domingo, 7 de octubre de 2018

COMO BUEN DIVO, VICTOR FERRARA Y SU SOLEDAD.


El grandioso pero algo añejo maître, Victor Ferrara, lució el pasado sábado, 29 de septiembre del 2018, tal y como dice Lola, su jefa de sala:  camisa blanca y pantalón, zapatos, chaqueta de smoking y por aportación propia, previa autorización de Elena, palomita, todo de color negro. Esta vez Victor llevaba a su restautante Ferrara fuera de Málaga y quería lucirse bien.

Según el texto escrito por Elena, Victor siempre viste, durante las cenas que organiza, smoking, pero nosotros en todas las actuaciones  lo hemos vestido con un traje azul oscuro, mio, que ahora me queda muy estrecho y un corbatón gris medio arrugado. Con eso queriamos hacer evidente su medicridad. Yo, como actor, me notaba regulero y me sentía como cuando era cofrade de junta de gobierno. Así que siguiendo el texto y sabiendo que tenía en mi armario, la chaqueta del smoking que lució Juan, padrino de boda de mis padres en esa ceremonia celebrada en mayo de 1971, le propuse a Elena estrenar este look en Granada y ella aceptó y así de elegante llegó Victor a la ciudad de la Alhambra.

A ver, yo no soy Brad Pit, lo sé, pero así vestido me sentía resultón, llamativo. Además como todo era de mi talla, también me sentía cómodo y sobre todo seguro para comerme a los graninos, pavonearme y disfrutar.

A las 21:00, hora en la que ya empezaban a llegar los comensales me subí a la primera planta del hotel.

Por cierto no os he aclarado, el sábabo pasado 29 de septiembre del 2018, Las cenas de las emociones, viajó a Granada concretamente al Hotel Urban Dream y más exactamente al que está en el Camino de Ronda.

En la recepción del mismo hay una escalera curvada de marmol negro, que la comunica con la primera planta.  Le pedí a Elena sí podía bajar por ahí y hacer mi presentación como una vedette trasnochada y ella aceptó. El momento previo a bajar por esas escaleras fue largo, pero emocionante.

La primera planta del hotel tenía como una especie de salón, con unos sofás oscuros y muy bonitos, vitrinas antiguas, de color plateado, con libros, lamparas que creaban un ambiente apacible y elegante, flores, moquetas, todo sin ventanas y con olor a hotel. A los hoteles clásicos y con encanto, nada de minivalismo Ikea.

Todo ese entorno me ayudaba a meterme en Victor. En mi cuerpo había una mezcla entre satisfacción  (porque el día tan aventurero había salido bien), relaj (porque el entorno y el lugar lo propiciaba y eso me ayudaba a salir a disfrutar), ilusión (porque adoro Málaga que es mi tierra pero cuando llevas un producto, fuera, te sientes como más orgulloso y con más ganas de hacerlo perfecto) e incertidumbre ( porque no sabía cuando me llamarían y porque tampoco conozco al público de Granada y no sabía como entrarle).  La suma de todo eso es igual a; paz y felicidad.  Estaba muy relajado y muy contento. Con ganas de sacar, ya, a Victor.

Como la espera fue larga me dediqué a investigar a las personas que deambulaban por allí como al señor extranjero que iba, solo, a su habitación con una botella de Whisky... a la pareja española y mayor que iban para su habitación con su  bolsa  de regalos, seguro que para los nietos, el señor mayor al que le pedí que me hiciera una foto y me dio un "ok" con los dedos. Allí estuve hasta las 22:00 que oí a Elena decir: " Con ustedes Victor Ferrara".



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