martes, 24 de diciembre de 2019

CON UN POCO DE LLUVIA Y CON LOS PRIMEROS RAYOS DE SOL.


El primer sol del jueves 21 de noviembre del 2019 me pilló viajando. Vi amanecer desde el interior de un coche, un coche de estos grandes, y lo digo así porque no sé ni qué marca ni qué modelo era, ya que no tengo ni idea de eso, pues bien, en su parte trasera íbamos: Miguel, Sofía y un servidor y en la delantera, Pepa y Fernando, este último, propietario y conductor del vehículo, en él nos dirigíamos a Granada para actuar, esa mañana, y representar con motivo del Día Internacional de los Derechos del Niño, la pieza Lluvia fina, por cierto que a parte de porta trajes, mochilas y demás nos acompañaban seis sillas de metal, que según el tramo que recorríamos nos hacían saber de su presencia con un incesante ruidito.

Volviendo al amanecer, creo que ocurrió justo pasando Antequera y cuando Pepa, tras ver una casa en medio de una llanura, comentaba que le encantaba el campo pero también nos hacía conocer todos sus inconvenientes, fue entonces cuando miré por la ventanilla y vi como el cielo se iba aclarando, ya no era noche cerrada, como cuando salimos de las puertas del centro comercial Carrefour Rosaleda.

Nuestro primer pase era a las 10:00 y  como el trayecto Málaga-Granada es una hora y algo, nos citaron en el teatro sobre las 8:30 o 8:40 para organizarlo todo y por ello, salimos de aquí a las 7:00. Para llegar a la cita, me levanté sobre las 6:20. Sé que para muchos o muchas de los que leéis el blog, esto es vuestro pan de cada día, pero que yo estoy más acostumbrado ver amanecer y acostarme que levantarme y ver amanecer  esto fue un sacrificio de los gordos, por cierto ahora que caigo, cuando era contable en Torremolinos lo hice muchas veces, veía de amanecer en el tren cuando iba a trabajar, pero ya no me acordaba.
Además cuando iba por la calle, me daba mucha tristeza ver a tantas personas que por la noche ya andan dando vueltas e iniciando su día.

Llegué sobre las 7:02 a la cita y ya me esperaban en el coche, fuimos a recoger a la compi, Sofía, que nos faltaba y fue en ese momento cuando empezó a llover, la recogimos, por cierto, que al bajarme del coche para que ella pasara, tiré sin querer mi bufanda a un charco.

Como siempre os digo no me gusta mucho viajar, así que iba en el coche con mi pellizquito y Sofía nos contó que había desayunado un bocata de aguacate y tomate y yo me comparaba con ella y notaba que ella iba desayunada, tranquila y feliz y yo con mi “cosita”.

Bueno una vez la recogimos nos fuimos para Granada donde, como os dije antes, por el camino vimos amanecer y llegamos muy bien de tiempo. Una Granada solitaria, nublada y poco fría nos esperaba a la puerta del teatro del Zaidin.

Y durante el trayecto pues hablamos de cómo habían sido los preparativos de Chorus Line, de la experiencia en la ESAD de Sofía, de si viviríamos en el campo o no, de los perros de Miguel, del amor/odio de cada uno de nosotros al campo, pero también durmieron algunos, otros dimos cabezadas, otros repasaron el guion,  reímos, hablamos guardamos silencio y así pasamos esa hora y algo de viaje a la ciudad de la Alhambra.










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