bonito. ¡¡ Gracias Elena y Raúl por esa sensación!!.

De la habitación me fui corriendo en busca del chico apañado de la recepción para que me diera una grapadora, hilo y aguja, pues la palomita se me había descosido mientras  me la arreglaba. El chico como era tan apañado me lo dio todo y ahí que me puse a coser corriendo y con toda prisa. El salón ya se había transformado en ese lugar de ensueño donde luego se iban a vivir grandes emociones. Era curioso ver nuestras cosas en otro lugar y fuera de Málaga.

Con la palomita cosida, salí a recepción y ayudé a Carmina para que hiciera prueba de luces para las fotos, pero de pronto descubrí que eran las 21:00 los invitados comenzaban a llegar y me fui a la primera planta del hotel a comenzar la soledad de Victor.



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