Estamos a lunes, ayer domingo 22 de septiembre del 2019, nos reunimos para llevar a cabo el ensayo más largo y agotador que he vivido en el cementerio de San Miguel y casi desde que estoy en Eventos con Historia. Yo salí de mi casa a las 18:45 y volví cerca de las 23:00.
Hicimos un simulacro de la actuación del próximo sábado. Se representaron dos pases completos de la visita y esto conlleva, que los que hacemos monólogos en las esquinas del camposanto, tuviéramos que repetir nuestra actuación un total de ocho veces.
Volví a casa con un gran agotamiento, pero no físico, creo que era un agotamiento mental, puesto que tenía la voz ronca y los ojos me pinchaban y se me cerraban solos. Es cierto que la noche antes me acosté tardísimo y también es verdad que me levanté relativamente pronto, pero las tres horas de siesta reparadora creo que me recuperaron de esa falta de descanso, asi que mi cansancio se debía a la actuación.
Como digo, creo que el entrar en esa emoción de tristeza del personaje tantas veces, me cansó anímicamente, ya que el cansancio era similar al que sientes cuando pasas días de preocupación por una enfermedad de ser querido, un examen o un casting importante, que cuando acaba, el cuerpo, tras esa tensión se relaja, pues igual.
Pero empecemos por el principio, llegué muy, muy puntual, a las 18:59, cuando el ensayo empezaba a las 19:00 y todo ello gracias a Julio que me vio cuando iba de camino y me invitó a subir a su coche. Menos mal porque si no llega a ser por él, no llego ni en broma, puesto que salí de casa demasiado apurado.
Yo pensaba irme antes y tener un tiempo solo, para prepararme y entrar en la emoción del personaje, llevar todo bien amarrado, calentado y que cuando empezaran los pases estar ya al 100%, pero luego recordé que la hora de llegada de todos eran las 19:00, que sino había nadie dentro el guarda no me iba a dejar entrar y como no había pedido permiso a Edu, así que entré con los demás y fui directo al toro con todo lo negativo que eso conlleva.
Entramos en el cementerio y como desde el año 2011, antes de empezar Edu nos saludó, nos explicó el ensayo y algunas cosas más. Lo que más recuerdo de ese momento es el debate, o más bien la conversación lanzadora de puñales que tuvimos sobre cofradias: María, Javi Domínguez, los grandes Caro y Javi Zumaquero, un servidor y Luisa que vino de visita y la incorporamos a la misma. Cada uno iba diciendo “cosas bonitas” de la cofradía de los otros y yo no pude reírme más.
Después, cada uno se fue a su posición, y como dije antes, sin calentar nada, empecé el primer pase que para colmo o no, porque no hay mal que por bien no venga, estaban presentes, María José Vizcaíno, la revelde, que es sobrina nieta de mi personaje y Mariangeles, recuerdo que lo hice y al salir de escena, acompañado de Javi Zumaquero que aparece al final, le dije : “
Vaya mierda que acabo de hacer y acaban de ver” y así fue porque la reacción de ambas y su retroalimentación fue frialdad absoluta, pero eso sí me dieron algunos consejos que decidí seguir. Estos fueron: meter datos personales del personaje y no pasar todo el tiempo sentado en el suelo, puesto que de pie me dijeron que ganaba más. Todos estos fueron consejos de la revelde que la otra compañera apoyó.
De hecho, Edu en un ensayo, me pidió más movimientos y a mi, ensayando en casa el otro día, me lo pedía el cuerpo, pero quise ser fiel a mi propuesta inicial, aunque también quise ser abierto y probar su idea, ya que en ese momento, ellas eran las que veían desde fuera, en ese caso eran como las directoras.
En el segundo pase lo hice, ellas seguían presentes. La verdad que me sentí mucho mejor, noté el personaje más vivo y al acabar, la revelde me dijo que se había emocionado y le había encantado, por tanto, lo incorporé.¡¡¡GRACIAS MARÍA JOSÉ!!!.
Al tercero vino mi Luisa, mi gran y siempre objetiva amiga y compañera, me encantó su reflexión final, pues me resumió lo que yo quería expresar con el personaje y lo clavó tal cual, o sea, mi mensaje esta llegando, pero no le impactó pues ella suele ser muy efusiva.
Es cierto que el nivel donde lo dejé con Joaquín Rodríguez de la Vega, fue muy alto, ese era un personaje muy agradecido y este aunque esté bien, nunca va a estar ni a la mitad de la altura del otro, pero bueno.
El cuarto creo que fue donde me sentí más tranquilo y mejor que nunca, hubo momentos donde sentí naturalidad y que la emoción fluía de verdad, pero de nuevo fría retroalimentación.
Pero si la retroalimetación fue fría, yo trabajé como todo un jabato. Fui el rey de la concentración y tuve más paciencia que el santo Job. Mira que era difícil entrar en la emoción del personaje, ya sabéis que no las tenía del todas conmigo, pues imaginad que no lo llevo bien, que estoy intentando llegar a la emoción, que estoy concentrado y que todos y leéis bien TODOS, los compañeros que llegaban, bien como escobas, bien como anfitrionas o bien como espectadores, me decían algo, un chiste, una broma, un consejo, una duda, una ayuda, TODOS y mira que los quiero a todos, pero eso me molestaba un montón y tuve la paciencia de no decir lo que pensaba, y la concentración de seguir en lo mio. Menos mal que me acompañaba Javi. Luego os hablaré de él.
Tras eso vino un descanso, donde Edu nos dio unas indicaciones a todos, a mí solo me corrigió un tiempo verbal y empezamos los otros cuatro pases.
Estos se hicieron ya de noche, lo cual me encantó, porque pude ver cómo va a estar la luz el día de la función y es verdad que a oscuras, da mucho más patetismo, es más tétrico y el personaje crece mucho.
Aunque ya estaba cansado y era tarde, yo hice los cuatro pases lo mejor que pude, dándolo todo. Para mí era como un calentamiento y eso me iba ayudar a tenerlo mucho más amarrado y más seguro. Yo sé que el ambiente era ya más relajado, las interpretaciones eran menos intensas, pero yo lo hice tal cual.
De los pases quinto y sexto solo recuerdo que estaba mucho más ambientado, por la poca luz y con ello me sentía más adentro, pero también que había unos chicos cantando en el parque de al lado del cementerio que se escuchaban casi más que yo, y que Javi que es el encargado de sacarme de escena me iba a destrozar las muñecas, en un pase me hizo un poco de daño y en el otro aún más.
Del septimo solo recuerdo cansancio y del octavo, donde pensé hacerlo más tranquilo, vinieron Eduardo y María José, o sea, los jefes a verme. Tampoco fue el mejor pase que hice, pero tampoco me ayudó la música de fondo y las indicaciones organizativas de mis compis.
Acabamos, estuve un rato descubriendo a la hija de Javi que tiene más arte que el padre y a casa.
Mi monólogo solo duraba 3 minutos o menos, pero cuando lo he llenado de movimientos, intenciones, pausas y reflexiones, llega a casi los 6. Pido perdón a Edu puesto que a causa de ello, ha tenido que variar el tiempo de las anfitrionas para que todo cuadre.
Y quiero dar las gracias públicas y en mayusculas a Javi Zumaquero, por estas fotos tan artísticas y chulas. Pero sobre todo por su apoyo y protección. Estuvo todo el rato pendiente a mí, cuidándome y me ayudó a que pudiera concentrarme en mi trabajo, pues cuando algún compi venía y me hablaba, él los callaba, les regañaba e incluso se los llevaba de allí. GRACIAS AMIGO.