Trabajar con Saborarte es como ir a Disney, nunca sabes lo que va a pasar, todo es novedoso, se cambia todo en cuestión de segundos y como dicen los concursantes de Gran Hermano, todo se magnifica. Cuando quedas nunca puedes dar nada por hecho. El pasado jueves, 20 de septiembre del 2018, nos reunimos para hacer un " ensayo intensivo", como los llama Elena , que estuvo cargado de sorpresas.
Pues, ensayamos en una especie de Marina Dor decadente.
A ver el lugar de ensayo era una casa normal, pero antes de entrar en la casa había todo un hall enorme, lleno de fuentes tan grandes como lagos, con piedras e inmensos chorros de agua, todo decorado con azulejos verdes y blancos estilo árabe, era como estar en un palacio marbellí, porque eso sí, todo lo metálico era dorado, o estar en una sala de alterne o en Cuéntame. Yo no sabía donde mirar, aunque se veía todo tan trasnochado que daba tristeza.
Pasamos al lugar de ensayo y como vistas teníamos todo un parque acuático. Porque había prisa e íbamos ensayando a contrarreloj que si no, me hubiera pasado en esas piscinas toda la mañana y la semana. ¡ Qué sitio más impresionante!
Al ensayo solo nos quedamos: Cristina, Elena y yo, puesto que Raúl se tuvo que marchar.
Ensayamos la escena 1, donde salimos los tres y luego la 7 y la 10 en las que estamos Cristina y yo.
La escena 1 es de las que más he repasado, la que me aprendí antes y la que más controlo, pero no se por qué últimamente me viene grande. El texto es sencillo y yo me lo sé muy bien, pero como la escena va a un ritmo muy acelerado, el texto debe ir muy picado y últimamente me pone muy nervioso, me genera inseguridad y cuando la hago no estoy contento y esto genera problemas a los compis. Mi personaje está muy estresado y se me va al grito pero yo no quiero gritar ya que Elena me dijo que abusaba de ello, así que no me lucí mucho el otro día en el ensayo. Además me dieron una corrección entre la directora y... mi compañera, que dio lugar a un pequeño debate. La escena la repetimos unas cuatro veces y se dio por buena, pero yo realmente la hubiera repetido mucho más, puesto que yo no me sentía aun del todo bien y por tanto no la notaba lista.
De ahí pasamos a la 7 una escena que está más que superada, ya que, en todas las representaciones ha sido de las más redondas, de las más disfrutadas y la más natural, pero en cambio el otro día dio lugar a muchos ensayos, cambios, indicaciones, repeticiones y por tanto, la estuvimos mucho tiempo trabajando.
Y por último la 10, es la más complicada para Cristina y para mí y también de la pieza, pero la trabajamos, super bien, por bloques de sentidos, analizábamos cada bloque, le dábamos sentido, lo repetíamos hasta que se naturalizaba y pasábamos a otro. Esto hizo que se crearan momentos magníficos, donde me sentí Victor de verdad. Creo que nunca me noté más natural y a Elena le encantó. Esta escena la repetimos unas cuantas veces y el ensayo acabó. Esta fue la siguiente sorpresa.
Esa primera parte de ensayos, estuvo muy bien, pero el calor era sofocante, eso hizo, junto a algunos factores más, que a veces se creara una atmósfera y un ambiente muy denso, cargado, tenso y asfixiante...
Durante el descanso, almorcé junto a Raul y Elena en un restaurante buenísimo, donde degusté una carrillada y un helado de quitar el hipo, por cierto, me invitaron ellos. Esto fue otra sorpresa porque se suponía que comería en su casa.
Y después de un caluroso paseo, solo, por Arroyo de la Miel y una larga charla con Elena, en casa, llegó Raúl e iniciamos la segunda tanda de ensayos. Escenas 9, 1, 2 5, por este orden.
Empezamos por las escenas donde actuamos Elena y yo, o sea la 9, nuestra discusión. Hicimos un repaso de texto y luego dos repeticiones de la escena. Esta escena suele quedar bien, cuando cojea es por errores en el texto, para afianzar el mismo lo hicimos dos veces, arreglamos algún que otro matiz y a por la siguiente. Yo me quedé muy contento.
Lista Elena, comenzó mi turno con Raúl. La escena 2 fue coser y cantar, es nuestra escena fetiche. Elena aprovechó para hacernos fotos. Esta se repitió dos veces y listo¡¡¡ Pasamos a la 5!!!. Se representó hasta la saciedad, el texto se nos iba y se nos venía y Elena tuvo que tomarnos la lección, como a los niños pequeños, con el libro delante e ir corrigiéndonos.
Cuando ya lo teníamos, empezamos a marcar y actuar. Empezaba a anochecer, estábamos agotados, yo deseaba volver a casa, pero Raúl decía el texto, de todas las formas que queramos decir, menos natural y para conseguir esa naturalidad empezamos a hacer juegos de improvisación. Llevábamos casi 11 horas juntos, deseaba irme, pero cuando comenzaron esos juegos, esas directrices y esas improvisaciones entre los dos, me hubiera quedado mil horas más, porque estaba trabajando relajado, sin presión, jugando, buscando, creando y eso para mí es lo mejor de esta profesión.
Pero ya era tarde, esa fue la última sorpresa: ¡¡ Eran casi las 21:30!!! Así que ya habíamos cumplido. Elena dijo de parar y que me acercarían a Málaga.
Eso hicieron y para las 22:40, estaba tumbado en mi salón, tapadito, relajado y tranquilo, tras un buen trabajo, una buena ensalada de aguacate y dispuesto a ver el primer capítulo real de la nueva temporada de Cuéntame. Estaba muy contento pero me faltaba mi mamá que andaba de viaje por ahí.
Estuve casi más de doce horas de ensayo y de trabajo. Pienso que esto no ha sido una cena ha sido: ¡¡¡ UNA DIETA SEMANAL!! Pero todo sea por ofrecerles a los granainos la mejor Cena de las emociones.
Pecha de leer.
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