martes, 31 de diciembre de 2019
UN PUENTE TRABAJADOR III PARTE. " LAS RESPONSABILIDAD CUENTIL".
El domingo 8 de diciembre del 2019, iba al ensayo de Los cuentos navideños de Andersen con la mosca tras la oreja.
Era el santo de mi madre, mi amigo Emilio me había invitado
y al decir invitado quiero decir totalmente gratis, a presenciar un concierto de Diana
Navarro en el Teatro Cervantes y eso son palabras mayores, además mi amigo
David de Murcia estaba aquí en Málaga pasando el puente, y yo dejaba todo eso para irme a ensayar un domingo más al Centro de Ciudadanos Antonio Sánchez en
Nueva Málaga, fui única y exclusivamente por demostrar mi
responsabilidad y mi respeto al público, y ahora os explico el por qué.
La pieza estaba muy atrasada, bueno la pieza no, pero mi cuento la verdad que no estaba en condiciones de ser mostrado al público y este era el último ensayo. El primero que lo llevaba mal era yo, todo hay que decirlo. Sinceramente os digo, aunque suene mal, que si yo lo hubiera llevado perfecto esa tarde hubiera faltado. Sabía que con mi experiencia y por la dificultad del papel y la pieza, que era mínima, si tenía que salir a escena sin ensayar ni una vez más lo iba a resolver y la cosa iba a ir bien. De hecho mis compañeros estaban para comérselos, de nuevo digo que Ángel y José tenían unos personajes maravillosos, pero todos nuestros movimientos eran ilógicos, estaba todo muy sucio, a los personajes no se les estaba sacando la gracia que tenían y lo peor era que no se le estaba dando a la pieza el ritmo o la unión con el público que merece una pieza infantil, así que, por respeto al público que nos iba a ver, decidí ir al ensayo.
¿Y por qué llevaba la
mosca tras la oreja? Pues porque pensaba que como estaba pasando desde hacía
dos semanas, no íbamos a ensayar, sino que solamente íbamos a hacer nuestro cuento
cuando nos tocara y adiós. Si esta vez pasaba eso iba a montar un pollo porque debíamos dejarnos, ya, de cachondeos y ponernos
a trabajar, pero las cosas se desarrollaron de una forma que me quedé con la
boca abierta.
Yo hubiese querido repasar, rematar, calentar
y ultimar el personaje en casa, pero tras una comida familiar con motivo de la onomástica
de mi madre, esta, mi sobrina y yo, nos apoltronamos en el sofá, con el árbol de
Navidad encendido, comiendo Conguitos y acurrucados en la manta, nos tragamos una
película familiar, por tanto, fue terminar, cambiarme y marcharme al ensayo. No recuerdo ya a qué hora llegué pero
creo que no fue muy tarde.
Cuando entré en la sala de ensayo, había mucha fiesta y
algarabía pues un compañero que
ahora vive en Madrid había vuelto y todos querían saludarlo y abrazarlo,
además parecía que el ambiente navideño estaba presente pues había mucho jaleo,
pero como mi objetivo era el de trabajar le pedí a Ángel que mientras esperábamos para subir al escenario y actuar saliéramos
fuera a ensayar solos, y ya digo, me quedé con la boca abierta, porque este, rápidamente, no solo aceptó mi propuesta sino que fue
reclutando a todos los compañeros.
Después, a lo largo de la tarde, fue él el que
marcó el número de veces que repetimos el cuento, además a todo aquel que se
acercaba y nos decía que le gustaba el cuento, Ángel me daba el mérito,
pues les decía a todos: “ Eso Lolo que como sabe, nos ha estado diciendo lo que
teníamos que hacer, nos ha metido cosas, chistes, movimientos y por eso ha
salido así de divertido” La verdad, que estaba como un niño con zapatos nuevos
y esa ilusión, entrega y ganas de trabajar nos la inyectó a todos.
Pues bien, mientras el resto de compañeros observaba a los que
actuaban, Blas, Ángel, José y un servidor nos fuimos al hall y tras la puerta de la
sala de teatro nos pusimos a ensayar.
Hicimos un primer pase, quedó horrendo, pero los compis
estaban contentos con el resultado, Ana que había ido a vernos, se sentó frente
a nosotros y nos dio algunos consejos, se volvió a hacer otro pase siguiendo
los consejos de esta y de nuevo quedaron contentos, pero el resultado fue igual
de malo. Entonces cuando ya no aguantaba más, pues quise estar callado y no ponerme en plan director pero no podía y decidí meterme. Me daba vergüenza decir nada porque José también es actor profesional y me daba corte darle indicaciones,
pero las acogió con todo su cariño y me encantó su comportamiento.
Introduje algunos cambios,
por ejemplo, limité zonas de actuación, decidí donde estaba el taller y donde
mi trono, metí movimientos y gestos para Ángel y José, cosillas y
comportamientos que dieran lugar a chistes o bromas y sobre todo generé contacto
visual con el público para que fuera todo más infantil y que los niños entendieran
mejor el mensaje.
Con los cambios, hicimos un pase más, no quedó muy mal y yo
sutilmente pedí otro pase y lo que más me sorprendió fue que mis compañeros
aceptaron mi propuesta de inmediato, hicimos dos más y cuando íbamos a por el
tercero nos llamaron para actuar. Entramos, lo hicimos y la verdad que a
nuestros compañeros les gustó un montón, hicimos un solo pase, pero
con parones para explicar los cambios. Edu aceptó con mucho agrado dichos
cambios y los compañeros no paraban de reir. Ya dije que el cuento era
divertido y que los personajes de Ángel y José eran maravillosos pero ahora al
estar todo más claro y limpio quedó mucho más divertido.
Salimos de la sala de ensayo y como todo marchaba bien yo
pensé en marcharme, pero Ángel nos pidió hacer dos nuevos pases más y los
volvimos a hacer. A esa altura yo ya me quería marchar pues tenía muchas cosas
que hacer pero creo que lo repetimos una vez más y sobre todo me puse a
trabajar con el niño pequeño que salía al final, repetimos su frase unas cuatro
veces y a casa.
Me fui muy orgulloso de mis compañeros, de cómo había
quedado el cuento y de la tarde tan trabajadora que tuvimos.
Volvía más
tarde de lo esperado, contento, pero corriendo, pues quería ir a ver la inauguración del
Nacimiento de San Pablo con mi madre y su amiga Pili y posteriormente de cena
con David. La verdad, que me dio tiempo a hacerlo todo y orgulloso por haber
sido responsable y trabajador.
FALTAS, RISAS, PRUEBAS Y PREPARATIVOS DEL EMPERADOR.
Una vez más me levanté muy pronto de la siesta para poder llegar a tiempo al ensayo de Los cuentos navideños de Andersen, pero como siempre me entretuve en esto y en aquello y salí con el tiempo justo, además cuando me asomé a la ventana del patio para coger el calzado y escuché que había empezado a llover y bien.
En conclusión que llegué tarde al ensayo, sudando, pero literal, sudando como un pollo, vamos mojado, no pude oír música, el mantecado casi me lo tragué sin masticar y todo gracias a la lluvia y al maravilloso otoño-invierno que tanto gusta a todo el mundo.
Pues bueno, lo que sí hice durante el trayecto fue repasar el texto, esta vez iba al ensayo enfadado por las condiciones en que llegaba pero no porque fuera sin hacer mi trabajo previo.
Esa semana debido a una vida mínimamente más relajada, pues ya me había quitado Proyecto Victoria, Las cenas de las emociones y Lluvia fina, puede aprenderme el texto, me lo aprendí literal, tal cual estaba escrito y sin dejar de decir una coma.
Yo soy muy arcaico a la hora de estudiarme los texto me los aprendo muy rápidamente pero siempre cambio cosas y si en mis dos nuevos proyectos estoy intentando respetar al máximo lo escrito por CHL y Paco Becerra, por qué con Edu no. Por ello me lo estudié tal cual, pero mientras iba de camino al ensayo y lo repasaba no me salía, así que si quería ser eficaz, sacar provecho al ensayo y empezar a dar naturalidad y personalidad a mi personaje debía hacer el texto sin el papel en la mano o sea, no respetar el texto y hacer mi versión del mismo, me daba corte hacerlo pero perdí la vergüenza y lo hice.
Esta vez quería presentar el primer boceto de mi personaje, de ese emperador altanero, presumido, vanidoso y egocéntrico. Durante la semana en el gym había visto videos del personaje de Gastón de la peli La bella y la bestia, tanto en versión animación como personajes.
Pues sudado, tarde, cabreado pero con los deberes hechos entré en el Centro Ciudano Antonio Sánchez de Nueva Málaga, estaban casi todos, esperamos a los más tardones y empezamos.
En ese ratito de observador me lo he pasado muy bien, como se suele decir he echado un ratito muy bueno, pues me he reído, he estado muy relajado con los compañeros y sobre todo me iba a morir de risa contemplando la diplomacia de Edu.
Con respecto a lo que vi, pues hay cuentos muy chulos y muy divertidos, otros menos divertidos, unos que aportan más y otros menos, pero he disfrutado mucho viendo el cuento de Las zapatillas rojas donde Carmen Nieto se ha creado un personaje brutal, está muy marcado, muy claro, muy para público infantil y me ha parecido maravilloso, ocupaba toda mi atención y me supo a muy poco.
Nos subimos al escenario y empezamos. Como José no pudo ir este fue sustituido por Pablo, que nunca a hecho teatro, que llevaba el papel en la mano, pero que hizo una versión propia del personaje que hace el compañero y que lo bordó, todo el mundo le aplaudió e hizo reír a todos, bueno menos a mí, pues no podía reír, la sorpresa del arte de ese hombre me envolvió y estaba alucinando, pero para bueno claro está.
Bueno la creación o preparación que había hecho previamente de mi personaje lo puse en práctica, pero debido al brillo de Pablo y que no lo había marcado en exceso no hice mucho de este, pero sí lo jugué, lo esbocé y lo probé y creo que puede quedar bien. Lo que no debo es dejarlo fluir sino marcar gestos y movimientos según la frases, movimientos muy exagerados, muy de dibujos animados y el texto lo diré muy engolado y declamado. Creo que si lo trabajo en la semana quedará bien.
Angel y José han creado dos personajes muy divertidos, muy malos, con voces muy curiosas, son exagerados, extramboticos, teateales y una maravilla, son dos pequeñas joyitas sus personajes, pero creo que les faltan matices, relentizar, pues hay muchas capas de sus personajes que no aprovechan y muchas cosas que ensucian y hacen que no sean graciosas, si matizan bien pueden triunfar.
En cuanto a los movimientos, los veo igual; sucios y atropellados, vamos por escena como pollos sin cabezas.
Creo que la próxima semana voy a ejercer un poco de director en el cuento donde salgo, para ordenarlo todo en la medida de lo posible, porque puede quedar chulo y gracioso o ser un auténtico caos y me gustaría evitar lo segundo.
También entre Angel y un servidor hemos pensado un vestuario, para mí, que tras consultar con Edu ha sido aprobado, así que perfecto.
Me lo he pasado muy bien, me he reído mucho, pero de verdad que al acabar yo me hubiera quedado ensayando y asentando más nuestro cuento, pues va viento en popa y a toda vela, pero aún le falta mucho y quedan muy pocos ensayos.
SOLOS CON LOS AUTOBUSES.
El lunes 25 de noviembre de 2019, me llegaba un WhatsApp de Antonio, propietario de los autobuses que en Málaga lleva la marca de Teatro Bus diciéndome lo siguiente : “El sábado día 30 en Alhaurín de la Torre se inaugura el Museo Andaluz de la Educación. Me pregunta el concejal si podríamos estar por allí animando (con temática del Quijote) “. A continuación me mandaba los horarios a cubrir: De 11:45 a 13:45 con 20 minutos de descanso mientras se hacia el discurso de presentación.
En cinco días lo organicé todo, hablé con Ana para que hiciera de Sanchica, esta aceptó, hablé con Teatro Bus Madrid para organizar temas de presupuestos, volví a hablar con Ana para hablar de dicho presupuesto, aceptó, como era solamente una animación, mientras se hacía la presentación, no fueron necesarios ensayos pero sí organicé un poco lo que íbamos a hacer, qué diríamos, etc., como el acto se celebraba en sábado, no pude ensayar Laberinto, entre todos intentamos ajustar agendas y cambiar el día, pero fue imposible, así que yo el sábado falté. El miércoles 27 de noviembre del 2019, me confirmaron la actuación y además me mandaron un programa de lo que se iba a hacer y era el siguiente : A las 11: 30 debíamos estar allí, a las 11:45 hacer nuestra aparición, solo 15 minutos, pues a las 12:00 empezaban los discursos, estos duraban 20 minutos así que a las 12:20 volvíamos al lugar de actuación y ya a animar hasta las 13:45 que nos iríamos a casa.
Esta vez nuestro gran conductor y hado madrino, Diego, no nos acompañaba, una gran pena, por tanto no pudo recogernos y nos tuvimos que arreglar por nuestra cuenta, pero que él no nos llevara o trajera no quería decir que nos dejara de la mano de Dios, pues me indicó que bus coger, a qué hora y que su compañero estaría avisado para que no nos cobrara el pasaje.
Todo marchaba muy bien, pero claro para estar vestidos, maquillados y listos para actuar a las 11:30 debíamos coger el bus que salía de la estación de autobuses de Málaga a las 10:00, íbamos a tener mucho tiempo de espera, pero el bus siguiente nos dejaba muy justo. Por tanto, otro sábado más a madrugar, mejor dicho, otro día más a madrugar, mis semanas duraban de domingo a domingo ufff…
Para llegar con tiempo de sobra a la estación de bus, Ana y yo nos citamos en mi casa a las 9:20, para ello me pegué otro madrugón, pero la pobre Ana cerca de la hora de la cita me dijo que llevaba un rato dando vueltas por el barrio y no podía aparcar, así que iría a un parking que posee y nos veríamos a 9:30 en Zamarrilla y eso hicimos, pillé mis bártulos y caminé hasta dicha iglesia y allí nos vimos sobre las 9:35, tras hacernos una foto y saludarnos, nos fuimos para la estación, lugar al que llegamos muy bien de tiempo, ya que fue llegar y el conductor abrió el autobús y comenzó a subir a los viajeros, cuando llegó nuestro turno, le dijimos quienes éramos y nos dejó pasar sin ningún problema, ocupamos nuestros asientos y a viajar.
Para llegar con tiempo de sobra a la estación de bus, Ana y yo nos citamos en mi casa a las 9:20, para ello me pegué otro madrugón, pero la pobre Ana cerca de la hora de la cita me dijo que llevaba un rato dando vueltas por el barrio y no podía aparcar, así que iría a un parking que posee y nos veríamos a 9:30 en Zamarrilla y eso hicimos, pillé mis bártulos y caminé hasta dicha iglesia y allí nos vimos sobre las 9:35, tras hacernos una foto y saludarnos, nos fuimos para la estación, lugar al que llegamos muy bien de tiempo, ya que fue llegar y el conductor abrió el autobús y comenzó a subir a los viajeros, cuando llegó nuestro turno, le dijimos quienes éramos y nos dejó pasar sin ningún problema, ocupamos nuestros asientos y a viajar.
Bueno si a media hora de trayecto en bus se le puede llamar viajar. Charlando de teatro y amores nuestros temas más habituales, preferidos y socorridos llegamos a la parada.
La siguiente etapa fue caminar unos metros por el arcén de la carretera. Siempre recordaba ese tramo como muy pequeño pero está vez se me hizo muy largo y por dos motivos. Primero porque cuando Ana se vio en esa tesitura vi que no estaba muy cómoda y yo deseaba llegar cuanto antes y segundo porque en vez de ir por el margen derecho, fuimos por el izquierdo y el espacio para caminar era justo el de los pies pues a un lado estaba la carretera y al otro un precipicio, no muy alto pero…
Eso sí esa pequeña distancia estuvo llena de locura, magia y fantasía, como todo al lado de Ana, pues esta se encontró una matricula de moto tirada en ese precipicio y allá que se fue ella a bajarlo y escalarlo para conseguirla. Ya digo era muy poco pero para mí era como escalar el Everest.
Y tras la “aventura” llegaron los dos dueños de la sede autobuses a la misma. No había nadie solo, Ana, un servidor y como 10 autobuses, todo en silencio, sin movimiento alguno, todo vacío, éramos los dueños del lugar.
Nada más entrar vimos a nuestro autobús fuera, en la calle, yo pensé que estaba cerrado y nos andamos toda la nave varias veces buscando alguien que nos lo abriera, viendo que nada, Ana me insinuó que estaba abierto y así era.
Así que directamente nos fuimos al bus y de pronto apareció como por arte de magia Antonio, el dueño de la empresa, ese día tendríamos el honor que nada más y nada menos que él sería nuestro chófer, ayudante, colaborador y coordinador.
Hablamos un rato con él, nos ayudó a sacar las maletas y nos dejó vestirnos tranquilos.
Algo que agradezco un montón pues fue consciente de que necesitábamos nuestro momento de intimidad.
Y en menos que canta un gallo, nos hicimos fotos chorras, charlamos, nos vestimos, recogimos todo y nos fuimos a vivir otra aventura, la de ir al baño.
Esta vez no éramos Lolo y Ana los que investigaban aquella nave enorme y vacía, sino Don Quijote y Sanchica, vamos todo un espectáculo.
Como el baño que encontramos no nos convencía, nos fuimos a la zona de oficinas y allí aprovechamos Ana para el pipí, yo para maquillarme y ambos para ultimar el vestuario.
Como el baño que encontramos no nos convencía, nos fuimos a la zona de oficinas y allí aprovechamos Ana para el pipí, yo para maquillarme y ambos para ultimar el vestuario.
Habíamos llegado muy pronto, no perdimos el tiempo ni un segundo, pero fue en ese momento cuando Ana me hizo percatar de la hora y no íbamos nada bien. Menos mal que el maquillaje me salió lúcido desde el principio y rápidamente del baño fuimos al despacho de Antonio, le dijimos que estaba todo ok, nos montamos en el bus, guardamos todo, este llegó y nos fuimos a nuestro destino.
Estábamos a las afueras del pueblo y debíamos llegar al centro, una distancia era bastante corta, pero que no sé por qué se me hizo muy larga.
Llegamos al destino, aparcamos, bromeamos con los policías que había allí, organizamos entre Antonio, Ana y yo lo que íbamos a hacer y cómo íbamos a aparecer. Antonio se fue, esperamos, Ana se fue y en ese momento comenzaba una animación con 20 minutos de descanso y 100 de actuación.
ESPERANDO Y UN POCO ACTUANDO CON EL QUIJOTE.
Empiezo esta entrada como acabé la anterior, eran las 11:45 del sábado 30 de noviembre del 2019, estábamos en Alhaurin de la Torre, Ana estaba en la placita que hay frente a la puerta del Museo Andaluz de la Educación que se estrenaba ese día y yo en el interior del bus de Teatro Bus, escondido.
Inventé que Ana saliera como Sanchica buscando al señor de su padre, Don Quijote, y que luego, como a los tres minutos, Don Quijote hiciera su aparición sumergido en su locura tal cual lo hace en la pieza Viajando con Don Quijote, después nos presentaríamos y ya empezaríamos a interactuar con el público.
Y así tal cual se hizo. Yo llegué, desperté la atención del publico aunque no tanto su interés, pero después empezamos a interactuar por grupos de personas y la cosa fue mucho mejor, hubo juegos y comentarios como el de la señora que me dijo que era Cervantes, las veces que luché contra objetos y la gente ayudaba a Sanchica a que parara, o el hombre mayor que decía que me conocía de hacía mucho tiempo, fue muy curioso porque entre el público estaba mi profesor de Física y Química del instituto al que por cierto y sin salirme del personaje, se lo hice saber pero él no se acordaba mucho de mi.
Fueron llegando las personas de sonido, empezaron a montar el sonido, a hacer pruebas, llegaron las autoridades que iban a hablar en el acto, o sea, la parte seria comenzaba, eran cerca de las 12:00 y le pedí a Ana que nos retiráramos para dejar paso a los 20 minutos de los discursos.
Nos fuimos al bus, Antonio se vino con nosotros y con una persona más a la que le enseñamos el bus. Al irse este, yo le pregunté al jefe que si estaba contento y me dijo que sí. Este se fue y nos quedamos Ana y yo descansando y esperando los 20 minutos.
Hago hincapié en el tiempo, tanto en esta entrada como en la anterior porque al final como decía Fernán Gómez, nos pagaron por esperar.
Después del alcalde, habló no sé quien, luego tampoco se quien y luego otro y otro y otro, la cuestión que cuando retomamos la animación eran las 13:00 y a las y 45 nos íbamos. El descanso de 20 minutos pasó a ser de 60.
Durante todo ese rato Ana y yo, bromeamos, charlamos, nos sentamos en el interior del bus, fuera en sus escalones, hablamos con el chofer de alguien de diputación, le mostramos el bus y hablamos de las ventajas e inconvenientes de su trabajo y del nuestro, reímos con todos vecinos que pasaban por allí y nos preguntaban o comentaban algo y también pasó un perro muy cerca de mí que me dio un poquito de miedito.
A las 13:00 retomamos, repetimos la presentación. En este tramo de la animación había muchos niños así que la animación estuvo dedicada a ellos, juegos, representación de trozos de la pieza, charlas, luchas, fotos y yo para que fuéramos más visibles de vez en cuando me escapaba para hacerme ver entre los adultos, Ana se hizo muy amiga de una niña que al principio nos tenía miedo, etc.
Cada vez había menos personas en la plaza y más en el museo e intentamos entrar y lo hicimos. Allí dentro me nombraron caballero según idea de Ana y fue un éxito, dimos vueltas por el museo, mostramos mucho interés a una parte del mismo dedicada a Don Quijote, cosa que gustó mucho a la gente, una de las que mandaba allí se puso muy contenta al vernos y cuando llevábamos un rato se me acerca Ana y me dice muy bajito: “Son la 13:30 y debemos de irnos, ha venido un chófer y me ha dicho que debemos irnos ya, que lo ha dicho el jefe”. Pues donde manda patrón no manda marinero, nos despedimos y nos fuimos.
Por lo que se ve, el chófer que tenía que llevarnos a la nave, tenía otro servicio y por eso salimos un cuarto de hora antes. Lo malo es que no nos podía alargar a Málaga, pero como los chóferes de allí son todos muy apañados, habló con su compañero que traía el autobús de línea de Alhaurín a Málaga. Este salía a las 14:45 y nos espero 2 minutillos en la parada a que llegáramos, o sea, el hombre estaba a punto de salir, pero este le dijo que no saliera y nos esperó, con lo cual fue como una película de acción, el autobús de Olmedo estaba parado en la parada de autobús llego el rojo del teatro, puso justo detrás, abrieron las puertas, salimos Ana y yo con nuestras maletas y corriendo nos montamos en el de línea y nos largamos a Málaga.
Por cierto, que el viaje se me hizo enorme mucha gente, mucho calor y un trayecto nuevo muy raro, eso sí, llegamos a tiempo para tomarnos un aperitivo y unas patatas fritas y celebrar nuestro triunfo, por cierto, por la noche volvimos a encontrar Ana y yo para ver Aladín en casa con Javi Zumaquero.
Por tanto lo dicho antes la animación de 100 minutos de actuación y 20 descanso, acabó siendo una actuación de 45 minutos y un descanso 60.
lunes, 30 de diciembre de 2019
ENSAYANDO O JUGANDO AL EMPERADOR.
La foto que acompaña está entrada me la hice el domingo 24 de noviembre del 2019 en el patio de butacas del Centro de Ciudadanos Antonio Sánchez en Nueva Málaga, cuando asistí a mi primer ensayo de Los cuentos de Navidad de Andersen, pieza que en 21 días representaría para Eventos con Historia. He dicho mi primer ensayo, porque para el grupo era el segundo, pero yo como ya os conté en este blog, al primero no fui.
No hay mejores fotos, porque no había en el local ningún conocido, así íntimo, para pedirle que me hiciera fotos mientras ensayaba mi cuento en el escenario. Esta pieza consta de un maestro de ceremonia, que es el autor de estos cuentos, y a media que va hablando se representan 5 de sus cuentos. El mio es El traje del Emperador, yo soy el emperador y es el cuento número 3.Todo esto de la foto os lo cuento porque la colgué también en Instagram y mi amigo David me comentó que más que cansado, como decía el texto que escribí acompañando la foto, tenía cara de pocos amigos y era verdad.
Dicen que “La cara es el reflejo del alma” y esta vez se me notó demasiado, puesto que mi cansancio físico y agotamiento teatral era enorme y cuando llegué al ensayo lo que viví me descolocó bastante.
No entendía porque se ensayaba la pieza de un tirón, o sea, la persona que sustituía al narrador leía su texto e íbamos saliendo los componentes de los cuentos, subías al escenario hacías tu cuento una sola vez y te ibas, tampoco entendía que estuviera todo un poco verde, texto, personajes, movimientos etc., y el ambiente generalizado fuera de fiesta y júbilo, yo como digo que venía agotado físicamente, pues había dormido unas tres horas todo aquello me parecía muy extraño.
Dentro de todo ese ambiente “raruno”, yo no destacaba por mi seriedad, bueno si destacaba pues estaba muy serio, pero que no destacaba por mi seriedad en el trabajo quiero decir, porque no tuve tiempo material de aprenderme el texto, de camino al ensayo lo intenté, eran pocas frases, pero al subirme al escenario no solo no las recordaba sino que no sabía cuando me tocaba hablar, así que lo hice todo con el papel en la mano y leyendo, además como falté al ensayo donde se marcaron los movimientos, cuando llegó nuestro turno me subí a escena con mi compis pero no sabia donde ponerme, así que nuestro rato de escena fue usado para marcarme a mi, pues me iban poniendo de un lugar a otro, por cierto, unos movimientos un tanto “rarunos”, también.
Lo que me pareció más curioso es que ningún compañero, antes de ensayar, me dijera que estos ya estaban marcados y me los enseñara previo a subir a hacerlos, o que al acabar no nos dijeran que lo repitiéramos, fuera de la sala, para afianzar todo… Pero nada, lo hicimos una vez con parones y pocas repeticiones y fuera. Algunos cuentos se repitieron más pero el nuestro no.
Fue acabar y parte de mis compañeros se fueron, yo por fatiga me quedé un rato más, pero como aquello tenía toda la pinta de que yo iba a ser un mero observador, esperé al siguiente turno de personas que iban a ensayar y me fui.
Visité la iglesia de San Joaquín y Santa Ana y corriendo a mi casa, a ducharme y descansar, lo merecía pues ¡¡¡Vaya semanita!!.
OTRA VEZ A GRANADA, KMS Y CAMBIOS.
Si el viernes 22 de noviembre del 2019 salía de nuestro Laberinto y no tenía ninguna información sobre el viaje a Granada del día siguiente, la noche fue igual y el sábado 23 me levanté y estaba en iguales condiciones y como soy tan cuadriculado y previsor, no saber que voy a hacer me pone de los nervios, así que decidí seguir mi vida y no pensar en eso.
Cuando llegué a la cita, estaban allí esperando todos mis compañeros y desde lejos Elena me recibió a gritos, con bromas, chistes y risas y ya empecé a reír, yo con esa mujer no puedo.
Desde dirección habían tomado la lógica decisión de que Lorena, al ser nueva, y tener más contacto con Elena fuera con ella en su coche y yo fuera con Raúl.
La verdad que para haber hecho el viaje Málaga Granada en menos de 48 horas dos veces, este no se me hizo nada largo al contrario fue un viaje muy bueno y muy breve pero también es verdad que a mí me encanta ir con la loca de Elena pues esa mujer siempre me provoca risas y su forma de hablar, de decir las cosas y de pensar me provoca mucha risa, me genera muy buen rollo y me llena de enérgica positiva y esta vez me lo perdí.
Con Raúl me lo pasé bien también, pero es más responsable y menos gamberro que ella. Durante el trayecto hablamos de negocios, intimidades, oímos canciones y lo más importante, como a esta función iban menos comensales, pensamos una nueva ubicación de las mesas que fuera mucho más recogida, mucho más intimista y definiera muy bien el lugar de actuación y el de no. En nuestras cabezas quedó bastante bien, ahora había que verlo en la práctica. Fue un viaje muy provechoso.
Hablando de todo eso y más los minutos y los kilómetros iban avanzando, cuando de pronto entramos en esta gran avenida de bloques altos que parece Ciudad Jardín, después vimos el monasterio de Fray Leopoldo, el hospital, la parada de metro, todo era ya muy conocido el final se acercaba y por fin vimos el Hotel Urban Dreams habíamos llegado a nuestro destino.
EL TRABAJO DE LAS EMOCIONES, PERO EN CASA.
La segunda vez que actuamos en el Hotel Urban Dreams con Las cenas de las emociones, yo fui el primero que entré en recepción, lo hice muy humildemente, y nada más entrar el chaval de la recepción me reconoció y me dijo: “¡¡Tu eres el chico del teatro el que hace de jefe!! “. El sábado 23 de noviembre del 2019, fui también el primero en entrar, y recordando la vez anterior hice una entrada triunfal. Me puse frente al mostrador de recepción y dije : “Hola ya estamos aquí” y la muchacha no tenia ni idea quien era yo. ¡¡¡QUE CORTE!!!. Menos mal que al darle unas pistas la chica ya sabía quien era. Yo soy muy malo para las caras, pero aunque es la recepcionista que menos nos a atendido, su cara me sonaba y sabía quién era pero por visto ella no. Después, la muchacha con una gran simpatía y diplomacia me dijo que las culpables de no reconocerme eran mis gafas de sol que eran muy grandes, ya jugamos y bromeamos con el tema de que las llevaba para evitar a los admiradores.
Pues bien tras el episodio de recepción me fui directo al salón comedor donde actuamos y allí me encontré a la mejor del hotel, mira que son todos buenos, simpáticos, cariñosos y agradables con nosotros, pero Emi la chica de la limpieza es lo más, fue verla y abrazarme, besarme, ponernos a charlar. Sé que lo que voy a decir es una frase hecha, pero el Urban es nuestra casa y nos tratan como auténtica familia y a mi que no me gusta viajar porque me siento un poco fuera de lugar, es entrar en el Urban y sentirme relajadísimo porque ya estoy en casa.
Como en el salón comedor donde actuábamos había un almuerzo, no pudimos descargar, así que nos fuimos a recepción, chequeamos, recogimos nuestros efectos personales, vestuario y nos fuimos a las habitaciones.
De nuevo una primera planta, gracias Raúl por el detalle y la gestión y gracias al Urban por darme dicha habitación por cierto, la 111 con su patio y todo. ¡¡¡ME ENCANTA!!.
Soltamos las cosas, coloqué el maquillaje y el vestuario y pasó algo inexplicable, pegaron a nuestra puerta, esta vez yo dormía con Raúl, eran las chicas ya estaban listas y nos decían de bajar.
Bajamos, fuimos a los coches y comenzó la tarea de descargar todo el atrezo y escenografía del coche al salón comedor-escenario.
Eran las 17:00 horas, la función comenzaba a las 21:00
horas, por tanto, teníamos 4 horas para prepararlo todo, es decir 240 minutos,
tiempo más que suficiente para montar y preparar todo, al menos eso pensaba yo,
porque una vez más, llegamos justos, justos, pero justos, también creo que eso se debe a la falta de delegación y a que
todo el trabajo se concentre, lo quiera realizar y supervisar una sola persona.
Una vez que descargamos y movimos todo de sitio porque Emi
tenía que limpiar y no la dejábamos a la pobre, las niñas se fueron a descansar
y repasar el texto, me pidieron si quería irme con ellas o irme a mi habitación
a descansar mientras Raúl lo ultimaba todo, pero como me aburre estar solo en
la habitación, además de que me agobia, decidí quedarme con él y ayudarlo.
Al poco de estar allí llegó Antonio, no sé su cargo exacto,
pero es la persona que lleva todo en el comedor, otra persona muy agradable,
que nos trata siempre con un extremo cariño y atención, a partir de ese momento
se inició un momento de negociaciones, pruebas, puesta en práctica y cambios para
la nueva ubicación de las mesas que Raúl y yo habíamos ideado durante el viaje.
En esa tarea se fue la mayor parte del tiempo, pues la verdad que para que todo
resultara un éxito fue un trabajo complicado y ahí estuve poniendo mi granito
de arena, no decidiendo, ni aportando ideas, sino con trabajo físico de colocación.
Una vez acabada la comida familiar y el salón limpio, este
estaba listo para que pudiéramos montar. Entre Raúl y yo montamos toda la
escenografía, coloqué el atrezo etc, por cierto, con nosotros estuvo en todo
momento el chico del sonido, que era muy amable y que nos ayudó a colocar toda
las telas de la escenografía. De nuevo y por segunda vez en ese día, me salté
las normativas de Raúl, pues viendo que el tiempo avanzaba y solo estábamos él
y yo, comencé a decorar y montar dicha
escenografía. Debo confesar que me harté de trabajar pero que fue un momento
muy agradable pues me reí mucho con Emi
y con Oscar. Oscar es un camarero del hotel al que Emi invitó a que se hiciera
una foto con nosotros cuando ambos posábamos para una, desde ese momento el
buen rollo, las bromas, los comentarios, las charlas cortas y la ironía entre
él y yo fue constante y me lo pasé muy bien. Estaba muy relajado y muy feliz de
estar ahí.
Cuando llegaron las chicas, Elena, una vez más me dio
dispensa para hacer lo que quisiera y que decorara la escenografía como yo deseara y eso hice, ya digo, la pieza escenográfica más grande de la obra la decoré
yo solito y creo que no quedó nada mal. Muy orgulloso estaba de eso.
El tiempo iba avanzando y decidimos ocuparnos un poco de
nuestra labor como actores, había dos personas nuevas, Lorena la actriz y el
chico del sonido y para que una refrescara la pieza y el otro supiera dónde
y cuándo poner la música hicimos un repaso rápido de texto.
Lo que hasta ahora había sido un remanso de paz y una tarea
casi spa, se convirtió en un caos, el repaso no fue muy provechoso.
Empezamos tarde, mientras repasábamos el texto, Raúl seguía con algunas labores de organización y el pobre hombre no daba para más, se hizo adaptaciones de la musica de ultima hora, debido a eso paramos mucho y se tomaban decisiones rápidas, por ello, todo empezó a liarse un poco.
Pues pese a qué tuve la grandiosa visita de David y que en mitad del ensayo nos pusimos a cantar y bailar, empecé a ponerme muy nervioso pero tanto, que ese texto que controlo a las mil maravillas se me empezó a liar, a fallar, los nervios pudieron tanto conmigo que hasta Elena me pidió que cogiera el libreto.
Empezamos tarde, mientras repasábamos el texto, Raúl seguía con algunas labores de organización y el pobre hombre no daba para más, se hizo adaptaciones de la musica de ultima hora, debido a eso paramos mucho y se tomaban decisiones rápidas, por ello, todo empezó a liarse un poco.
Pues pese a qué tuve la grandiosa visita de David y que en mitad del ensayo nos pusimos a cantar y bailar, empecé a ponerme muy nervioso pero tanto, que ese texto que controlo a las mil maravillas se me empezó a liar, a fallar, los nervios pudieron tanto conmigo que hasta Elena me pidió que cogiera el libreto.
Los nervios iban en aumento y los minutos también, eran cerca de las 20:30 y quedaba media hora para empezar, así que aunque los ensayos aún no habían acabado pedimos marcharnos y así lo hicimos.
Yo me subí como un rayo a la habitación, preparé la ropa, me duché, a las 20:40 me estaba maquillando, sin respirar me vestí y a las 20:47 volvía a ocurrirse el milagro, pegaban a nuestra puerta y eran las chicas que venían listas para actuar.
Nos hicimos fotos y me quedé solo, en 10 minutos empezábamos. Mi soledad fue breve y relajada esto ya estaba muy controlado, me dediqué a hacerme fotos, hablar por WhatsApp con Sarita y reírme con Emi.
domingo, 29 de diciembre de 2019
LA MERENDOLA Y LOS AMIGOS DE LAS EMOCIONES
Acostumbrados a nuestras multitudinarias Las cenas de las emociones en el Hotel Urban Dreams de Granada, la del pasado sábado 23 de noviembre del 2019, fue como una merendola entre amigos, además digo lo de entre amigos porque al ser menos comensales que en otras ocasiones, el trato fue mucho más real y mucho más personal.
El tener menos comensales tuvo sus cosas negativas y positivas, como todo, siempre hay un lado claro y otro oscuro de cada cosa y esta vez pues también lo hubo. Lo positivo fue lo que he dicho antes que todo se hizo mucho más cercano, mucho más personal y como actor os diré que casi desde el principio pude catalogar a cada comensal y con ello saber de qué modo tratarlo durante la función, para que según el rollo que le iba se sintieran más cómodos, contentos y a gusto con nosotros. Había a quien le daba más cachondeo, más amor, más misticismo etc. , es más se creó tal rollo de “amistad” que al acabar la función, nos pasó como cuando te despides de una padilla de amigos, que dices adiós en una esquina y vas empalmando conversaciones y la despedida dura casi una hora, pues esta vez fue igual, muchos de estos se quedaron hablando con los compañeros bastante tiempo.Tiempo que yo aproveché para empezar a recoger, por cierto, debo y quiero decir que cuando ya nos quedamos solos y el resto de compañeros empezaron a recoger, Elena, tuvo un detalle muy bonito conmigo pues me dijo: “ Tu vete ya a descansar que ya has recogido bastante, esto lo recogemos nosotros”, no me fui, evidentemente, pero ese detalle me pareció muy bonito. Menos mal que no me fui, porque si me llego a ir a descansar me pierdo esos bocatas de salmón que nos ofreció ese maravilloso hotel, me pierdo recoger cantando villancicos con la loca de Lorena, las bromas y el juego con el mejor camarero del mundo llamado Oscar o Elena y yo cantando por Lola Flores. Antes de acabar la entrada os hablaré del post-función, pero ahora seguiré con ella.
Otra cosa positiva fue que al tener menos comensales a los que atender la duración del espectáculo fue menor, pero a la vez, esa menor duración y ese estado más relajado y más íntimo, para mí fue un punto negativo, porque a mí me gusta la presión, el estrés, el no parar y la verdad que eso me faltó, lo notaba todo en demasiado stand-by, demasiado controlado y eso me pareció, como actor de guerrilla que soy, más sosete.
Además si soy sincero os puedo asegurar que me perdí los momentos más chulos de la noche, los esperaba con impaciencia pero al final no los pude vivir. Hay momentos donde algún compañero debe salir de la sala de actuación para realizar unas labores externas que no puedo ni voy a contar, no sé si fue mala suerte, o es que al haber menos comensales no hubo personal extra, pero de las cuatro o cinco veces que hubo que abandonar la sala, cuatro las hice yo, y creo que las cuatro coincidieron con los momentos que más disfruto de la pieza, así que, los oía desde fuera pasarlo bien y yo esperando.
Hablando malamente el salir fuera a hacer esas tareas implica que trabajas menos, eso es verdad, pero yo prefiero estar dentro, trabajar más pero disfrutar con los comensales y con mi labor actoral, pero esta vez no pudo ser, creo que por eso, lo viví todo más sosete porque mis momentos cumbres no estuvieron.
Cómo dije en la entrada anterior, durante el viaje, Raúl y yo planeamos una nueva colocación de los comensales. Creo que funcionalmente fue mucho mejor, pues se diferenciaba muy bien el espacio cotidiano (o de no actuación) y el extracotidiano (de actuación) además, quedaba muy limitado la zona de camareros, la zona de los actores y la del técnico de sonido.
En nuestra cabeza la nueva colocación era genial, a nivel
práctico fue aún más genial, pues todo se desarrolló mucho más fluido, más fácil
y los movimientos en escena eran más limpios, nadie interrumpió la labor de
nadie, cosa que nunca había pasado antes pero de esta forma se evitaba que ocurriera,
todo iba más segmentado. Pienso una vez más que a nivel trabajo fue muy
positivo el cambio, pero a nivel, personal, y hablo única y exclusivamente por
mí, de hecho pienso que esa colocación de los comensales debería mantenerse
siempre porque repito evita muchos posibles problemas, pero lo que es mi
opinión, me pareció muy fría, pues pasé casi toda la función encerrado en mi
espacio y eso me impidió estar metido en todo, como en pases anteriores, en
otras funciones todos éramos un todo, se
podía estar dentro y fuera, ir a por agua cuando quería, tener mi propio
espacio personal y alejado de todo cuando no me toca
ba estar en escena y así poder
descansar, hablar con los camareros, sentirme más cerca del público, tener más
libertad de movimientos, todo eso me faltó y aunque estuve bien y me lo pasé
muy bien, me sentí un poco encorsetado, ahí metido y encerrado.
De hecho, por estar tan separados, esta vez no pude disfrutar del tradicional San Francisco que todas las veces que actuamos nos ofrece el hotel. Por cierto, una vez más, el trato del Hotel Urban Dreams, fue de lujo, pues cada vez que descansábamos entre escena y escena, el gran Antonio, nos traía algo para cenar.
De hecho, por estar tan separados, esta vez no pude disfrutar del tradicional San Francisco que todas las veces que actuamos nos ofrece el hotel. Por cierto, una vez más, el trato del Hotel Urban Dreams, fue de lujo, pues cada vez que descansábamos entre escena y escena, el gran Antonio, nos traía algo para cenar.
También hubo nervios, claro está, la pieza ya está más que
trillada, pero se estrenaba una compañera y es normal que cualquier estreno provoqué nervios en el actor o la actriz que
se estrena, pero a los compañeros que actúan con esa persona pues también se
los provoca y esta vez no fue una excepción. Ella estaba nerviosa, nosotros la relajábamos
pero también nos sentíamos un poco nerviosos, eso sí, debo romper una lanza en
su favor, puesto que apenas habíamos podido ensayar, mi relación con ella fue
de una sola tarde y la chavala lo dio todo, estuvo siempre ahí, tuvo acción /
reacción y conexión conmigo y aunque nos faltó una vuelta más para estar muy
bien, la verdad que estuvimos muy en condiciones y trabajar con ella fue muy
fácil. Eres grande Lorena.
Otra cosa que recuerdo fue el calor, este era sofocante. Al llegar a la cena los comensales nos informaban que el frio en las calles “granainas” era horrible pero es que dentro se pasaron poniendo la calefacción puesto que yo acabé
sudando a chorros.
En cuanto al público, como digo, fue menos numeroso que en otras
ediciones, pero creo que lo pasaron como nunca, quizá no fue tan explosivo como
en otras cenas y no montaron una juerga, pero lo pasaron muy bien pues se dejaron llevar y lo sintieron
todo con gran intensidad, recuerdo una pareja donde el chico, de pelo largo,
todo lo vivía con gran emoción o la chica que iba sola y no paró de bailar,
o como dije al principio, la gran retroalimentación que tuvimos del publico
mientras abandonaban la sala, pero ya sabéis todo lo positivo tiene un lado
negativo, esta vez sí hubo alguien que se negó de lleno y desde el
principio a entrar en el juego, puesto que cuando yo llamo a los
comensales que es el principio de todo, pues no llevamos ni diez minutos, tuve ya quejas y me expresaron sus “
derechos”, pero como de todo se aprende, antes esas cosas nos afectaban mucho a
todos los compañeros, pero ya no, nadie puede parar nuestro momento de
diversión.
Pues bueno esa fue mi visión de La Cena de las emociones, la
última del 2019 y una vez más en Granada, fue una gran noche, todo salió muy
bien, pese a ese comensal y a que hubo faltas de texto que nos trastocaron un
poco, yo lo pasé bien, pero no como otras veces, no acabé con la adrenalina a
tope y con la sensación de haberlo pasado bomba, sino con la de un trabajo bien
hecho.
Bueno pues antes de terminar esta entrada quiero contaros
como digo el post de la función, como dije antes nos pusieron de picar,
recogimos con villancicos, risas y canciones, pero lo mejor fue al terminar,
que me fui de marcha con mi amigo David y como siempre digo a mí que no me
gusta viajar, me sentí muy bien de bares y baile con él que me recordaban mis
años de mozos y mis primeras visita a esa ciudad allá por el año 2000, estaba
muy agustito y muy bailón, por cierto,
que para llegar al pub donde David estaba, me tuve que ir solo caminando por la
ciudad de madrugada y unos estudiantes que me encontré por el camino le
pregunté por el sitio y ellos amablemente me llevaron al lugar, eran
estudiantes foráneos.
jueves, 26 de diciembre de 2019
UN "LABERINTO" DE COSAS.
Como llevamos haciendo desde primeros de octubre, una semana más, Paco, Javi y un servidor nos metimos en nuestro Laberinto, pero esta vez fue especial por muchos motivos, el primero de ellos fue que no quedamos un sábado sino un viernes. Concretamente el viernes 22 de noviembre del 2019.
Javi tenía clase durante todo el día, así que se fue directamente en su coche desde la escuela a Torremolinos y yo como venía de casa, me fui, solo, en tren, aproveché el camino para hacer unas fotos para esta entrada que no me salieron ni a la de 3 y sobre todo para repasar el nuevo texto, porque para ese día teníamos previsto investigar nuevos rincones de la sala dos de nuestro Laberinto.
Dentro de la especialidad del ensayo de ese día estaba también el lugar, nuestro teatro estaba ocupado así que ensayamos en la sala del grupo teatral Madame Bovary.
Quedamos a las 16:30 pero cuando iba de camino, ya en el tren, Javi nos escribió que iba bastante tarde, eran las 16:08, así que cuando llegué a Torremolinos me dediqué a pasear, visitar iglesias, tiendas navideñas y llegué al ensayo un poco retrasado y Javi, ¡¡sorpresa!! ya estaba allí. El pobre pensó que el ensayo estaba programado para las 16:00 y de ahí lo de la tardanza, pero al final él llegó bien de tiempo y el tardón fui yo. Nos reunimos y desde la casa de la cultura nos fuimos caminando a Madame Bovary.
Os describiré un poco el lugar: Una especie de piso, con una cocina, un salón, un dormitorio y un cuarto de baño. Allí toda clase de cosas, dos o tres sofás, dos armarios, interesantísimos, repletos de vestuarios, mucho atrezo, cuatro o cinco mesas, muebles, y sobre todo, las paredes repletas de artículos, recuerdos, diplomas, y carteles. Con todo esto delante de mis ojos y yo que soy muy curioso, o como dice mi sobrina, muy cotilla, ensayar allí fue todo un reto y un gran trabajo de concentración, ya que el ensayo, fue como si colocas a un chaval de 8 años, en medio de una calle de Disneyland, lo sientas en una silla y le dices concéntrate y ponte a estudiar matemáticas para el examen de mañana.
Es cierto que ahora anochece antes pero entramos a ensayar sobre las 16:30 y salimos bien entrada la noche, pero bastante bien, o sea, creo que fueron casi tres horas de ensayo, cuando normalmente suelen ser dos.
Pese a la falta de concentración, a la adaptación al nuevo espacio y al nuevo mobiliario, puesto que había parte por donde no podíamos entrar por la estrechez del espacio o la imposibilidad de apoyarnos en la mesa pues el tablero se movía o mi postura extraña al sentarme porque no cabía, por cierto que Paco me dijo que esa postura no la usara en escena y yo le comenté que era porque no tenía sitio para colocarme, pues pese a todo ello, la primera parte de nuestro Laberinto la repetimos varias veces y como era la que llevábamos más trabajada y Paco nos dio la gran noticia, nos dijo : “La primera tarde ya la tenemos lista, si mañana la quisiéramos estrenar podríamos hacerlo y quedaría de lujo”.
Eso pasó en la primera parte, pero en las nuevas tanto Javi como yo tuvimos que coger el texto porque no lo sabíamos. Yo me lo había intentado estudiar pero, con tantos ensayos, jaleos, actuaciones y viajes no pude estudiar mucho, y lo poco que estudié cuando lo dije en voz alta aquello no cuadraba y decidí coger el texto.
Ese ensayo lo dedicó Paco, a detallar y llenar de matices, gestos y forma los pequeños monólogos de Javi, es verdad que quedaron muy chulos, pero yo hice poco la verdad, además, conforme avanzaba la tarde pensaba en que mañana me iba para Granada y aún no sabía ni hora, ni cómo, ni nada, y yo que soy muy organizado el estar sin saber, me mata y claro mi cabeza ya estaba en eso.
Ya casi al acabar hicimos la parte nueva, como no nos lo sabíamos no quedó nada lúcida pero nos sirvió para familiarizarnos al texto, a las entonaciones, a los movimientos y la próxima semana darlo todo.
Pensé que Javi tampoco podría traerme de vuelta, pero lo entendí mal y antes de irnos me dijo que me llevaba, así que nada, tras una pequeña charla antes de irnos, nos fuimos a Málaga y yo me dediqué a comprar cosillas navideñas.
miércoles, 25 de diciembre de 2019
COCINANDO.... BUENO FRIENDO HUEVOS Y PAPAS.
Pues con un madrugón de las 6:20, tres hora y algo de viaje de Málaga a Granada y Granada Málaga, dos pases de una pieza que dura una hora, o sea, con dos horas de actuación encima, más una clase de una hora en mi cuerpo, a las 17:00 horas, del jueves 21 de noviembre del 2019, salí de mi cole y me dispuse a ir caminando y rapidito a la ESAD de Málaga para cocinar nuestra Cena de las emociones pues en dos días la serviríamos en Granada, o sea, el sábado de nuevo estaría allí.
Pero esta vez no fue un cocinado sofisticado sino más bien un cocinado casero y típico.
Más que salmón marinado con falso caviar de tomate y espuma de merluza, cocinamos papas fritas con huevo.
Después de perderme por la ESAD buscando la clase donde íbamos a cocinar, entré en la P3 y me encontré a Elena sentada en la mesa del profe rodeada de papeles y su ordenador y a una chica muy alta, seria, con un pelo muy negro, con una gran cola, gafas, y muy elegantemente vestida con un abrigo largo, se llamaba Lorena y era la muchacha que iba a sustituir a la otra chica que hacía el papel de Lucía. Esta dejó el proyecto días antes y esa era la nueva chica que la iba a sustituir.
Estaban hablando de la pieza, cuando yo llegué, comentaban los cambios que se había hecho en el guion, tras saludarnos, me la presentó y la diré salió a imprimir los textos con todos los cambios realizados, para entregarlo a Lorena y yo me quedé solo con ella.
Cómo estábamos solos y a penas nos conocíamos, decidimos ensayar o repasar los platos que tenemos en común. Entre ellos, el postre, el plato siete y el uno. Los hicimos varias veces.
Luego llegó Elena, le dio el texto a la chica e hicimos de nuevo el postre con nuevos cambios, el plato 7 y el 1 ya para que nos viera Elena. Aunque la nueva chica había hecho un esfuerzo titánico para aprenderse el texto, no se lo sabía a la perfección y usó el libreto con las recetas durante el cocinado, pero como el que mejor se sabía era el 1, lo repetimos varias veces y quedó sabroso.
A continuación se volvió a repasar el plato 7, el último y un poco del 2 y el 6 y luego se pusieron ellas solas con su plato particular.
Mientras yo esperaba e hice estas fotos. No quise hacer fotos con ellas pues Lorena me parecía muy seria, pero luego descubrí que era una loca como todos nosotros.
Yo llegué al cocinado sobre las 17:30 y las 19:00 ambas se tenían que ir, así que en hora y media y con una cocinera nueva poca receta sofisticada pudimos hacer, hicimos el huevo con papas y para casa.
Yo necesitaba caminar, así que me vine andando para casa, pero parte del camino lo hice con Elena, riendo, hablando de nuestras cosas y coordinando el viaje a Granada.
martes, 24 de diciembre de 2019
CON UN POCO DE LLUVIA Y CON LOS PRIMEROS RAYOS DE SOL.
El primer sol del jueves 21 de noviembre del 2019 me pilló viajando. Vi amanecer desde el interior de un coche, un coche de estos grandes, y lo digo así porque no sé ni qué marca ni qué modelo era, ya que no tengo ni idea de eso, pues bien, en su parte trasera íbamos: Miguel, Sofía y un servidor y en la delantera, Pepa y Fernando, este último, propietario y conductor del vehículo, en él nos dirigíamos a Granada para actuar, esa mañana, y representar con motivo del Día Internacional de los Derechos del Niño, la pieza Lluvia fina, por cierto que a parte de porta trajes, mochilas y demás nos acompañaban seis sillas de metal, que según el tramo que recorríamos nos hacían saber de su presencia con un incesante ruidito.
Volviendo al amanecer, creo que ocurrió justo pasando Antequera y cuando Pepa, tras ver una casa en medio de una llanura, comentaba que le encantaba el campo pero también nos hacía conocer todos sus inconvenientes, fue entonces cuando miré por la ventanilla y vi como el cielo se iba aclarando, ya no era noche cerrada, como cuando salimos de las puertas del centro comercial Carrefour Rosaleda.Nuestro primer pase era a las 10:00 y como el trayecto Málaga-Granada es una hora y algo, nos citaron en el teatro sobre las 8:30 o 8:40 para organizarlo todo y por ello, salimos de aquí a las 7:00. Para llegar a la cita, me levanté sobre las 6:20. Sé que para muchos o muchas de los que leéis el blog, esto es vuestro pan de cada día, pero que yo estoy más acostumbrado ver amanecer y acostarme que levantarme y ver amanecer esto fue un sacrificio de los gordos, por cierto ahora que caigo, cuando era contable en Torremolinos lo hice muchas veces, veía de amanecer en el tren cuando iba a trabajar, pero ya no me acordaba.
Además cuando iba por la calle, me daba mucha tristeza ver a tantas personas que por la noche ya andan dando vueltas e iniciando su día.
Llegué sobre las 7:02 a la cita y ya me esperaban en el coche, fuimos a recoger a la compi, Sofía, que nos faltaba y fue en ese momento cuando empezó a llover, la recogimos, por cierto, que al bajarme del coche para que ella pasara, tiré sin querer mi bufanda a un charco.
Como siempre os digo no me gusta mucho viajar, así que iba en el coche con mi pellizquito y Sofía nos contó que había desayunado un bocata de aguacate y tomate y yo me comparaba con ella y notaba que ella iba desayunada, tranquila y feliz y yo con mi “cosita”.
Bueno una vez la recogimos nos fuimos para Granada donde, como os dije antes, por el camino vimos amanecer y llegamos muy bien de tiempo. Una Granada solitaria, nublada y poco fría nos esperaba a la puerta del teatro del Zaidin.
Y durante el trayecto pues hablamos de cómo habían sido los preparativos de Chorus Line, de la experiencia en la ESAD de Sofía, de si viviríamos en el campo o no, de los perros de Miguel, del amor/odio de cada uno de nosotros al campo, pero también durmieron algunos, otros dimos cabezadas, otros repasaron el guion, reímos, hablamos guardamos silencio y así pasamos esa hora y algo de viaje a la ciudad de la Alhambra.
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