El domingo, 8 de septiembre del 2019, fue fiesta local en Málaga, por tanto el día festivo fue trasladado al lunes 9 de septiembre del 2019. Pues pese a ser festivo tuve un día normal, gym, comida en casa, jugar con la sobri, todos planes habituales pero tranquilos. En cambio la tarde fue muy bien aprovechada puesto que desde las 17:30 y hasta las 21:30 tuve tres citas, todas seguidas y todas laborales, o sea, de trabajo, o sea citas “trabajosas”.
A las 17:30 en punto había quedado con Ana Vigo para ensayar nuestro Viaje de Don Quijote, más que para ensayar, era para tener nuestra primera toma de contacto.
Desde la iglesia de Fatima, partimos, charlando sobre nuestros respectivos veranos, hasta la de La Divina Pastora, donde en sus jardines tratamos sobre la pieza. Allí nos sentíamos mucho más tranquilos y relajados.
Llegamos sudando, cansandos, yo saqué mi abanico y buscamos un banco a la sombra para sentarnos, alejados del resto de bancos donde a esa hora se estaban celebrando a la vez distintos “mini botellones”.
Si recordáis, Ana me dijo que le mandara fotos del guion, ya que ella podría pasarlas a PDF e imprimirlas en casa. Lo hice, pero el lunes a la hora del almuerzo me comentó que las había impreso y no se veían nada. Como era festivo y El Corte Ingles andaba abierto decidí ir a fotocopiar el mio, puesto que no lo encontraba para mandarlo por mail. Pero antes de irme, lo pedí a Madrid (mis jefes de Teatrobus) y me lo enviaron, se lo envié a Ana, esta lo imprimió mientras se vestía, lo cogió sin mirar y cuando nos sentamos y lo sacó, solo tenía dos páginas, y ¿Qué hicimos?.
Conforme pasaba la reunión, me di cuenta que no paraba de hablar, era como un papagayo en modo velocidad.
Esta pieza la llevo representando desde 2014, creo, por tanto, me sé el guion de los dos personajes como el comer y lo veo fácil y sencillo, así que, empiezo muy lento y con mucho detalle, pero luego me pongo a correr y no hay quien me pare, pues como me lo sé tan bien, pienso que quien lo oye por primera vez también lo ve así.
De hecho hubo un momento de la tarde donde yo mismo me cansé de oírme, así que pensé: “¿ Como estará la pobre Anita.?
Al final con la pieza completa repasada, nos fuimos al cementerio San Miguel. Ella a ensayar y yo a otra cita.
Ana me comentó que estaba todo muy bien y que lo había entendido todo, pero creo que se fue con la cabeza como una zambomba y cargada de apuntes, audios y miles de palabras dichas por mí a la velocidad de 100 palabras por segundo. ¡¡¡ La pobre.!!!
Menos mal que habíamos quedado para el jueves próximo, donde creo que todo se va aclarar mucho mejor.
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