Eran las 9:00 de la mañana del jueves 10 de junio del 2021, estaba en mi camita, cuando de pronto sonó mi teléfono, lo miré y era como no, Eduardo Nieto, suele ser mi despertador oficial.
En un principio acepté sin pensar en las fechas, pero tenía días comprometidos con el Jardín Botánico de Málaga y El Terral (sabía los días que era el festival, pero no cuáles iba yo) así que le dije que me las repitiera, las apunté y no pude aceptar el curro directamente, había que mirar mi disponibilidad, así que tuve que hacerle esperar.
Como dije cuando retomé el blog, a finales del año pasado hice tantos trabajos, que me impedían actualizarlo y de muchos de ellos ni hablé. Uno de esos trabajos fue el de Huelin, puesto que prácticamente todos los fines de semana de Navidad, estuve con ello, pero jamás escribí nada y si lo hice fue simplemente de algún ensayo.
Había repasado tantas veces este texto, que días después de confirmar que lo hacía, tiré de memoria, pero tenía grandes lagunas, no lograba dar coherencia al mismo. Como no recordaba si tenía el monólogo impreso, lo intenté rescatar del mail pero el archivo estaba dañado y no podía abrirlo.
La tarde del jueves 24 de junio del 2021, cuando venía caminando del Puerto de la Torre, de la función final del curso de teatro 2020/21, me agregaron al grupo de WhatsApp del proyecto y me citaron para un ensayo recordatorio el próximo domingo, invitación que decliné, puesto que tenía esa fecha ya ocupada.
Volví a pedir que me enviaran el texto, pues llevaba varios días esperando. Esta vez fue dicho y hecho, lo pedí y en menos de un minuto estaba en mi correo. Lo abrí y le eché un ojo. No recordaba que había modificado un poco la estructura, pero con solo una lectura del original, lo recordé todo. Lo que me faltaba eran expresiones e ideas que completé en un plis plas.Y después de unos días sin poder hacer nada, el sábado 26 de junio del 2021, cuando sobre las 20: 30 volvía a casa feliz, después de ver actuar, maravillosamente bien, a mi amiga y mamá teatral Anai en la Sala Maynake, me dispuse a repasar dicho monólogo, a darle su forma, sus pausas, sus entonaciones etc.
Me alegró mucho recordarlo, tanto fue así que lo repetí como 4 o 5 veces. Estaba contento, tanto que regresé a casa por un camino más largo de lo habitual para así repetirlo más veces.
Ni que decir tiene que con lo machacón que soy, en estos días lo he repasado ya mil y una vez y en todos los momentos inimaginables: Mientras hacía la cama, mientras paseaba, mientras corría , mientras limpiaba la cocina...
Resumiendo, que si todo sale bien, el próximo lunes volveré a enfundarme en su piel y explicar a la orilla del mar, mientras se oyen las olas y se huele a marismo, la vida y los negocios de este riojano de nacimiento y malagueño de adopción.
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