… Como dije en la entrada anterior, vi que venía el bus rojo de Teatrobus con ese pedazo de conductor apañado, el mejor del mundo, llamado Diego, me levanté y me subí al mismo. Eran las 8:02, venía de otro servicio y ahí estaba él como un reloj, con su puntualidad inglesa. Lo que digo es el mas apañado del mundo.
Para que veáis si es apañado. Le pedí que no solo sacara del almacén del bus, la maleta con el vestuario de Quijote, él siempre lo hace, sino que nos sacara también la de otro show, pues había que coger la falda roja para Sanchica, pues cual fue mi sorpresa que al entrar en el bus, no solo había buscado él solo, dicha falda, sino que la tenía extendida entre los asientos para que no se arrugara.
Ya solo nos faltaba Anita la cual a los pocos minutos, uno o dos, escribió diciendo que andaba por ahí, le dije que subiera al bus y así lo hizo. Creo que vino con tan buena energía y disposición que desde que ella puso un pie en el bus todo fue rodado.
Quizá le falte emoción a esta entrada de Teatrobus, puesto que siempre son una aventura plagada de cosas que se rompen, informaciones a medias, líos etc., pero esta vez y creo que ahí está lo excepcional de ayer, miércoles 18 de septiembre del 2019, que no pasó nada, al contrario íbamos cuadrando todo hasta el ultimo detalle.
La Anita y su buen rollo nos trajo buena suerte.
Cuando Ana entró en el bus me pilló en calzoncillos, estaba poniéndome los leggins y ella siguió aquello de: “Donde fuere haz lo que vieres” y empezó a vestirse.
Ya con ellos y mi enorme camisa blanca puesta, le dije de mirar el tema de los vídeos, que era lo más urgente. Vimos su orden, probó con el mando a distancia y mientras los veíamos, seguimos vistiéndonos.
Acabados estos, tanto Ana como yo estábamos vestidos y microfonados, incluso con cambios de pilas, pues al suyo le faltaban, e intercambio entre nosotros pues el mío sonaba más y como tengo más voz nos los cambiamos.
Diego nos dijo de marcharnos pero yo le pedí que esperara a que me maquillara, no me salió muy bien, pero en un minuto estaba listo, cerramos el bus y nos fuimos dirección a la Torre de Benagalbón.
Durante el trayecto hicimos un pase completo, creo recordar, que con videos incluidos, yo sentado para no marearme y Ana de un sitio a otro del bus intentando hacer los movimientos.
Llegamos con tiempo más que suficiente para esperar y en esa esfera Ana me propuso hacer otro pase, esta vez técnico pero con movimientos y a la italiana, o sea, rapidito.
Lo terminamos y pudimos hasta descansar y en ese descanso fue cuando nos llamaron del Consorcio de Transporte para decirnos que ya podíamos ir a recoger a los niños.
Fue un previo genial, puesto que llegamos muy bien de hora y nos dio tiempo a todo y de forma muy relajada.
Antes de las 9:10 estamos en el cole esperando a los niños.
Solo hubo un pequeño incidente, porque la calle donde estaba el colegio y las dimensiones del autobús no cuadraban y eso nos hizo que tuviéramos que recoger a los niños y salir marcha atrás y eso nos retrasó unos 5 minutos, pero no fue culpa nuestra.
Eran las 9:13, Ana abría la puerta del bus y comenzaba la función.
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