¿ Una cosa puede ser larga y cansada, y a la vez breve y fugaz? Sí, puede ser, y así fue en La Cena de las emociones.
Escena que transcurrió así, ( Esto está escrito detrás de la barra del comedor, mientras tenía lugar la escena 3) :
"He comenzado un poco fuera de Víctor, pues cuando alguien que quieres te necesita y debes cortar para meterte en el personaje, es complicado.
Era algo totalmente externo y ajeno a la pieza, pero que me hizo preocuparme mucho. Alguien me necesitaba.
Aguanté estoicamente, porque controlo al personaje y la situación, pero a la vez estaba pensando en esa persona y cada segundo libre quería saber.
Acababa escena y me iba a mirar el móvil por si había noticias.
Y hubo otro detalle, que me tiró el alma al suelo y fue la aparición de un guion en la zona de actuación, eso me llenó de inseguridades y de miedos. No por mí, pues Víctor ya está tan interiorizado que es mío, pero sí fue una especie de terremoto interior, inconsciente, que me hizo retroceder a esas cenas donde todo se tambaleaba. ¡¡ ¿Ya no iba a ser todo fluido?!! ¡¡ ¿Habría lecturas y líos de texto? !!.
Debido a eso, he notado un Víctor poco diva y muy gritón, similar al inseguro de los primeros tiempos.
Hoy los chistes locales creo que no se han entendido mucho.
Llegó de nuevo la paz, todo controlado y siguiendo lo marcado. Como en ese fragmento todo estaba en orden, nos pudimos dejar llevar y dar rienda suelta a los personajes. Era el momento de Dipi y un servidor.
Estábamos en la escena 2, esa donde el público suele sorprenderse y reaccionar en los mismos fragmentos pero esta vez no lo hicieron. ¿No les sorprendió, no les gustó o no lo supimos transmitir?.
Y el nivel de disfrute de la parte musical de este acting fue maravilloso. Ma-ra- vi- llo- soooo. ¡¡ Qué me gusta esa parte".
"Mi nuevo encuentro con Dipi estuvo cargado de improvisación, el texto iba y venia como las cartas de la canción de Isabel Pantoja, desde Málaga a Madrid, yo me tenía que ir agarrando, como un naufrago a las tablas que flotan en el mar, que en este caso eran la palabras que Dipi me iba dejando ir, pese a eso, quedó muy chula, porque como hay filin, fue naturalidad absoluta."
Hasta ahí fue la primera parte, la que me mola donde no descanso, donde lo doy todo y donde tuve el gasto excesivo de energía. Acabé agotado, ahora debía subir una montaña, pero no fue así, todo pasó como una exhalación.Cómo ese momento de la parte musical de la escena 7, donde Chiara y yo generamos tan buen ambiente con ese pedazo de público, que Elena la alargó hasta dejarnos extenuados y yo metiendo morcillas se lo hice saber.
Esto le provocó un ataque de risa a Elena. Los comensales, pese a que no sabían que ocurría, se dieron cuenta que algo muy divertido nos impedía seguir actuando e hizo que todos rieran a carcajadas, nosotros incluidos.
En la escena 8, Elena y yo llegamos a un punto muy bonito, aunque con algún salto de texto que provocó que falseara las emociones. Y esa escena 10, que quise darle tanta, pero tanta, verdad y naturalidad, que pasé casi de puntillas por las emociones que esta conlleva.
Al día siguiente, Raúl, me hizo saber su opinión sobre dicha escena, yo no había sido consciente de ello, pero al analizarlo con él, creo que me pasó lo que puse anteriormente, tanta naturalidad le hizo perder fuelle a esa pedazo de escena.
Crónica de La Cena de las emociones.
Granada, sábado 1 de marzo de 2024.
Que buena rima tiene el titulo de esta entrada.
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