En todos los desiertos hay un oasis, bueno o eso se supone, ¿no? o quizá no es así, no lo sé la verdad, lo que yo quiero decir con este inicio de entrada es que si el jueves, 5 de marzo del 2020, hablé en público por primera vez de ese virus, en solo 48 horas estaba empezando a ser el protagonista de mi vida. Cada vez eran más cosas cotidianas las que se iban adaptando o condicionando a él. Es más, de vez en cuando uno empezaba a pensar que todo estaba pasando, ya, a un plano un "pelín" raro.
Pues en medio de todo ese mundo de adaptaciones,
separaciones y preocupaciones, el sábado 7 de marzo del 2020, Paco, Javi y yo, nos metimos en
nuestro propio mundo, en un espacio particular donde nada de todo esto nos
afectaba. Eran las 10:00 de la mañana cuando entramos en el
teatro de la Casa de la Cultura de Torremolinos, en nuestro propio Laberinto y
nos olvidamos del resto.
Como es habitual, llegamos, nos saludamos, nos abrazamos,
algo que ese día no tuvo la más mínima importancia y que hoy al escribir esto lo veo como un gesto en extinción, y sin perder el tiempo, nos subimos al escenario,
que ya estaba completamente montado, bravo por ese Paco tan apañado, y
empezamos a trabajar.
Yo me cambié de ropa, preparé todo el atrezo y a currar.
Esto lo estoy escribiendo casi 3 meses después de que
ocurriera, por tanto, es evidente que no recuerdo todos los detalles. Aclaro,
no recuerdo cada sensación, cada frase o como me sentí en cada fragmento de la
pieza, pero también es cierto que no pienso en ese ensayo ni con tremenda
alegría, ni con profunda tristeza así que supongo que fue bueno, pero
sin nada que destacar, ni para bien, ni para mal.
Solo recuerdo, muy claro, una cosa que me dejó pillado y me
encantó. Justo antes de empezar, el director nos dijo que le había gustado
tanto nuestro nuevo enfoque que
quería ver mucho más y nos pidió que lo hiciéramos más evidente y lo empezáramos a un nivel 8, pues la
semana anterior lo hicimos a un nivel 6. Yo me quedé muerto, de alegría claro, pues con
el miedo que llevábamos la semana anterior dicha propuesta y ahora Paco nos pedía más. ¡¡Qué
bien!!!!
Después iniciamos la pieza, hicimos dos pases completos, a
mitad del primero llegó nuestra fiel apuntadora, llamada Pilar y desde ese
momento el elenco estaba listo y ya podíamos empezar a actuar más relajados pues ella no nos lleva el texto tan a rajatabla.
Como digo no recuerdo mucho, bueno si recuerdo tres cosas, que os cuento ahora y concluyo la entrada.
La primera de todas es, que como dije antes, no tengo grandes
recuerdos de este ensayo, pero creo que nos fue muy bien, que los dos
pases se hicieron completos y sin ningún tipo de parones por el texto, que llegamos
a los niveles de emoción exigido, que hubo una conexión entre Javi y yo
estupenda, que me sentí realmente bien y que entré en todas las emociones
necesarias, especialmente cuando más lo necesitaba y lo mejor fue que me salieron solas
porque me dejé llevar por lo que iba ocurriendo en escena.
Eso sí, aun nos faltaba darle una vueltecita más a la pieza, es decir, unos cuantos pases más para empezar a disfrutarla y llevarla viva al estreno. Creo que necesitábamos justo los 4 pases que nos quedaban.
Nos quedaban 4 pases para el estreno, esto se traduce en 2 días de ensayos y 18 días libres, y aun no habíamos ensayado ni con el mobiliario, ni con el atrezo real, ni mucho menos con el vestuario. Habíamos hablado mucho de todas esas cosas, pero no se había concretado ni cerrado nada, yo aun no tenía vestuario concreto, era consciente de ello, pero no sé por qué no me preocupaba.
Eso sí, aun nos faltaba darle una vueltecita más a la pieza, es decir, unos cuantos pases más para empezar a disfrutarla y llevarla viva al estreno. Creo que necesitábamos justo los 4 pases que nos quedaban.
Nos quedaban 4 pases para el estreno, esto se traduce en 2 días de ensayos y 18 días libres, y aun no habíamos ensayado ni con el mobiliario, ni con el atrezo real, ni mucho menos con el vestuario. Habíamos hablado mucho de todas esas cosas, pero no se había concretado ni cerrado nada, yo aun no tenía vestuario concreto, era consciente de ello, pero no sé por qué no me preocupaba.
Mi amigo Jorge me dice que soy “perfecto” y cuando me dice
esto no lo hace porque yo lo sea, sino por burlarse, en broma, de mí.
Soy una persona a la que le gusta llevar siempre todo muy amarrado, no dejar nada a la improvisación. Me gusta que todo esté previsto, saber lo que voy a hacer en cada momento, y si hablamos de trabajo, esto se traduce en tener todas las cosas (vestuario, texto, organización y demás) muy controlado y preparado desde muchos días antes, pero esta vez había muchas cosas que no estaban detalladas y me daba igual, no me preocupaba lo más mínimo, primero creo que porque confiaba en Paco y segundo por una excesiva tranquilidad que no entendía.
Soy una persona a la que le gusta llevar siempre todo muy amarrado, no dejar nada a la improvisación. Me gusta que todo esté previsto, saber lo que voy a hacer en cada momento, y si hablamos de trabajo, esto se traduce en tener todas las cosas (vestuario, texto, organización y demás) muy controlado y preparado desde muchos días antes, pero esta vez había muchas cosas que no estaban detalladas y me daba igual, no me preocupaba lo más mínimo, primero creo que porque confiaba en Paco y segundo por una excesiva tranquilidad que no entendía.
Ya me ha pasado con anterioridad, muchas veces veo que hay
cosas que se acercan y yo que soy tan previsor, no las atiendo, y las dejo
pasar, pues bien, cuando eso ocurre, estas cosas, que se acercan nunca llegan a
su meta y parece ser que esta vez el caso iba a ser muy similar pero yo no era consciente de ello.
Es más, tenía organizada en mi cabeza, toda una campaña de invitaciones al estreno para personas que podían venir muy bien para el futuro de la pieza y 20 días antes de este no había llamado a ninguno…
Es más, tenía organizada en mi cabeza, toda una campaña de invitaciones al estreno para personas que podían venir muy bien para el futuro de la pieza y 20 días antes de este no había llamado a ninguno…
Y la última cosa que recuerdo, es de nuevo la inocencia,
todos éramos muy inocentes.
Cuando nuestra vida estaba adaptándose a ese extraño virus, cuando se tomaban precauciones o se hablaba mucho de él, ni a Pilar, ni a Paco, ni a Javi, ni a mí nos afectaba lo más mínimo.
Esa mañana, supongo que en algún momento hablaríamos de él, pero no fue el tema principal, nosotros solo estábamos pendiente de nuestro estreno. Había cosas que estaban cambiando pero con nuestro estreno nadie iba a poder, pensabamos. Hasta nos hicimos una foto con nuestro cartel que estaba en la fachada de la Casa de la Cultura y en ningún momento dudamos.
¡Qué ganas tenía de estrenar nuestro Laberinto! Y sobre todo de moverla después, puesto que el escenario del estreno no era mi favorito.
Cuando nuestra vida estaba adaptándose a ese extraño virus, cuando se tomaban precauciones o se hablaba mucho de él, ni a Pilar, ni a Paco, ni a Javi, ni a mí nos afectaba lo más mínimo.
Esa mañana, supongo que en algún momento hablaríamos de él, pero no fue el tema principal, nosotros solo estábamos pendiente de nuestro estreno. Había cosas que estaban cambiando pero con nuestro estreno nadie iba a poder, pensabamos. Hasta nos hicimos una foto con nuestro cartel que estaba en la fachada de la Casa de la Cultura y en ningún momento dudamos.
¡Qué ganas tenía de estrenar nuestro Laberinto! Y sobre todo de moverla después, puesto que el escenario del estreno no era mi favorito.
No sé lo que ocurrió ese día, si fue el efecto del ensayo/oasis
de Laberinto, o si fue como un día de descanso por lo que se aproximaba, ni
idea, pero ese día fui en Nueva Málaga a una misa multitudinaria, comulgué, vi una
procesión, cené con mi amigo Miguel y después nos fuimos de marcha a una
discoteca, todo esto que parecía que era nada más que un preludio de la próxima
Semana Santa y primavera que se avecinaba, fue la despedida, durante mucho
tiempo, de todas esas cosas: Procesiones, bailar en un local, cenar en la calle…etc.
Será un gran exito. Os deseo lo mejor.
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