Estoy sentado frente al ordenador, viendo la tele en plan
tranquilo y con el aire acondicionado puesto, también tengo delante una página en
blanco de Word y estoy pensando qué voy a escribir sobre el ensayo de Noche de clásicos.
Ayer, domingo 28 de junio del 2020, cuando acabé el ensayo y mientras caminaba a casa, no
aproveché ese tiempo para escribir lo que había vivido, como siempre suelo hacer. A
mediodía de hoy, como dije antes, me puse delante del ordenador y al final
tampoco hice nada, pero es que ahora son las 21:06 h. y vuelvo a sentarme frente
al teclado y sigue sin salirme qué contar.
No estoy inspirado, realmente no es que esté falto de
inspiración, sino que no tengo un buen recuerdo del ensayo de ayer, no por
nada, sino poque....No sé, no puedo dar un por qué.
Y eso que me trataron como el niño mimado del ensayo. Desde
que llegué todo fueron atenciones, bromas y muestras de cariño, sentí como que
todos en el ensayo estaban pendiente a mí, a mis necesidades, deseos o satisfacción y yo en contraprestación nada más que les daba problemas .
Lo primero y principal fue mi entrada "triunfal", pues los tuve esperando, media hora. Sí, habéis leído bien, 30 minutos, menos mal que Edu aprovechó ese tiempo para su
charla inicial.
Después de una tarde muy provechosa, salí, de casa con tiempo más que suficiente, fui muy tranquilo y cuando
estaba llegando, recibí un mensaje de Javi Zumaquero donde me dijo que el ensayo era a las 19:30, y yo había entendido que era a las 20:00, me dijo también que me estaban esperando e iban a empezar ya.
¡Qué vergüenza! Que mal lo pasé, qué corte, llegar y ver a todas allí sentadas, hablando entre ellas y lo peor de todo
esperándome a mí. Creo que desde ahí ya me sentí raro y desubicado.
Llegué con la
cabeza gacha y pidiendo perdón, muerto de vergüenza y a cambio mis compañeros
me recibieron con amagos de abrazos, con risas, con sonrisas, con expresiones alegres,
con bromas y con mucho cariño. Yo no sabía dónde meterme.
Pues la cosa no mejoró, seguí molestando a los demás, el siguiente fue Edu, este estaba
viendo a unos compañeros y fui a buscarlo, le comenté que por haber aceptado un nuevo trabajo, me era imposible cumplir
un compromiso que tenía con él. Le avisaba con tiempo, pero no estaba bien dejarlo así y este, pese a la mala noticia, también me trató como un rey, puesto que después de un poco de seriedad, me dio un abrazo y que me dijo que lo entendía perfectamente.
Siempre suelo hablar de mi suerte al tener los directores que tengo, pero tener un productor como Edu, tampoco es común, pues sacrificar su proyecto, para que uno de sus actores tenga mejores expectativas de trabajo y pueda mejorar, no es muy común, es como él me dijo, cosas de casi familia. ¡¡¡ Gracias Edu!!!.
Siempre suelo hablar de mi suerte al tener los directores que tengo, pero tener un productor como Edu, tampoco es común, pues sacrificar su proyecto, para que uno de sus actores tenga mejores expectativas de trabajo y pueda mejorar, no es muy común, es como él me dijo, cosas de casi familia. ¡¡¡ Gracias Edu!!!.
Pues una vez acabada la negociación, me dijo que hiciera mi
monologo y tampoco estuve muy lucido, pero al acabar recibí otro trato
positivo, pues me felicitó.
La última e incomprensible estrofa que me faltaba, la
entendí el sábado por la noche y el domingo a lo largo del día me la aprendí,
pero tampoco la tenía muy clara, por tanto, cuando hice mi monologo me trabé al
llegar a esa parte, también era la primera vez que usaba atrezo e improvisé un
poco y no sé, quedó todo muy suelto, muy extraño, pero Edu me felicitó.
Una vez solo, me dediqué a hacerme fotos para el blog y
videos, no contaba que Julio, sin yo decirle nada, me iba a hacer fotos muy
chulas, gracias, pero eso sí para ponerlas aquí las he tenido que recortar.
Esperé y en vez de afianzar, montar el esquema de movimientos y asegurar la
escena, estuve vagueando.
En eso llegaron mis compañeras, las anfitrionas. Pensé que haríamos
todos los pases a tiempo real, o sea, las anfitrionas vendrían una a una, pero
no fue así, vinieron todas juntas, por tanto, solo tuve que hacer mi monologo
una vez.
Aunque trabajé con atrezo, este no era el real, sino una
simulación y eran un poco ridículo, así que más que un caballero parecía un pedigüeño.
Hice mi monologo, volví a trabarme, pero salí más o menos
victorioso.
Este es un monologo muy complicado, difícil de entender, con
un lenguaje antiguo y un pelín largo, por tanto, puede ser un poco farragoso y
complicado de entender, por ello, mi mayor obsesión y mi objetivo máximo era
que se entendiera el sentido general del texto y de cada estrofa, para ello
gesticulé mucho, enfatice y miré mucho a los ojos a mis compañeras.
Al final triunfé pues la opinión generalizada de todas, era
que habían entendido muy bien el mensaje de cada una de mis frases, pese a que
era un texto difícil, así que guay objetivo cumplido. Pero luego recapacité y
me di cuenta de que no tenía nada, ni personaje, ni historia, ni sentimiento,
ni nada, parecía un profesor o un expositor en un congreso intentando explicar
algo concreto sin más objetivo.
Fue entonces cuando noté la influencia maravillosa, de mi
profesora de verso de la ESAD, Blanca Nicolás que nos decía que lo esencial del
verso era que se entendiera y yo lo conseguí, pero si lo hacía así era un poco
rollo, tendría que buscarme algo más, pero ¿el qué? No sé.
Tras eso me fui con mis compis a ver a los demás de actuar.
Lo que hizo Juanjo me pareció precioso y Javi Zumaquero estuvo como nunca, me
encantó.
De nuevo mis compañeras, hicieron algo para comérselas, pues
para que yo estuviera contento fueron rigurosísimas en todas las normas y el
orden. Cuando oí que todo eso era por mí me quedé alucinado. Mil gracias.
Iba llegando las 21:00 ya habían llegado Ángel y Blas,
entonces Edu me convocó de nuevo pues hoy había doblete de ensayos. Ahora
tocaba el ensayo excéntrico, esperaba por todos los medios que este me fuera
mejor pues en este había sido el torpe mimado del cementerio.
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