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Yo en la furgo |
Aun tenía un poco de molestia en el estomago.
Cuando actúo me gusta tener preparado mi vestuario y utileria con mucha antelación, con mucho mimo y llevar la ropa siempre perfectamente planchada y limpia, pero esta vez no tuve tiempo y solo planché dos camisas y preparé todo a toda prisa y en poco tiempo, eso me dio inseguridad.
Con todo listo sobre de las 13 h. me duché, cogí los bártulos, el bus y a casa de Luis, cuando llegué era tarde y ya estaba allí Nacho y ya estaban sacando las cosas de casa de Luis; pensé: "Uy me he tangado de este trabajo, que cara tengo, Luis se va enfadar y con razón", pero recuperé mi tardanza pues la carga a la furgoneta la hicimos Nacho y yo solos.
Ya en la furgoneta me entró un subidón, un nudo en el estomago de ilusión, como cuando de pequeño ibas a la feria, y me dije hoy triunfamos y a disfrutar este día.

Como el teatro no nos lo abrían hasta las 16.30 y no nos daba tiempo a montar, le propuse a Luis quedar antes y montar los paneles en la calle y así lo hicimos.
Gracias a las innovaciones que Luis había incorporado a los telones, el montaje se hizo en nada de tiempo, además había muy buen rollo entre Luis y yo.
Al poco rato llegó Anai acompañada de Natalia, su hija y el novio de esta, Felix que se pusieron a montar también con nosotros.
Hacia mucho viento y el montaje era horrible, se volaban las telas, los cartones, es más el disco de vinilo callo al suelo por el viento y se rompió.



Hicimos dos pruebas de luces, ya vestidos, en el escenario, como el tango, la canción y el final tras eso nos fuimos a concentrarnos y calentar voz en camerinos.
Y llegó el momento las 19.30 se abría el telón Anai salia a escena y comenzaba "EL CEPILLO DE DIENTES".
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